INTENSOS


Autora: Hyspasia

Tenemos una minoría intensa que quiere marcar la agenda y lo logra.
No sólo aquí sino en todo Occidente.
Sacan un tema de la galera, y…¡fiú!...rápidamente lo imponen. Lo que sea.
Comenté hace casi dos años, que, de un día para el otro, con tres operadoras a sueldo, implantaron el tema de #NiUnaMenos, en dos horas lo habían levantado todos los medios, en pocos días habían armado una marcha que resultó multitudinaria. Aquí. No sólo eso, sino que hubo decenas de idiotas útiles, que no eran ni kirchneristas, ni troskos, ni zurdos, que se amancebaron al sólo efecto de que la policía del pensamiento no los señale con el dedo. Cobardes.



Esta año intentaron varias cosas como éstas, y no les salieron. Varias campañas que no tuvieron eco en la población, incluida la excarcelación de Milagro Sala. Salió porque hicieron lobby los del exterior (la CIDH) y porque el gobierno federal, desde el principio, la quería soltar. Hablo específicamente de Peña, Garavano y Avruj. Todos eunucos.
Serán inteligentes, supongo que Peña lo debe ser. Pero ahí termina.


Son minorías que inciden más que su representación genuina. Hubo otros temas que salieron adelante a pesar de no tener peso cuantitativo: la prohibición de carreras de galgos, que es lo mismo que las cuadreras, pero de gente más pobre. Los embromaron. El otro, patético, inmoral, incongruente y vergonzante, es la ley Brisa. Brisa es una fundación financiada por la cosmética Avón. Sí, Avón. Que propone que el Estado, en realidad nosotros, los contribuyentes, les paguemos una pensión a los familiares de la violencia doméstica. Si son niños desvalidos, tienen pensión per se, no hacía falta ley especial. Pero hay casos como los niños de Arce que viven con el condenado - sentencia firme - Arce, con el asesino de su madre, mientras éste disfruta de su dinero mal habido. Un disparate. Y salió sin debate.
Alguien contrató a estas figurantes, alguien contrató un coreógrafo,
alguien contrató un transporte, alguien pagó las horas de ensayo.

Minoría intensa es cuando el 4% de la población, a través de prensa, agitación callejera, lobby, policía ideológica, impone la agenda.
No ocurre sólo acá. Vimos lo mismo con Trump. "He is not my president". ("Él no es mi presidente"). "Él fue financiado por los rusos". "Él no ganó". "Él está desequilibrado". Lo sabemos porque prolijamente Gil Vidal lo repite en TN.
Miles de manifestantes salieron a la calle disfrazados de vulva. Voy de nuevo, se pusieron vulvas gigantes alrededor de la cara o en la cabeza. ¿Qué tiene que tener una persona en lugar de cerebro para hacer eso? ¿Cuánto te tienen que pagar para que lo hagas? ¿O de idiota útil, nada más?



Luego siguieron con Antifa. En EEUU y en Europa. Una especie de Quebracho pero más organizados. Por lo pronto casi tienen uniforme, unos logos muy bien diseñados, y evidentemente, mucho dinero.

Tienen a su disposición no micros escolares como acá, sino micros de primera calidad para larga distancia. Van a donde algún tipo de derecha quiere dar una charla y lo escrachan para que las autoridades suspendan la conferencia. Rompen todo, se pelean. Consecuencia: el tipo y otros que piensan igual ven sus conferencias pautadas canceladas, ninguna universidad se anima a invitarlos por el quilombo que atraen.


Eso acá lo sabemos muy bien. Nadie de derecha puede dar una charla en una Universidad Pública. Y en algunas privadas tampoco. Entran los zurdos y lo escrachan. Ejemplo: López Murphy en la Facultad de Económicas. Que se roben una estatua de plata maciza no parece molestarles, en cambio.
Valores. Prioridades.
Estatua de Canning de plata 925
retirada del Tesoro del Ministerio de Economía,
bajo la responsabilidad de Axel Kicilloff,
colocada sin seguridad o custodia en la Facultad de
Ciencias Económicas de la UBA,
donde fue hurtada.
Ni Kicilloff ni el decano de la facultad
están presos.
Ni Stornelli, fiscal, ni Ercolini,
juez, movieron la causa.
Ni los meterieron presos.
Las minorías intensas aceptan hacer una marcha contra el supuesto machismo de Trump e ir financiadas por una lobbista de los grupos árabes más ortodoxos. De esos que apedrean mujeres.

