PROFESORAS DESTRUCTIVAS


Autor: El Reaccionario (@altrightar)

Nota original: 
https://elreaccionarioarg.wordpress.com/2019/06/12/profesoras-destructivas/


Voy a tratar de no revelar demasiado, pero me enteré de que una profesora de mi ciudad se está tomando muy en serio esto de el feminismo, del aborto y de la educación sexual. Sé, por las redes sociales, que en su salón de clase y dentro de la escuela en la que trabaja ha hecho bastante al respecto, pero supe que no hace mucho anduvo en otra provincia dando charlas con otra profesora. Pasa que no alcanza con tener el conocimiento, sino que hay que salir a evangelizar.

Estamos hablando de una persona que dentro de pocos años va a llegar a los 40, que tiene algún que otro problema con el alcohol, que es soltera y muy promiscua, que aún vive con su madre — con la que tiene una relación muy turbia — y que en general vive su vida como si estuviera en la secundaria. En pocas palabras, difícilmente la clase de persona que te gustaría como consejera de tu hija o hijo.

Justamente ese es el problema: desde que la conozco, es la profesora joven y buena onda a la que se le puede contar todo. Esa que toma cerveza y sale a bailar como los adolescentes, y que por eso los entiende. El hecho de que no se comporta como un adulto pasa completamente desapercibido para una chica de 16 años que está buscando una especie de hermana mayor a quien contarle lo que le anda pasando. Y ella, claro está, se siente muy bien diciéndoles qué hacer.

Movilización a favor del aborto, Buenos Aires, Argentina.
Por supuesto, para las escuelas esto es de lo más normal. Las psicopedagogas no son diferentes en absoluto.
Seamos claros: en el sistema educativo argentino, que a duras penas funciona, no hay capacidad ni voluntad para impedir que personas tóxicas entren en contacto sostenido con niños y adolescentes. Y no sólo de los pedófilos hay que cuidarse — hay otras formas de abuso que también son serias.
Una profesora como la que describí, que es tan real como vos y yo, es alguien a quien se debe mantener bien lejos de los chicos. Pero ocurre lo contrario: la docencia parece ir de la mano con mujeres tristes, resentidas, alcohólicas y promiscuas. Mujeres que son sacos de veneno, y que van a intentar, conscientemente o no, llevar al resto de las personas a comportarse como ellas. Si todo el mundo es feo, el feo deja de ser feo.
Quizás históricamente esta clase de mujeres — treintañeras sin familia propia y entregadas a la bebida y el sexo casual — mantuvo sus opiniones en silencio; quizás, sabiendo que para ellas era tarde, intentaban no contagiar a esas mujeres jóvenes que todavía tenían oportunidades. El problema ahora y desde hace varias décadas es que avanza una forma de ver el mundo que no sólo justifica su estilo de vida, sino que lo exalta.
Las Bacantes.
Tengo que enfatizar esto: cuando dejás a tu hijo o hija en la escuela, probablemente lo estés dejando en manos de esta clase de mujeres, que son agentes de propaganda en la superficie, pero agujeros negros de podredumbre por dentro.

Las treintañeras son comisarios políticos ideales por algo. Hay un vacío dentro de ellas que necesitan llenar con algo, y ese algo muchas veces es alguna especie de militancia religiosa o política — y por lo menos desde los ’60 han estado trabajando sin parar. Una mujer sin un hombre es como un pez sin una bicicleta, dijo una de las primeras locas, y así terminamos. Hay muchas Gloria Steinems, y hablan todos los días con tus hijos.

El feminismo les dio a estas mujeres, que deberían estar avergonzadas de sí mismas motivos para salir a la vida con la cabeza en alto, y una especie de llamado a difundir las buenas nuevas.








Si bien hay miles y miles de maestras que son madres, la docencia va mucho más de la mano con la soltería — además, como ya hemos dicho, los adolescentes buscan hermanas mayores en quienes confiar, y rara vez las encuentran en profesoras que son madres y, por lo tanto, adultas.
Dejar a los chicos varias horas por día, todos los días, en manos de fuerzas de la oscuridad, no puede ser bueno. Si a eso le sumamos hijos de madres solteras, cartón lleno. Estamos multiplicando y esparciendo disfuncionalidad. Aún con figuras paternas fuertes en los hogares, el contrapeso parece demasiado: profesoras y psicopedagogas inestables a la mañana, feminismo en la televisión y las redes sociales, y un tema de Jimena Barón a la noche para coronar. Nuestra sociedad es una enorme fábrica de inadecuados, y todo esto arranca en la escuela, que no es buena enseñando matemática, pero sí este tipo de cosas.

Cuando el mundo dice que es la hora de las mujeres, y nos quiere meter por las narices un fútbol femenino que no le interesa a nadie, está hablando de las treintañeras sin hijos. Las madres están muy ocupadas atendiendo a sus hijos y disfrutando de su matrimonio. Mientras mamá está cocinando un buen guiso, la profesora ya descongeló la hamburguesa de lentejas, ralló una zanahoria, le dió de comer al gato y preparó un afiche sobre micromachismos para presentar en clase.
Por lo menos en La Asamblea de las Mujeres, Praxágora dice que hay que dejar todo en manos de las mujeres porque son ellas las que mantienen y administran el hogar. Pero este no es el caso en absoluto: estamos hablando de mujeres sin familia, sin hijos, sin sentido de identidad o pertenencia, y completamente inclinadas hacia la destrucción total de una sociedad (el famoso patriarcado) que las avergüenza. Y no les importa lo que tengan que romper para lograrlo.

Mientras trabajás, tus hijos están en manos de esta gente. Si creés que estoy exagerando, es porque no conocés el sistema educativo, y su incapacidad total para poner gente de buen ejemplo en posiciones de autoridad en las aulas. Son brujas, y quieren que tus hijas sean brujas y tus hijos unos pusilánimes.
El peligro no está en la TV o en internet. Está en la escuela mientras vos trabajás.

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