CÁNCER GREMIAL
Autor: Juan Martín Perkins
Durante el gobierno de Macri hice el primero tan esperado viaje a Europa.
Finalmente, pudimos trepar a un avión y lanzarnos al vértigo de volar hacia el viejo mundo.
Pasear y conocer a la familia del otro lado del charco fue un programa inolvidable.
En España nos recibieron como a reyes y pasamos realmente unos días de ensueño.
En Barajas me dio gusto ver a través de los ventanales, nuestro Airbus a340 de Aerolíneas.
Al retirar los equipajes, el comandante presumió de haber aterrizado con 30 minutos de anticipación después de un excelente vuelo y provocó el aplauso agradecido de los pasajeros. En ese instante pensé, “cuando queremos, los argentinos podemos”.
Mientras hacíamos los trámites de entrada, una señora acudió muy angustiada a las autoridades porque se había olvidado el celular en el asiento del avión.
La respuesta fue: “Si Ud. llega procedente de Buenos Aires en un vuelo de Aerolíneas y se ha olvidado su móvil en el avión, yo le indico donde queda la oficina de objetos perdidos y Ud .puede ir a llorar con mis compañeros, pero mejor no pierda tiempo, que no lo va a encontrar en Aerolíneas Argentinas, joder, que te lo han robado”.
Al cabo de 10 minutos, la señora volvió con una sonrisa de oreja a oreja, blandiendo el celular como si fuera una espada para que el Manolete con aires de torero se enterara de que los argentinos no somos ladrones.
Los pasajeros volvieron a aplaudir y a mi se me infló el pecho porque cuando queremos, los argentinos podemos...
Macri llevaba un año de gobierno y había un aire fresco que daba esperanzas de un cambio definitivo. Ya funcionaba El Palomar y habían llegado las low cost.
No viene al caso contar el viaje, y a esta altura, estarás pensando que le estoy haciendo propaganda a Aerolíneas Argentinas y a toda la gilipollada del relato de la aerolínea de bandera y bla bla. Nada más lejos de mi intención.
Creo en la desregulación, en los cielos abiertos y en la competencia de muchas compañías.
Intento decir que mi experiencia de vuelo con Aerolíneas fue excelente hasta que empezaron las arbitrariedades gremiales con las protestas salvajes y el maltrato al pasajero.
Cuestión es que de regreso, ya nos retuvieron en el avión y el comandante nos sometió a un discurso político tendencioso y violento.
Para ser justo, hay que decir que la tripulación no parecía estar muy de acuerdo con lo que hacían, pero lo hacían.
Tiempo después, al final del gobierno de Macri, en mi otro viaje ya con problemas de salud, aterrizados en Ezeiza después de 13 horas de vuelo, nos dieron otro discurso a puertas cerradas y sin arrimar a la manga.
Esta vez fue muy violento y fuimos rehenes durante larga hora y media hasta que atracaron un camión escalera en medio del playón y retirado de la terminal.
A los pasajeros con discapacidad nos tuvieron que traer un elevador hidráulico, con todas las demoras del caso.
Ya no se me infló el pecho… y creo que Aerolíneas Argentinas, al margen de déficits y deudas millonarias, es una empresa inviable gracias al cáncer GREMIAL, gracias a la metástasis que le han provocado los delegados.
En parte, creo que es culpa de los empleados y profesionales que callan… y también de los usuarios pasajeros, por la mansedumbre ante el maltrato.
Han colapsado y quebrado a la compañía. Por mi parte, que he viajado solo dos veces, deseo que NO la privaticen, prefiero que la desguacen para que nunca más sea estatizada.
El 90% de los argentinos (que no vuelan) no tienen porqué estar financiando con sus impuestos este cáncer gremial.
Juan Martín Perkins
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