SOBREVIVIENDO

 


Con esta "pandemia" han acelerado de forma descomunal esta estafa en curso.


Autor: Marcos Kowalski  (@kowalskimarcos)

Muchas veces nos preguntamos cómo reconquistar nuestra Patria, nuestra Argentina, la que fue y la que debe volver a ser. Nos preguntamos cómo Argentina sobrevive aún. Es que el sentido Nacional del hombre y de los pueblos es como un ángel de la guarda de cada Nación y en Argentina lo tienen hasta los que dicen desconocerlo.

La población, inmersa, mediante décadas de información distorsionada, en un intento de desnacionalizarla, promocionando ese mísero hedonismo del liberalismo y su complemento comunista disfrazado de socialdemocracia, intentando crear una mentalidad que cree que cualquier cosa es lícita a cambio de un poco de “felicidad” personal. En definitiva, en una mentalidad de resentidos y derrotados.

A esa mentalidad es a la que la “casta política”, los medios de difusión del sistema y los agentes de la antipatria, vienen haciendo aportes mediante una contracultura. La cultura lumpen idolátrica a partir de lo, “políticamente correcto” el “progresismo”, convengamos que no es exclusivo de Argentina, todos los países que se jactan de su socialdemocracia la adoptan como regla, está donde se encuentre algún tipo de poder “progresista”. Se impulsa el mito a través de la excusa de defender las minorías de cualquier censura.

Pero en nuestro país, el empobrecimiento de la clase media produce una eclosión lumpen preocupante y mucho más la penetración de la mentalidad lumpen en el imaginario colectivo de gran parte de los argentinos incluso en la cabeza de muchos que uno cree inteligentes. Es algo que florece en 1983 y se desarrolla de forma arrasadora durante la “democracia” juntamente con la destrucción de la autoridad y la miseria económica.

Mediante el emblema de democracia y libertad, realizan la puesta en escena más desprestigiante para el aparato político y mediático mediante las elecciones convertidas en una simple opción entre más de lo mismo en un circo repugnante, donde gane el que gane pierde el pueblo siempre y en realidad no importa, nunca importo. Los discursos siempre son falsos y las promesas no se cumplen.

Siempre continúan los mismos ciclos económicos de inflar haciendo temporalmente feliz a muchos y desinflar de dinero al país haciéndose muy felices, los políticos y sus cómplices, a sí mismos, mientras siguen y siguen desnacionalizándonos, denigrando al ser humano y hundiendo a la Nación. Con esta "pandemia" han acelerado de forma descomunal esta estafa en curso.

Los mentores de este accionar de la casta política es, para algunos, el nuevo orden mundial, que es el mismo viejo orden que muy pocos desafiaron, pero con un nuevo cuento y una nueva guerra fría. La sinarquía, siempre pretendió gobernar mediante una tecnocracia supranacional dirigida y ejecutada por los banqueros. Nunca pudieron del todo, el sentido Nacional del hombre siempre malogro sus pretensiones. Y los argentinos en particular hemos pateado muchos de sus tableros.

Cuando analizamos la sociedad argentina de hoy, vemos una gran proliferación de grupos dispares, producto de una nueva pobreza, que supuso, además, una profunda torsión cultural, y mediocrizo o hundió directamente en el lumpen a la clase media otrora orgullosa, culta y productiva que supimos integrar la mayoría de nosotros. Pero es en los conglomerados urbanos donde se está acelerando el cambio social. Donde implota todos los días, con violencia naturalizada, abandono escolar y los narcos convertidos en garantes del orden público, todo ello incrementado por el miedo al COVID y la utilización de ese miedo como arma de dominio.

Un párrafo aparte merece hoy la educación, están los que pueden pagar importantes escuelas privadas, son los cada vez más escasos integrantes de la clase media alta de la sociedad y por supuesto los políticos, única casta privilegiada hoy, y una nutrida clase media y baja donde se modificó hasta el significado mismo de la educación y esto por dos causas concurrentes, el cambio del perfil social y formativo de los docentes, muchos de los cuales se reclutan en los propios institutos instalados en los barrios, al ofrecer esa profesión un empleo seguro que muchas veces ni siquiera requiere de la graduación.

Además, que, para muchos chicos y familias, ir a la escuela ha quedado reducido a “ir a comer”, pero los establecimientos de los barrios, no sólo no desafían al medio circundante, sino que lo amplifican en torno a bandas de alumnos que copan un curso o un turno ajustándolo a sus prácticas marginales de lumpen. Esto con la aquiescencia de autoridades y docentes que poco pueden hacer frente a las presiones por abajo, desde los barrios, o por arriba, desde las inspecciones ideologizadas.

Contra todos esto, no podemos oponer nada más, ni nada menos que nuestro sentido Nacional, todos se deben concientizar que si no se reacciona y reconquista nuestra soberanía seguiremos en una miseria cada vez más extendida. Debemos reaccionar porque somos argentinos y también porque nos conviene dejar de ser un pueblo mendicante y volver a dimensionarnos como personas y como Nación.

En nuestro análisis vemos como la disputa socio-cultural se da entre el sentido Nacional que defiende al ser humano tal cual es, por naturaleza, y los manipuladores de siempre integrantes de lo que Perón llamaba la sinarquía internacional, en el esfuerzo por reconquistar la Nación y el pleno ejercicio de su soberanía política, debemos recordar siempre que, aún cuando resultemos reiterativos, hay una argentinidad dormida en todos los argentinos, que es a la Argentinidad que cada uno lleva adentro a la que tenemos que recurrir para salir de la miseria inducida a la que nos quieren condenar las malas prácticas de politiqueros mediocres al servicio de la plutocracia mundial antes que al de la Patria que traicionan. 

MARCOS KOWALSKI


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