Charlottesville

Charlotteville, miembros de la Alt-left.

Sin dudas esta ha sido una de las peores semanas de la Administración Trump.
Desde nuestra mirada local, y desde nuestra experiencia política,  a POTUS “le tiraron un muerto” en Charlottesville.
Los acontecimientos sólo pueden calificarse como lamentables: un grupo de jóvenes que portaban banderas e insignias Nazi chocaron en una batalla campal contra grupos de ultraizquierda, todo esto en una pequeña ciudad del estado de Virginia.
El grupo de ultra derecha se autoconvocó para defender la permanencia de la estatua del General Robert E. Lee, figura cuestionada desde el movimiento revisionista de la izquierda americana por su defensa de la esclavitud.
Es difícil comprender como los servicios de inteligencia no pudieron prever o advertir esta lamentable situación de choque. Sin embargo, el punto más dramático se alcanzaría con la locura de un fanático de ultra derecha, que decidió arrollar a un grupo de manifestantes de los grupos de izquierda, arrojando como saldo una mujer muerta  y numerosos heridos.
Mucho se ha criticado al presidente Trump en estos días por sus palabras acerca del atentado de Charlottesville, en donde critico toda violencia y racismo, y considero, de acuerdo a su evaluación de los hechos, que esta violencia “proviene de ambos lados” (grupos de ultra derecha y ultra izquierda). A esta altura de los acontecimientos, no sorprenden las críticas de algunos sectores del mainstrean media, que sostiene o justifica el accionar violento de grupos de ultra izquierda, y solo condena toda violencia que proviene de grupos de ultraderecha, lo que ellos han dado en llamar “supremacistas blancos”.
Atacar al presidente Trump por considerar que toda violencia es mala no es más que un indicador de la penetración de la izquierda en las élites intelectuales y periodísticas norteamericanas. Ellos, cual maniqueos, consideran que el presidente “no condenó lo suficiente a los supremacistas” (sic) o no justificó el accionar de grupos violentos de izquierda.
Un absurdo por donde se lo analice.
Un hecho, sin embargo, llamó poderosamente mi atención: en el día de ayer, la publicación “The Daily Callermenciona a un grupo que participó entre los grupos de izquierda: The Workers World Party.
De acuerdo a lo que comenta el portal, este grupo participó de hechos violentos en la marcha de Charlottesville, y se identifican como revolucionarios Marxistas- Leninistas.
Esta agrupación, entre otras particularidades, defiende al régimen de Maduro en Venezuela. Este hecho es llamativo, ya que hasta ahora no encontramos referencias de agrupaciones de izquierda norteamericanas que abiertamente defiendan al régimen de Maduro, y lo que cabe preguntarse entonces es quiénes están financiando a esta agrupación dentro del territorio norteamericano, y hasta qué punto otras organizaciones ligadas a la izquierda norteamericana comparten esta visión.
Nuevamente recordamos que esta es la “violencia buena” de acuerdo a un sector de la prensa y las élites intelectuales y académicas norteamericanas.

Charlottesville no es el primer capítulo de hechos violentos, y por cómo se vienen desarrollando los acontecimientos, lamentablemente, creemos que no va a ser el último. 


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