Pero no nos engañemos. Por un lado hay gente que no sabe qué hacer con su vida, con ganas de pertenecer a un grupo, de sentir “que son parte”.



Por otro, personas que defienden algún privilegio: profesores universitarios que viven de fuertes subsidios federales o de becas financiadas por árabes o por fundaciones globalistas, gente que directamente cobra de “fundaciones” que no son más que caretas de alguno de estos dos financistas.
Todo está manijeado, siempre, por la prensa. El personal, los periodistas, son casi todos progres. El que no lo sea se debe sentir muy solo.
Los medios de comunicación pertenecen todos a los grandes empresarios o grupos económicos, que han decidido, ya hace algunos años, aliarse con los progres. Suena muy rara esta alianza. Parece contranatura, pero es un hecho.
Es como el servicio exterior británico financiando a Amnesty International y al CELS. ¿Quién lo hubiera imaginado?

Ahora, post referendo por #Brexit y post elección por Trump, se nos hace evidente.
Una rara amalgama de grandes capitalistas, grandes medios, progres recalcitrantes y árabes multimillonarios. Hablemos de Cambalache.
BBC, The Economist, NYT, Washington Post, apoyan progres o al alcalde de Londres, o dicen que no hay que culpar a los musulmanes por los ataques musulmanes, y que después de todo no está tan mal rebanarle el clítoris a las niñas o que la imbécil de Angelina Jolie le de hormonas masculinas a su niña. Niña.
Niño vestido como niña por sus padres.
Hablemos de abuso.
Hablemos de naturalizar abominaciones.
Los medios que solían ser conservadores, ahora, le hacen el caldo gordo a minorías delirantes, bancados por los multimillonarios del mundo.
Lo que ha pasado este mes con el caso Maldonado, así como fue con el pedido de liberación de Sala, como con #NiUnaMenos, como con el 2x1, sólo fue posible porque la totalidad del periodismo, en masa compacta, batieron el parche e incitaron a la gente. Aún así, fue la minoría intensa de siempre, más los “bienpensantes” que no faltan ("nosotros somos buenos").


* * *

Mientras, la realidad pasa por otro lado. La mayoría silenciosa, el pueblo trabajador y pensante, callado, sigue SU agenda, cada día más desconectado de los diarios, la televisión y la radio.
  • Lo hizo con #Brexit.
  • Lo hizo con Trump.
  • Lo hizo acá en el 2015 cuando le dijo que no a Zannini  y a La Loca. No por votar a Macri, sino por fiscalizar masivamente la elección. Fue una decisión madura y pensada de un pueblo trabajador.
Pero las minorías intensas perturban. Interfieren con el día a día del pueblo porque la prensa en bloque los apoya, porque tienen dinero, porque ahora tienen a la totalidad de los organismos multilaterales cooptados, porque tienen una alianza fuerte con los muy ricos del mundo.


El péndulo recién comenzó a hacer su derrotero hacia nuestro lado.

No lo desaprovechemos.

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Nota de la autora:
Comencé a buscar fotos de los "pussy hat" (sombrero con forma de vulva, o sombrero-vulva o el vulgarismo "sombrero de concha"). Encontré toda suerte de imágenes. Es una droga, no puedo parar. Las pongo a disposición.






Mucha lesbiana preocupada porque Trump le manosee las partes pudendas. Celebrities. Clara demostración de cómo los grandes medios de comunicación pueden imponer agenda a las clases medias urbanas, en particular los que se desempeñan en servicios o son empleados del estado, ante la indiferencia o desprecio del resto del país. Acá, en Estados Unidos o en Gran Bretaña.

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