ODIAMOS A LAS PYMES


Autora: Iris Speroni

Diputados dió media sanción al proyecto de Ley de Góndolas. El objetivo es beneficiar a los consumidores y a las PyMes. La ley regula la relación entre los supermercados y los proveedores. Es una interferencia inadmisible en relaciones privadas.

Lo peor: no servirá para lograr los objetivos expuestos. No abre oportunidades para diferentes canales de comercialización, no interviene en los costos impositivos de la comercialización en sí, ni tampoco limita la concentración de mercado de los supermercados.

Nuestros legisladores adjudican espacio en las góndolas, plazos mínimos de pago a proveedores y la prohibición de ciertas prácticas abusivas.

Luego imponen la apertura de varios organismos de contralor que requerirán empleados públicos (familiares o amigos). Además de inventar cargas burocráticas adicionales a las PyMes y microemprendimientos.

La ley tiene una veta perversa y cínica. Supuestamente está hecha para favorecer a las PyMes y microempresas y pequeños productores. La ley los perjudica cuando permite que cobren a 60 días productos que se venden al contado o a 15 días. Microempresas y pymes financian el capital de trabajo de los supermercados. Una canallada. Les cuento el final de la película: quiebra masiva de pymes y microemprendimientos.

¿Por qué?

Voy a inventar un ejemplo. Una empresa pyme entrega mercadería por $ 100.000.- La cobrará, con suerte, en dos meses. Supongamos una ganancia bruta de 10%, lo que implica $ 90.000 de costos. La empresa facturará $ 121.000 con IVA incluido al supermercado. Ya pagó los impuestos sobre los $ 90.000 de costos, de los cuales $ 5.000 son impuestos a los ingresos brutos a la venta final. Así que lleva pagados:

- IIBB sobre insumos (70%): $ 2.975
- Impuesto al cheque propio y embebido en el costo (1,2%): $ 1.020
- IVA sobre costos no laborales (70%): $ 12.495
- Cargas Sociales (30% del costo) 25%: $ $ 6.375

Por lo tanto, antes de entregar sus $ 100.000 de mercadería, nuestra pyme ya le entregó al estado la suma de $ 22.865 en impuestos que recuperará dentro de 60 días. Esta cifra está subestimada, toda vez que el flete tiene una carga impositiva mayor aún.

A los 10 días de facturar (aunque no cobre) deberá pagar IIBB sobre facturación $ 5.000 y poner la diferencia de IVA ($ 21.000 - $ 12.495 = $ 8.505), otros $ 13.505 más.

Nuestra PyMe lleva gastados: $ 85.000 de insumos (impuestos embebidos incluídos), $ 5.000 de IIBB y $ 21.000 de IVA. Más impuesto al cheque sobre el pago de estos dos últimos impuestos. Tiene comprometidos, entonces, $ 85.000 + $ 5.000 + $ 21.000= $ 111.000. Dentro de 45 días luego de adelantar IVA, cobrará $ 121.000. Estuvo 60 días con el corazón en la boca para ganar $ 10.000.-

Tomemos en cuenta el costo financiero. Adelantar impuestos costó $ 22.865 x 60 días + ($ 5.000 + $ 8.505) x 45 días ; todo con tasa anual de 80%, costo financiero = $ 3.049 + $ 1.350 = $ 4.399. Por lo tanto de sus $ 10.000 de ganancias le quedaron $ 5.600 . Negoción.

Vamos a la economía real. ¿Qué puede vender un emprendimiento familiar o micro empresa? Si cría cabras, le vende al frigorífico quien es el proveedor del supermercado. Pueden vender horticultores y fruticultores, o frutas secas o mermeladas o legumbres o alfajores artesanales o trapos de pisos y escobas. Los dos primeros están obligados a pasar por el Mercado Central, con altos costos de intermediación. Eso la ley no lo trata. Los tambos chicos (bovinos, ovinos o caprinos) no pueden vender leche, manteca, yogur o queso porque el ANMAT no los deja. Por supuesto esto tampoco la ley lo trata.

Entusiasmar a las PyMes y microempresas con esta ley es criminal. Los supermercados irán pyme tras pyme llevándolas a la quiebra y suplantándolas por otras cuyos empresarios aceptarán llenos de ilusiones.

El adelanto impositivo hace quebrar a las empresas.

¿Qué debieron hacer si realmente querían favorecer a las microempresas? Cambiar los regímenes de pago de impuestos. Eliminar los adelantos. Pagar cuando se cobre, incluido IVA. Sacar el impuesto al cheque y a los ingresos brutos a todos los productos incluidos en la ley. Obligar a los supermercados a pagar en 7 ó 10 días a las PyMes.

Poner tope de remarcación para productos de Pymes, para que el supermercado no los deje afuera por precio. La ley obliga a una asignación de espacios (que es una estupidez, pero no entremos en eso). Ejemplo: Ponen un 70% de puré de tomate con productos de Arcor, Marolio, Cica, etc. (circa $ 50 la unidad). Para el 30% Pyme compran a $ 25 la unidad y la ofrecen $ 80. Así sólo venden las grandes empresas. El resultado de la ley es nulo si bien el supermercado cumple con la obligación de superficie. ¿Vieron? Ya inventé la trampa a la ley.

