ESTAMOS COMPRANDO


 

Autor: #Bajenelgastopublico (@hpititiminisky)


"Piensa mal y acertarás" dice el dicho, viviendo en Argentina, pensando así, de cualquier gobierno, rara vez errara.

Todos los días a cierta hora de la mañana ingresan a la ciudad de Buenos Aires cientos de camionetas desvencijadas vociferando de manera brutal: "Estamos comprando", trayéndonos a domicilio, a nuestras casas y oficinas (o casas-oficinas, porque hoy ambos ambientes están unificados en muchos rubros profesionales), una contaminación auditiva espantosa, con decibeles muy elevados, tan elevados que muchas veces tengo que apagar el micrófono durante mis reuniones de trabajo, ¿a alguien más le pasó? Con la pérdida de tiempo y de ingresos resultante. Pero aunque no estuviese trabajando, ¿acaso no es mi derecho poder descansar en paz?

En algunas redes sociales barriales se ven algunas opiniones de gente de clase media que se queja del ruido que hacen esas camionetas, pero sistemáticamente otros los silencian diciendo: "Están trabajando", como si el hecho de trabajar, diera derecho a perjudicar. 

Hay que recordar que el ruido es agresión y hace mal a la salud. Encima en una ciudad muy contaminada por el ruido, gracias a un parque automotor muy envejecido (carga tributaria mediante) pero también gracias a la desinversión terrible que hay en el transporte público de pasajeros (empresas de colectivos que viven de subsidios por tarifas atrasadas) y a un código urbanístico que incentiva la demolición y construcción permanente. Sin contar los subsidios a las murgas que llevan el ruido a los barrios.

También, alguno que otro se queja que esas camionetas no pasan una VTV, y aun así siguen circulando, pero luego se lo justifica diciendo: "Son pobres", mejor dejarlos circular. No se ve la gravedad que la ley no sea pareja para todos. Es más, en lugar de pedir que eliminen el curro de la VTV, los que lo padecieron piden que otros también lo padezcan. Razonamiento no muy distinto a lo vivido desde marzo 2020 con los sucesivos atropellos a las libertades individuales.

Pero lo más grave es que nadie ve la mano visible de "la política" detrás de semejante movilización coordinada. Esas camionetas nunca son detenidas por la policía y pueden hacer el ruido que se les antoja. ¿Estarán los punteros políticos detrás de esta acción? Es sabido que los punteros son muy celosos de su territorio. 

¿Creen que alguien espontáneamente puede salir a regalarles cosas a sus clientes sin que ellos tomen represalias? O sea, no es muy distinto al caso de trapitos y limpiavidrios. Gran parte del espacio público está repartido entre distintas mafias. Hace falta hacer un gran esfuerzo para no ver la realidad. "Piensa mal y acertarás".


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