EMOCIONES


Autora: Iris Speroni

Algo bueno está sucediendo:

- La gente del campo sabe o se está dando cuenta que tiene mala imagen (*).
- Quieren cambiarlo.

Así que, sin ser experta en comunicación, publicidad o propaganda, voy a exponer algunas consideraciones.

Si se van a embarcar en buscar un cambio de imagen, lo primero que hay que entender es con quién se meten o mejor dicho, contra quién se meten. No están en esta situación por casualidad sino que fue algo preparado, estudiado y llevado a cabo por gente capacitada que invirtió décadas en llegar a este punto.

Luego, para pasar a la acción, hay que entender que el público es muy diferente y a cada uno hay que darles mensajes diferentes, en contenido y forma. 

Por último, entender que las emociones son las que quedan grabadas en el cerebro.


* * *

Actualmente la totalidad del sistema o establishment está contra el campo. Esto es, toda la Academia (el mundo universitario), los políticos, todo el periodismo (**) (prensa escrita, radial, televisiva, los animadores de los programas de la tarde, en fin, todos), los docentes desde la primaria (***), la población urbana en general e incluso habitantes de pequeños ciudades también.

 Es mucha gente con dinero, conocimientos y décadas de experiencia. Cuentan con un aparato aceitado y que funciona a la perfección.

¿Por qué? Porque el campo, o al menos la Pampa Húmeda, es superavitaria y hay millones de personas que viven del dinero que le sacan a ese grupo. Para poder hacerlo, necesitan construir una justificación moral para hacerlo. Construir un relato que soporte sacarle a A para dárselo a B. En resumen, se trata de dinero. Todo el resto, los prejuicios, las agresiones, es todo un relato para justificar la exacción.

Los políticos dicen que el dinero que le sacan a A, también conocido como impuestos, se gasta en salud, educación, seguridad, justicia, etc. Sin embargo cuando uno analiza los números del gasto (****), sólo una pequeña fracción va a pagar sueldos y compras de esos rubros. La gran mayoría del dinero recaudado se va en transferencias a privados: fundaciones, organizaciones de bien público y empresas. Cientos de millones de dólares para financiar Vaca Muerta, miles de millones de pesos para subsidiar el transporte, las empresas de luz, de gas, la lista es infinita.

Básicamente, el campo paga impuestos para que funcionarios públicos se los den a otras empresas: ensambladoras de Tierra del Fuego, la industria automotriz, petroleras, empresas instaladas en zonas exentas de impuestos, constructoras. Lo de siempre.

¿Por qué alguien haría semejante cosa? ¿Por qué alguien le sacaría dinero a un productor de tomates o de yerba mate o de frutillas para dárselo a un ensamblador de motos o a la Shell? La respuesta sencilla es: por dinero.

Sin embargo es un poco más complejo. Hay toda una ideología construida, enseñada en todas las facultades, donde unos son buenos y otros son malos. Y hay que sacarle dinero a los malos para dárselo a los buenos. En nuestro caso los malos serían los productores de algodón del oeste de la provincia del Chaco y los buenos Bulgheroni o Roggio o Chevron. Quienes se alinean con estas doctrinas consiguen cátedras en las facultades o hacen carrera para funcionarios públicos. Todo aquel que dice que lo mejor es que la ganancia del sector quede en el sector para que pueda ser reinvertida, es excluido automáticamente de la carrera del poder.

Por eso personas como Lavagna o Marcó del Pont, sin negarles en absoluto sus conocimientos y capacidades individuales, que las tienen, hicieron carrera porque se alinearon con esta forma de concebir el país, el manejo del estado y el manejo de la cosa pública. Fueron por años empleados de sus mandantes hasta que éstos los pusieron al frente de la cosa pública.

De la misma manera, todo aquél que defiende intereses del sector agropecuario, por ejemplo, en las negociaciones de comercio exterior, ve que todo lo obtenido es anulado por otros funcionarios, ya sea para defender a la inexistente industria automotriz o a los ensambladores de Tierra del Fuego. 

