GOMERÍA WALTER

 

¿Cómo es que nos hemos convertido en una sociedad tan mayoritariamente envilecida?


Autor: Juan Martín Perkins  


Soy cliente de la gomería “Walter” que está en la esquina de Perón y Altes.


Gente muy trabajadora, que ofrece servicio de auxilio en la ciudad y en el campo.


Los cito en la columna porque me caen muy bien, pero especialmente en esta oportunidad, por la imagen y el símbolo que usaron para el almanaque del 2022.


La imagen de Patoruzú me llevó a la niñez y me devolvió, por unos instantes, al país que supimos ser. Aquel en que nos decíamos la verdad sin vueltas, relatos ni resentimientos.


En aquel país de Dante Quinterno, Patoruzú era un indio noble, bueno y poderoso. Realmente originario, Tehuelche, patagón y no mapuche ladino, envidioso y ladrón como Chiquizuela y Chupamiel.


Cacique de los TEHUELCHES, estanciero de la Patagonia argentina poseedor del flete más veloz de la tierra, millonario generoso cuyos atributos principales son la moral, la ética y la nobleza… al igual que la ingenuidad y la inocencia.


El indio Patoruzú es el ser argentino perfecto, dentro de la imperfección humana, es el hombre que todos hubiéramos querido ser, sostenidos por esa nobleza y valores…


¿Cómo es que nos hemos convertido en una sociedad tan mayoritariamente envilecida?

Cobardes y prebendarios temerosos de, tan siquiera, pensar autónomamente por fuera del cobijo de un estado cada vez más pesado y opresor, que no hace otra cosa más que complicarnos la vida.


Por ejemplo, ¿cómo es que nadie se cuestiona la obligatoriedad de portar un pase sanitario? 


¿A nadie le parece autoritario y discriminatorio?


Yo estoy de acuerdo con el derecho de admisión a una propiedad privada, pero las reparticiones públicas, estatales sostenidas con nuestros impuestos… ¿Qué derecho o sustento legal tienen para impedirnos la entrada o negarnos un servicio?


Esta semana, dos estudiantes fueron apaleados por “mapuches” encapuchados de la “comunidad” Lafquen Winkul Mapu en un corte de ruta 40 cerca de Villa Mascardi…


Dos cabezas rotas a palos… ¿pasó algo?


Marco Galderisi (23 años), con su remera de los “Lakers” ensangrentada y su amigo Patricio, ambos con la cabeza partida y el auto apedreado, evitaron hacer la denuncia para no perder tiempo de vacaciones. Eso sí, hablaron con los medios y pidieron diálogo con los “mapuches” y más estado.


Los estudiantes de “Ciencias políticas” le dijeron a Guadalupe Vázquez por radio Rivadavia que la sacaron barata porque los habían querido matar… ¿Pasó un carro con diálogo y voluntad política? No, pasó para hacer de nosotros una sociedad cada vez más envilecida.


Patoruzú era una historieta que tenía una tirada de 400.000 ejemplares con una escala de principios y valores que parecen la antítesis de los actuales. Lo hemos olvidado.


El mismo día, otra “comunidad”, el Lof Quemquemtreu, también cortó la ruta 40 sembrando el terror bajo capuchas, ofreciendo palos y piedras a los turistas que agachan la cabeza mansamente por no arruinar las vacaciones.


Pido diálogo y voluntad política” dijo Marco, pero no hago la denuncia porque me quedan dos días y tengo pasaje de avión a Buenos Aires…le faltó decir que además tenía que ir a echarle cloro a la pileta.


Y así, entre eufemismos de corrección política, vamos cediendo territorio y dignidad.

Reemplazamos grupo de terroristas por comunidad, Tehuelche por mapuche con el agregado de “trucho” para que no sea incriminatorio de los “buenos” y así es como ya tenemos pequeños estados independientes y soberanos dentro del territorio argentino.


Va, despacio, pero va, dijo el gallego.  


¡¡Despertemos!!

Juan Martin Perkins. 


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