La única forma de que las pymes puedan vender es poner un % máximo de margen de remarcación. Lo que describo ya lo hicieron con el queso. Compraban a $ 100, vendían a $ 400 y el quesero no movía la mercadería.

En resumen la ley no resuelve el problema de los consumidores (calidad y precio) ni los problemas impositivos, financieros o materiales de los microproveedores. Es lo que sucede cuando los que redactan las leyes nunca trabajaron. Ni de dependientes de comercio, ni de auxiliares de contabilidad. Una desconexión enorme con la realidad.

¿Qué es lo que hay que hacer si verdaderamente quiero favorecer a las Pymes y las microempresas?

Soluciones:

Volver a mecanismos de comercialización preexistentes que fueron suprimidos por la modernidad de Menem. Volver a las compras mutuas y de sociedades de fomento, a las proveedurías de los sindicatos y las FFAA. Volver a los mercados al aire libre para los productos frescos. Estos existen en París, Londres, Nueva York ¿por qué no acá?

La ley busca transparencia en los precios (¿qué significará?) pero no reducción de precios.

Para reducir los precios, se deben eliminar todos los impuestos sobre los productos alcanzados.

Los productos regionales, ya sean hechos por una multinacional, por una mega empresa, una pyme, una microempresa o una tribu sioux, tienen flete caro. Miles de kilómetros desde Catamarca o Chaco o Santiago del Estero, para poder comprar queso de cabra o mermelada o aceitunas o garbanzos. Cuesta más el flete que el producto.

Resumen de medidas que sí le darán mercado a las economías regionales y a las pymes:

- eliminar impuesto al cheque para toda la economía,
- eliminar el IVA e IIBB y tasas municipales de cualquier tipo a todos los productos protegidos,
- eliminar todos los impuestos a los combustibles,
- eliminar todos los impuestos a la electricidad y al gas,
- eliminar las concesiones de peaje,
- estimular - facilitando el primer capital de trabajo o con capacitación - la formación de proveedurías de los sindicatos, de FFAA, de FFSS, de los barrios (sociedades de fomento),
- obligar a todos los municipios a instalar mercados al aire libre. No la payasada de Rodríguez Larreta que pone cuatro carritos con empleados de él. Mercados verdaderos. Como en París,
- eliminar el ABL para todo local de venta de alimentos atendido por sus dueños.


Respecto a los productos de tocador y limpieza, están en mano de un puñado de multinacionales y en su mayoría fabricados en Brasil. Son productos químicos simples. El país de la Jabonería de Vieytes importa pasta dentífrica y jabón. Paga 3.000 km de flete. Es uno de los tantos perjuicios producidos por el Mercosur que les debemos a nuestros políticos.

Propongo cambiar las autoridades y la política del ANMAT. ¿Por qué los farmacéuticos no elaboran y venden pasta dental? Va a ser más barata que el precio oligopólico actual.

Respecto a los supermercados. Esta ley es una intromisión a los contratos entre privados y como tal inadmisible.

Hoy los argentinos sufrimos menos diversidad (y calidad) de productos alimenticios no sólo respecto a otros países sino que nosotros mismos con Alfonsín. Y se lo debemos en gran parte a los supermercados. Tanto Cristina Fernández como Mauricio Macri propusieron que fuéramos “el supermercado del mundo”. Con esta mala calidad, no va a suceder.

Los supermercados han crecido sin pausa desde Menem. Números de la Ciudad de Buenos Aires según el Anuario Estadístico de la Ciudad de Buenos Aires, página 396, cuadro 14.2, las bocas de expendio de supermercados crecieron de 282 en el año 2000 a 906 en el año 2018. Los supermercados concentran el 75% de las ventas minoristas de alimentos de la capital.


Los supermercados tienen los días contados, porque su estructura de costos no es sustentable y, como los dinosaurios de Charly, van a desaparecer. Nacieron décadas atrás con el barril de petróleo a 11 ó 15 dólares, con electricidad y propiedad inmobiliaria barata. Hoy las grandes superficies, con exhibición redundante, aire acondicionado, música funcional y grandes heladeras de presentación, junto a una estructura gerencial onerosa y superflua hace que la ecuación económica sea imposible.

Si los gobernantes quisieran que desaparecieran los supermercados sólo tienen que mandar a bromatología. Vivirían clausurados.

Sí tengo un deseo: que el Regimiento de Patricios vuelva a las FFAA y que echen a Jumbo. Porque no arregló el Pabellón del Centenario (cláusula contractual) y porque amparándose en ardides, aprovechó el fin de la convertibilidad para pagar monedas de alquiler durante años. Mala fe.


En resumen: si se quiere favorecer a las pymes, economías regionales y consumidores, hay mucho por hacer, pero no esto.


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Agradecemos la difusión del presente artículo:  

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