EL ESTABLISHMENT BRITÁNICO CONTRA ALFIE EVANS
Autor: Gerald Warner
Nota original: https://reaction.life/medical-legal-establishment-got-wrong-alfie-evans/
Traducción: Hyspasia
De todos los comentarios que se hicieron sobre el caso Alfie Evans alrededor del mundo, la pura verdad ha sido encapsulada en un titular de The Wall Street Journal: "Alfie Evans y el Estado. Un debate médico que se ha convertido en global no es sobre el dinero. Es sobre el poder".
Eso dice todo. Es sobre el poder de las élites, en este caso tanto médicas como judiciales - dos clásicos brazos de las corporaciones que gobiernan [1] Gran Bretaña - y que manejan las vidas del resto de la población. ¿Y qué símbolo más potente de virilidad para una élite gobernante que ostentar el poder sobre la vida y la muerte? O, desde el momento en que nadie vislumbró un prospecto de prologanda sobrevida para Alfie Evans, en este caso sería el poder de la muerte.
Hace más de medio siglo desde que un juez británico fijó la fecha para una ejecución de un asesino. La mayoría de los jueces han mostrado alivio en no tener el peso profesional de tener que hacerlo. Sin embargo el juez Hayden designó el 23 de abril, irónicamente, no sólo el día de San Jorge [n. de la t.: patrono de Inglaterra] pero también el día en que la nación celebraba el nacimiento de un bebé de la familia real, como el día en que se removería el soporte vital de Alfie Evans. A estas alturas de la pulseada por el poder, el motivo invocado fueron "los mejores intereses de Alfie".
Como resultaron las cosas, los mejores intereses de Alfie consistieron en remover su asistencia respiratoria y negarle nutrición por más de 24 horas, dándole un mínimo de hidratación y negándole, con apoyo de las cortes, la salida del hospital donde se le imponía este régimen. Aunque se le dio permiso judicial para que sus padres lo llevaran a su casa, este permiso fue sólo en los papeles y se convirtió en impracticable, ya que la autorización fue diferida, debido al miedo de que los padres lo escondieran y viajaran a Roma y así le aseguraran un tratamiento humano.
Detrás de todas las pantallas de humo de tecnicidades en relación con el decaimiento de su actividad cerebral, asistencia respiratoria y otros temas médicos, la gran pregunta que quedó sin resolver es: ¿Por qué las autoridades negaron con tanto encono que los padres de Alfie ejercieran su derecho a llevar a su hijo al hospital pediátrico Niño Jesús [Bambimo Gesù] en Italia?
Nadie esperaba una cura milagrosa en el Bambino Gesù (aunque es un hospital de clase mundial donde sus clínicos podía, al menos, haber diagnosticado con éxito la enfermedad de Alfie aunque más no fuera en el interés de la investigación médica). Lo que sí se esperaba, al menos, es que Alfie hubiera terminado sus días rodeado de gente que no estuviera automáticamente considerando que su mejor interés era sinónimo de que muriera. Su cuidado paliativo hubiera sido de mejor calidad, y como principio moral, no se hubiera muerto de deshidratación y hambre - el punto en el cual dejar piadosamente que un caso desesperanzado se resuelva se convierte en eutanasia. La comida y la bebida no son medicación. Caso contrario el Ritz debería ser calificado de hospital.
¿Y cuál es el caso con sus padres? En el Bambino Gesù podrían haber pasado tiempo invalorable con su hijo, y haberse reconciliado con la inevitabilidad de su muerte, en el consolador conocimiento de que toda posibilidad humana había sido agotada en el esfuerzo de salvarlo. Esa experiencia les hubiera dado a ellos - aunque el término ha sido abusado - "closure". Cierre. Aceptación.
¿Por qué no dejaron que sucediera? La ambulancia aérea ordenada por el Papa era de la mejor tecnología disponible [state-of-the-art], el personal médico altamente calificado, aún el mismo ejército italiano se habia involucrado y el riesgo de Alfie en su traslado era mínimo; y, si hubiera muerto naturalmente, no hubiera sido peor de lo que le sucedió en el hospital en el que estaba, el Alder Hey. Al menos su padre hubieran hecho todo lo posible.
Pero los derechos de la familia y de los padres son marginalizados en Gran Bretaña. Desde los estrados judiciales bajó claro el mensaje que los derechos de los padres toman un segundo lugar por sobre los intereses de los hijos, un término subjetivo que se volvió un eufemismo de "matar al niño". Si los padres son, por ejemplo, Testigos de Jehová, su negativa a efectuarles transfusiones son, acertadamente, desautorizada por las Cortes. Aquí, sin embargo, tenemos dos padres amantes, en pleno acuerdo entre ellos, tratando de llevar su hijo al exterior con todos los recaudos en tránsito y en su destino y que fue impedido por el Estado.