Este detalle que di pudo ser tedioso. Tiene por objeto explicar que la tarea no será sencilla.

Soluciones

Trabajar en comunicación.

Eso requiere que las acciones sean segmentadas según el destinatario. No se le puede decir lo mismo a niños de ocho años que viven en Caballito, a un empresario de maquinaria agrícola, a un diputado de capital federal, a un intendente del Conurbano, a un senador de Formosa, a un ferroviario, a un profesor de ciencias políticas de la UBA. 
Todos tienen intereses, prejuicios, objetivos y conocimientos distintos.

Todo proyecto de imagen necesita dinero, inteligencia y constancia. 

- Institucional (de ministerios, cámaras sectoriales, grandes firmas, UATRE).

- Dentro del sector. Para cohesionar. Para dar ánimos. Para relevar problemas.

- A la población en general. Se debe deshacer una estructura de prejuicios. Actualmente el noticiero del mediodía dice que aumenta la carne o el pan y se presenta como malo al productor, cuando sabemos que el trigo o una cabeza de ganado es sólo una fracción mínima del costo. Pero los periodistas no dicen que subió el flete o la electricidad (frío para carne, horno para pan) o los impuestos. Es adrede. ¿Por qué? Para no hablar de los otros componentes del costo. Porque las empresas de servicios son amigas del poder, los fabricantes de camiones son amigos del poder, los concesionarios de peaje son amigos del poder, los impuestos son decididos por el poder.  Todo un desafío revertir esta política de comunicación.




- Existe un discurso en contra del agro, al que ahora se suma la campaña internacional contra el consumo de carne, al que hay que darle una respuesta inteligente, lo que es posible.

- Se debe armar un discurso para los más jóvenes. Para los niños y adolescentes (*****). Si no se construye un relato atractivo se verán succionados, como por un vortex, por toda la cultura vegana y anticampo que quieren impulsar desde Europa.


* * *

Ejemplo de comunicación institucional (excelente). Hay que entender que es efectiva únicamente para quien tiene ganas de verla o escucharla. Para un estudiante de Puán (Filosofía y Letras UBA) nada significa. Nunca lo va a ver y si lo ve no le va a conmover. Emocionalmente no le impacta en absoluto.




Nosotros #SomosElMotor UATRE


Voy a dar un ejemplo hipotético e imaginario para niños:

Imaginemos un niño de primaria que vive con sus padres en un departamento interno de 50 m2 en Villa Crespo. Imaginemos otro niño de la misma edad que vive en un barrio careciente en las afueras de Quilmes en una casa de material (sin revocar) con sus padres y sus cinco hermanos, todos compartiendo una pieza y dos niños por colchón.
Ninguno de estos dos niños sabe lo que es el aire puro, los árboles, los animales. Nunca abrazaron un cordero ni le dieron maíz a las gallinas. Ninguno de los dos come asados todas las semanas.

Siempre soñé con una educación agropecuaria nacional obligatoria que debería ser imprescindible en un país agrícola como el nuestro. Básicamente serían los contenidos de las escuelas agrotécnicas en dosis homeopáticas. Una vez cada quince días para todos los niños del país. En las zonas urbanas habría que “inventar” estancias (en capital podría ser el Parque Indoamericano) y en las otras localidad, alquilar o comprar predios existentes. Los niños irían en micro semana por medio y pasarían el día dando de comer y beber a los animales, recolectando huevos, tendiendo la huerta, recolectando frutos, acariciando cabritos o corderitos. Aprendiendo el milenario arte de cuidar de otro. Los más grandecitos fabricando manteca o queso o chacinados. 

En resumen, lo que hacen en cualquier escuela agrotécnica con las limitaciones de una dedicación horaria escasa. ¿Algún niño de doce años olvidaría alguna vez que ayudó a parir un cabrito o que bañó un caballo o plantó un árbol? Jamás.



