PIRATAS

 

Retrato del Teniente General  Blas Lezo y Olaverrieta,
quien defendió a Cartagena de Indias de los ataques ingleses en 1741. 

Los contrabandistas fueron actores cruciales para el resquebrajamiento del dominio español en Hispanoamérica.



Leonardo Castellani Quotes (@castellaniquot1)

"El primer Banco moderno que se fundó fue el Banco de Inglaterra, modelo y maestro de todos los Bancos (Los italianos inventaron los Bancos, pero los primeros Bancos lombardos y genoveses eran relativamente decentes: prestaban azadas)". 

https://x.com/castellaniquot1/status/1892744859913523277



Hilo de Eutaxis (@eutaxratio): https://x.com/eutaxratio/status/1892774666688659783


Este post me inspiró para decir un par de cosas:

El Imperio Británico (anglicano) dominó el globo en el siglo XIX gracias al favor que le hizo el imperialismo napoleónico (masónico) al destruir el Imperio Español (católico). 

ero algo es innegable, se prepararon para dicho dominio desde el siglo XVII hasta el XIX, forjando un poder a partir de la usura generada con fondos provistos por los bucaneros patentados por la corona británica y financiados por la incipiente banca y casas comerciales.

Buen ejemplo de esto es el del bucanero Henry Morgan.

Morgan se involucró en el comercio de los bienes saqueados por sus expediciones piratas a las posesiones españolas.

Henry Morgan.



Las riquezas y bienes obtenidos por los bucaneros, en especial las provenientes de sus ataques a las posesiones españolas se negociaban en mercados internacionales, y parte de esos botines terminaban en manos de los comerciantes y banqueros británicos.

Otro caso es el de William Dampier, un comerciante y bucanero que financió expediciones piratas en el Caribe.

En manos, precisamente, de los mismos banqueros que financiaban estas expediciones, que, como dijimos, a su vez eran patentadas y homologadas por la Corona Británica.

William Dampier.

Aunque Dampier no era estrictamente un banquero, sus actividades comerciales lo vincularon con figuras bancarias e inversores de Londres que buscaban obtener una parte del botín de las incursiones.

De este modo, la piratería fue la institución básica para la expansión progresiva del imperialismo británico. Imperio que ayudó a consolidar el modelo de banca que luego acompañaría el financiamiento de la Flota Real Británica y un modelo de colonialismo extractivo (no generador).

Ciertamente, la política exterior británica trabajó con la piratería, y en otros casos con contrabandistas (criollos españoles) que operaban dentro de los virreinatos y posesiones imperiales españolas en sincronicidad complementaria de intereses con los bucaneros británicos.

Los contrabandistas fueron actores cruciales para el resquebrajamiento del dominio español en Hispanoamérica. Pero esto merece ser profundizado con mayor detenimiento en otra ocasión. No obstante, es un aspecto que vale la pena señalar para el desarrollo del argumento del hilo.

Dicho en forma breve ,los contrabandistas, bucaneros y banqueros fueron la base de la geopolítica del Imperio Británico. Que con su triunfo en el S. XIX dio paso al sistema financiero que hoy domina el globo.

Sistema que ya fue segregado del Imperio Británico y se encuentra actualmente encarnado en organismos financieros y "multilaterales", globales, que someten a las naciones bajo el signo de la usura y la extorsión.

Un sistema que suprime la política y la subsume a la lógica financiera, retablística y usurera. Estos organismos corruptores controlan las oligarquías políticas de todos los Estados, trabajando codo a codo con los contrabandistas de hoy, con los contrabandistas de influencia.

Por lo tanto, no fue entonces solamente una guerra librada durante siglos entre el Imperio Británico y el Imperio Español. Fue una guerra entre dos modelos civilizatorios claramente definidos.

A mi entender, fue una guerra donde se enfrentaron la religión católica (el Katechon schmitteano), el buen orden político (lo político sobre la usura) versus el caos, el poder destructor extractivista, la usura, el anticristo.

En este sentido, el Imperio Español fue el Katechon que impidió el desmembramiento del orden político y religioso de Europa y el Nuevo Mundo en el contexto de la expansión del protestantismo y el auge del poder de otras monarquías, como Francia e Inglaterra.

Pero con la invasión napoleónica y el proceso de desintegración del Imperio Español alentado por el financiamiento de la banca inglesa, el Katechon, el Imperio Español llegó a su colapso. 


Así, de este modo, se desencadenó así una era de desorden político y caos marcada por las guerras de independencia en Hispanoamérica, y los ulteriores conflictos fratricidas y guerras civiles. Mientras emergía con la fuerza del empréstito y la renta usurera el Imperio de Gran Bretaña.


Como la historia lo demuestra, las incipientes repúblicas se enfrascaron en el caos de guerras civiles fratricidas que se desarrollaron a lo largo de todo el siglo XIX. Emparejado a este proceso de destrucción se profundizó el endeudamiento sostenido con la banca inglesa.

Huelga decir que, a diferencia del orden imperial de la Corona Española, el Imperialismo británico sostuvo su dominio a través de mecanismos de endeudamiento de los Estados "independientes". Lo que no implicaba un costo operativo muy significativo.

Esto significó una transición del poder político-militar-territorial (generador) Español al poder capitalista-financiero (extractivo) lo que permitió que la City de Londres se convirtiera en el centro neurálgico de la economía global. El capitalismo financiero británico aprovechó el ineludible vacío dejado por el Imperio Español y, a través de la especulación financiera, la emisión de bonos y la creación de sistemas de crédito internacionales, consolidó el dominio de una nueva élite global, que no solo dirigía el comercio, sino también los destinos políticos de países y regiones enteras.

En definitiva, quizás Inglaterra no fue más que una ramera usada por la usura internacional. Por la banca sin Patria ni Dios. Sencillamente Inglaterra fue la plataforma de un poder aún mucho más terrible que aquella corona herética protestante, puritana, anglicana.

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