SARGENTO

 


Jefe de un gobierno insaciable que se nos prende a la teta todo lo que puede.



Autor: Juan Martín Perkins  


En 1920 Ayn Rand escribió: “Cuando te das cuenta de que para producir necesitas la autorización de quien no produce nada, cuando el dinero es para el que negocia no con bienes sino con favores, cuando muchos son ricos por sobornos e influencia y no por trabajo…  y las leyes no nos protegen de ellos sino a ellos de nosotros, entonces, entenderás que tu sociedad está perdida”.


No es que me ponga el saco, pero callar es otorgar, así que le voy a contestar al más capito de la municipalidad, aunque soy consciente de que seguirle la corriente no sirve para nada.


Fiel a su estilo, acusó a la actividad agropecuaria y a los fitosanitarios de “contaminar, ensuciar, envenenar, matar gente, animales y todo bicho que camine”.


Con eso no le alcanzó y agregó también que somos “brutos y bestias desinformadas”.


Como buen kirchnerista, no ahorró en adjetivos… solo le faltó acusarnos de genocidas.


No amerita hacer una defensa corporativa de la cadena productiva del campo porque todo está a la vista, es gente que trabaja y produce de cara a la sociedad y, con aciertos y errores, lo hacen lo mejor que pueden en beneficio de todos. 


Incluso en beneficio del alcalde, jefe de un gobierno insaciable que se nos prende a la teta todo lo que puede.


¿Somos perfectos? Seguro que no, pero tampoco somos el demonio, como la política de la agenda que el intendente representa está empeñada en instalar.


Todo lo que aplicamos proviene de empresas nacionales y multinacionales habilitadas para comercializar productos bajo las normas exigidas y aprobadas por el gobierno. 


Los fitosanitarios son herramientas tecnológicas fundamentales que hacen posible cumplir la misión de producir alimentos para la humanidad. Fin. 


Es cierto que tenemos cosas para mejorar (y estamos siempre abiertos a hacerlo), pero al lado del estado, somos un lujo ambiental de eficiencia y productividad.


El alcalde habla como si no estuviera gestionando una ciudad sin agua potable a la que le aflora la materia fecal humana por las juntas del pavimento, como si no corrieran ríos de agua pútrida servida por los cordones de muchas veredas, como si los camiones atmosféricos no vertieran su contenido fecal en los espejos de agua.


Jetonea como si no usara fitosanitarios para controlar malezas en terrenos baldíos o en el ferrocarril, como si el municipio no aplicara  insecticidas para combatir a los mosquitos del Dengue… 


Sabe que no tiene nada de malo, pero sobreactúa haciendo terrorismo ambiental para discriminar y manipular con total hipocresía.


Le preguntaría al intendente por qué esa doble moral para juzgar al campo como demonio y a la administración del estado municipal como un dechado de virtudes.


Cita una ley y nos acusa de no cumplirla.. ¿y por casa cómo andamos? ¿Acaso no conoce su distrito? ¿Ignora la ruta del bidón? Vamos señor, que somos pocos y nos conocemos mucho, no mienta que se le crece la nariz.


Para exigir cumplimiento de una ley, debería comenzar dando el ejemplo, en vez de lapidarnos públicamente como si fuera un macho musulmán.


Claro, es fácil azotar el lomo de los mansos que siempre se agachan y aprietan los dientes para trabajar en silencio.


Bien kirchnerista el cuadro, declamar ambientalismo de pico, cuando lo que menos importa es el medio ambiente. 


Como el acting #NiUnaMenos del “compañero” Alberto mientras la garroteaba a Fabiola.


Así de coherente.



Juan Martín Perkins



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