Pero imaginemos algo más elemental. Primera visita, niños de 7 años. Los reciben con mate cocido con leche y pastelitos. Recorre establo y acaricia animales. Almuerza asado con ensalada de papa y huevo. Luego corren por el pasto y bajo los árboles. De merienda café con leche, pan casero con manteca y dulce de leche. Y se va a la casa con un presente: un tarro de dulce de leche, otro de miel y un queso pequeño. Para un niño que no come asados habitualmente es un recuerdo imborrable. La comida genera una conexión de placer. Esa persona, así pasen décadas, tendrá un recuerdo emotivo positivo asociado al campo y no aceptará argumentos en contra de aquello que lo hizo feliz. 



Además será un encuentro de culturas. Este niño de ciudad podrá saber lo que es una prueba de riendas, escuchar folklore. Se podrá enterar qué hace la otra mitad del país. Es un camino de ida.

La Argentina gasta fortunas en tonterías etiquetadas como educación, donde se desperdician millones. Lo que propongo es totalmente factible.

Pero no se puede hacer. ¿Por qué? Porque es una agenda contraria a quienes mandan. Para poder hacer esto (modificar los planes escolares) hay que ganar la administración del estado. Como dijo hace tiempo la presidente, ahora vicepresidente electa, Cristina Fernández: "hagan un partido y ganen las elecciones".




* * *


Agradecemos la difusión del presente artículo:  


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Notas: 

(*) STRINGAGRO, con Leo Strinagro, Radio de Rosario. (Grabación y resumen escrito).


(**) Los principales diarios como Clarín o La Nación tienen suplementos agropecuarios, pero estos se dirigen a los miembros del sector y no son leídos fuera de éste. Son financiados por los proveedores (semillas, agroquímicos, maquinaria agrícola), por lo que constituyen un buen negocio editorial, no quita que todo el resto del diario esté al servicio del “relato” (yo uso la palabra discurso) contrario. Clarín durante décadas defendió que se le sacara dinero al campo para dárselo a otros (industria, energía, servicios), eso no quita que tenga un excelente suplemento agropecuario. Pero estos suplementos están escindidos ideológicamente del cuerpo principal.

(***) Cuando yo era chica (tengo 55 años) los manuales de primaria hablaban de las exportaciones de trigo y carne, con dibujos de puertos, grúa, redes y espigas de trigo. Los edificios públicos tenían vitrales o bajo relieves o pinturas de cornucopias. La maestra nos hacía escribir sobre “La vaca”. Hoy las maestras no ensañan el ciclo vital, ni ciencias naturales, no hay orgullo en la exportación y lo único que enseñan del campo es que es gente mala que envenena con glifosato. Ésa es hoy la educación oficial de la República Argentina. Y esto es así porque la gente que tiene el poder, la gente que manda, los que gobiernan deciden cuáles son los contenidos escolares. Para poder cambiarlos hay que mandar, hay que gobernar.


(****) Hacer click en Presupuesto Nacional 2019. Elegir la primera planilla anexa: Anexo 1. 



Aparece la planilla pdf Anexa 1 (https://www.minhacienda.gob.ar/onp/documentos/presutexto/proy2019/ley/pdf/planillas_anexas/capitulo1/anexa101.pdf)
Como verán en el cuadro, el total de remuneraciones de TODOS los ministerios más el total de compras (gastos corrientes) de TODOS los ministerios es $ 547.294.044.972. El total de transferencias a privados (no tiene en cuenta jubilaciones) es $ 906.940.263.700.- No nos cobran impuestos para pagar salud o educación. Sí para subsidiar a Shell y Chevron.


(*****) Existe una gigantesca oportunidad para con los jóvenes “verdes”. El campo argentino tiene grandes áreas realmente “verdes”, con árboles y pasturas. Explicar la ganadería “a pasto”, explicar el balance de carbono en oposición a la huella de carbono europea, informar que la Argentina es uno de los mayores exportadores mundiales de productos orgánicos, de miel. Enseñar a comer frutas secas, legumbres. Hay todo un mundo para mostrar. Se necesita creatividad y determinación.


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