Esta es una macabra realidad: Alfie Evans fue prisionero del Estado. Mismo en las audiencias en Tribunales él fue representado no por sus padres sino por un "guardián". Técnicamente, Alfie se oponía a sus padres en la disputa por su vida. Para el establishment, retenerlo a Alfie para que muera en este país [por GB] se convirtió en un símbolo de virilidad [2]. Y para el establishment la presunción siempre es a favor de la muerte. La Medical Ethics Alliance denunció la manera en que "los padres fueron desprovistos de su derecho de decidir sobre la vida de su amado hijo" y concluyeron: "Esta tiranía médica debe terminar".
La tiranía contrasta vergonzosamente con la buena voluntad de líderes extranjeros. El Papa intervino varias veces (Alfie está bautizado católico). La máxima autoridad del sistema de salud italiano, Walter Ricciardi, criticó la rigidez mental del sistema británico de salud [NHS]: "La manera en que mis colegas ingleses a menudo lidian con situaciones como ésta es chocante e inhumana". El presidente de Polonia, Andrzej Duda, pidió por la vida de Alfie, agregando el siguiente comentario: "Tal vez lo que se necesite es buena voluntad por parte de quienes toman decisiones".
Completamente. Lo que fue evidente en cada audiencia en Tribunales fue el enorme poder discrecional de los jueces. Podrían haber decidido de cualquier manera, a favor o en contra, sin manipular la ley. Como era de prever, en una sociedad donde la cultura de la muerte ha crecido cada vez más, donde la sensibilidad pública se ha anestesiado con casi nueve millones de abortos, el César puso el pulgar para abajo.
Por mucho tiempo, los fundamentales temas morales debieron haber sido sujetos a un detallado debate público y no decidido por un pedante conjunto de baronesas egresada de Oxford y Cambridge que ocupan asientos en organismos semi autónomos.
El escalofriante caso de Alfie Evans demuestra cuánto han sido erosionados los derechos de los padres y el avance de la intrusión del Estado sin remordimiento alguno. El establishment fue golpeado por el Referendum del Brexit y ahora recurre a cualquier medio en su afán de hacer valer su poder. Eso, como el comentador de The Wall Street Journal claramento lo expuso, es de lo que se trata en este lamentable caso.
[1] N. de T.: "rules" : gobiernan, mandan
[2] N. de T.: el autor con elegancia quiere decir que fue una disputa para ver quién la tiene más grande.
El establishment médico y legal
hizo todo mal con Alfie Evans
hizo todo mal con Alfie Evans
Nota original: https://reaction.life/medical-legal-establishment-got-wrong-alfie-evans/
Traducción: Hyspasia
De todos los comentarios que se hicieron sobre el caso Alfie Evans alrededor del mundo, la pura verdad ha sido encapsulada en un titular de The Wall Street Journal: "Alfie Evans y el Estado. Un debate médico que se ha convertido en global no es sobre el dinero. Es sobre el poder".
Eso dice todo. Es sobre el poder de las élites, en este caso tanto médicas como judiciales - dos clásicos brazos de las corporaciones que gobiernan [1] Gran Bretaña - y que manejan las vidas del resto de la población. ¿Y qué símbolo más potente de virilidad para una élite gobernante que ostentar el poder sobre la vida y la muerte? O, desde el momento en que nadie vislumbró un prospecto de prologanda sobrevida para Alfie Evans, en este caso sería el poder de la muerte.
Hace más de medio siglo desde que un juez británico fijó la fecha para una ejecución de un asesino. La mayoría de los jueces han mostrado alivio en no tener el peso profesional de tener que hacerlo. Sin embargo el juez Hayden designó el 23 de abril, irónicamente, no sólo el día de San Jorge [n. de la t.: patrono de Inglaterra] pero también el día en que la nación celebraba el nacimiento de un bebé de la familia real, como el día en que se removería el soporte vital de Alfie Evans. A estas alturas de la pulseada por el poder, el motivo invocado fueron "los mejores intereses de Alfie".
Como resultaron las cosas, los mejores intereses de Alfie consistieron en remover su asistencia respiratoria y negarle nutrición por más de 24 horas, dándole un mínimo de hidratación y negándole, con apoyo de las cortes, la salida del hospital donde se le imponía este régimen. Aunque se le dio permiso judicial para que sus padres lo llevaran a su casa, este permiso fue sólo en los papeles y se convirtió en impracticable, ya que la autorización fue diferida, debido al miedo de que los padres lo escondieran y viajaran a Roma y así le aseguraran un tratamiento humano.
Detrás de todas las pantallas de humo de tecnicidades en relación con el decaimiento de su actividad cerebral, asistencia respiratoria y otros temas médicos, la gran pregunta que quedó sin resolver es: ¿Por qué las autoridades negaron con tanto encono que los padres de Alfie ejercieran su derecho a llevar a su hijo al hospital pediátrico Niño Jesús [Bambimo Gesù] en Italia?
Nadie esperaba una cura milagrosa en el Bambino Gesù (aunque es un hospital de clase mundial donde sus clínicos podía, al menos, haber diagnosticado con éxito la enfermedad de Alfie aunque más no fuera en el interés de la investigación médica). Lo que sí se esperaba, al menos, es que Alfie hubiera terminado sus días rodeado de gente que no estuviera automáticamente considerando que su mejor interés era sinónimo de que muriera. Su cuidado paliativo hubiera sido de mejor calidad, y como principio moral, no se hubiera muerto de deshidratación y hambre - el punto en el cual dejar piadosamente que un caso desesperanzado se resuelva se convierte en eutanasia. La comida y la bebida no son medicación. Caso contrario el Ritz debería ser calificado de hospital.
¿Y cuál es el caso con sus padres? En el Bambino Gesù podrían haber pasado tiempo invalorable con su hijo, y haberse reconciliado con la inevitabilidad de su muerte, en el consolador conocimiento de que toda posibilidad humana había sido agotada en el esfuerzo de salvarlo. Esa experiencia les hubiera dado a ellos - aunque el término ha sido abusado - "closure". Cierre. Aceptación.
¿Por qué no dejaron que sucediera? La ambulancia aérea ordenada por el Papa era de la mejor tecnología disponible [state-of-the-art], el personal médico altamente calificado, aún el mismo ejército italiano se habia involucrado y el riesgo de Alfie en su traslado era mínimo; y, si hubiera muerto naturalmente, no hubiera sido peor de lo que le sucedió en el hospital en el que estaba, el Alder Hey. Al menos su padre hubieran hecho todo lo posible.
Pero los derechos de la familia y de los padres son marginalizados en Gran Bretaña. Desde los estrados judiciales bajó claro el mensaje que los derechos de los padres toman un segundo lugar por sobre los intereses de los hijos, un término subjetivo que se volvió un eufemismo de "matar al niño". Si los padres son, por ejemplo, Testigos de Jehová, su negativa a efectuarles transfusiones son, acertadamente, desautorizada por las Cortes. Aquí, sin embargo, tenemos dos padres amantes, en pleno acuerdo entre ellos, tratando de llevar su hijo al exterior con todos los recaudos en tránsito y en su destino y que fue impedido por el Estado.
Esta es una macabra realidad: Alfie Evans fue prisionero del Estado. Mismo en las audiencias en Tribunales él fue representado no por sus padres sino por un "guardián". Técnicamente, Alfie se oponía a sus padres en la disputa por su vida. Para el establishment, retenerlo a Alfie para que muera en este país [por GB] se convirtió en un símbolo de virilidad [2]. Y para el establishment la presunción siempre es a favor de la muerte. La Medical Ethics Alliance denunció la manera en que "los padres fueron desprovistos de su derecho de decidir sobre la vida de su amado hijo" y concluyeron: "Esta tiranía médica debe terminar".
La tiranía contrasta vergonzosamente con la buena voluntad de líderes extranjeros. El Papa intervino varias veces (Alfie está bautizado católico). La máxima autoridad del sistema de salud italiano, Walter Ricciardi, criticó la rigidez mental del sistema británico de salud [NHS]: "La manera en que mis colegas ingleses a menudo lidian con situaciones como ésta es chocante e inhumana". El presidente de Polonia, Andrzej Duda, pidió por la vida de Alfie, agregando el siguiente comentario: "Tal vez lo que se necesite es buena voluntad por parte de quienes toman decisiones".
Completamente. Lo que fue evidente en cada audiencia en Tribunales fue el enorme poder discrecional de los jueces. Podrían haber decidido de cualquier manera, a favor o en contra, sin manipular la ley. Como era de prever, en una sociedad donde la cultura de la muerte ha crecido cada vez más, donde la sensibilidad pública se ha anestesiado con casi nueve millones de abortos, el César puso el pulgar para abajo.
Por mucho tiempo, los fundamentales temas morales debieron haber sido sujetos a un detallado debate público y no decidido por un pedante conjunto de baronesas egresada de Oxford y Cambridge que ocupan asientos en organismos semi autónomos.
El escalofriante caso de Alfie Evans demuestra cuánto han sido erosionados los derechos de los padres y el avance de la intrusión del Estado sin remordimiento alguno. El establishment fue golpeado por el Referendum del Brexit y ahora recurre a cualquier medio en su afán de hacer valer su poder. Eso, como el comentador de The Wall Street Journal claramento lo expuso, es de lo que se trata en este lamentable caso.
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[1] N. de T.: "rules" : gobiernan, mandan
[2] N. de T.: el autor con elegancia quiere decir que fue una disputa para ver quién la tiene más grande.