ATENDIDO POR SUS DUEÑOS


Va a afectar la vida de todos. Para mejor.

Autora: Iris Speroni


Estoy cansada de caer. ¿Usted, no está cansado de caer?  

FALLING


La rentabilidad de nuestro sector más dinámico, el agropecuario, no se reinvierte sino que se distrae a otros destinos. Las consecuencias de ese desvío de recursos es que la economía (el PBI) es menor a lo que podría ser. Dicho de otra manera, somos más pobres que lo necesario. No sólo los productores, sino todos nosotros como nación y, como queda claro con todas las estadísticas, el pueblo de nuestra Nación.


¿A qué me refiero?


Cuando uno tiene un negocio que funciona, “le pone más plata”. Si una cantina tiene público uno trata de agregar más espacio o más platos o más mesas o más turnos. Es natural expandir lo que es eficiente. Es una ley biológica. Denomino eficiente lo que otorga máximo producto con mínimos insumos, que pueden ser horas de trabajo, conocimientos, energía eléctrica, materia prima, tiempo, tierra, infraestructura.


El sector agropecuario podría rendir mucho más. No sucede porque no se reinvierten las ganancias obtenidas. Dos tercios del valor de las ventas se los apropia al estado y no reinvierte ni una mínima fracción en infraestructura para el sector más dinámico de la economía.


Esto se ve en la pobre inversión en logística (FFCC, caminos, puertos, silos, flota fluvial y marítima), la falta de propiedad intelectual del sector sobre semillas, agroquímicos que obliga al pago de patentes (royalties). La dependencia de otras empresas para contar con un insumo básico como el combustible - si las empresas a cargo quieren que haya gasoil para mover la maquinaria agrícola hay; si las empresas quieren cerrar la canilla, no se mueve un tractor -. Los productores argentinos no tienen traders excepto unas cooperativas  nuevas que surgieron en las últimas décadas y que no constituyen los mayores jugadores del mercado.


El sector así como no es dueño de aguas abajo (combustible, infraestructura caminera, FFCC, fábricas de fertilizantes y plaguicidas, semillas), tampoco lo es de aguas arriba (flota, FFCC, acopio, cerealeras, molinos, aceiteras, frigoríficos, elaboradoras de alimentos). En la mayoría de los casos están en su totalidad o en su gran mayoría en manos de grandes empresas extranjeras. Todo esto confluye a que el sector no controla su margen ya que el costo de sus insumos, flete y comercialización se lo imponen terceros.


Con este esquema tal como lo describo es que gran parte de los granjeros de EEUU perdieron las propiedades heredadas que habían estado en sus familias desde el SXIX. Sus nuevos dueños son grandes corporaciones, gobiernos extranjeros y/o testaferros del Deep State. Sea quien sea el nuevo dueño, las familias las perdieron para siempre y ahora para ganarse la vida deben conseguir un empleo en la ciudad.


En Argentina hay un gran agravante: el gobierno (en los últimos 20 años) es socio de las empresas contra los productores. 


La consecuencia es que, excepto una pequeña parte del negocio que está en manos de cooperativas, los productores agropecuarios están bastante huachos. Peor aún, no tienen ninguna estrategia política o económica para el sector. Tampoco para el país. 


Cada tanto, como sucedió en 2019, los productores intentan algo nuevo. El consejo agroindustrial fue un tentativa de aliarse con algunas de las empresas aguas arriba. Finalizó en un gigantesco fiasco toda vez que las mismas rápidamente desertaron para unirse al gobierno contra los productores. Dividir y reinar es un juego que desde el 2003 a la fecha le ha rendido y mucho a las distintas administraciones.


De todas formas estos son temas menores; errores tácticos; fuegos de artificio.


Falta estrategia. Las asociaciones fallan al no saber bien para qué están juntos; termina necesariamente en fracaso. ¿Quién quiere atar su destino a alguien sin rumbo?


Si se quiere salir de la situación actual y no terminar como sus pares norteamericanos (desterrados en sentido estricto), deberían escuchar al Maestro: “Avive el seso y despierte” [1]. Generar una estrategia para el sector, que es para el país, y otra para tener incidencia en los destinos de la nación. Porque recuerden el artículo 1 de la Constitución. Nuestro sistema político es representativo. Por lo cual todos tenemos el derecho de representar y ser representados. Algo anda mal si un cuerpo colegiado no tiene representación alguna de un grupo de personas, cualquiera ésta fuera. Y la responsabilidad está en cabeza de quienes no asumen sus responsabilidades, porque la Constitución le da todas las herramientas para procurar su bienestar.


¿Qué significa ser dueño del negocio? 


Para China fue asegurarse que su población coma. Garantizarse que sus miles de millones de habitantes vayan a alimentarse. Compraron en EEUU empresas integradas verticalmente productoras de carne de cerdo (propietarias de tierra, criaderos, frigoríficos). Tierras en África. Nidera (ex Holanda) hoy COFCO que es uno de los grandes “traders” del mundo. Compraron inteligencia con Syngenta (ex Suiza). Hicieron todo lo que tenían que hacer dentro de una estrategia de país para asegurar algo básico para su pueblo. Además de poseer la flota mercante mayor del mundo, puertos en todo el globo, etc.


¿Para Argentina qué significa? Garantizar la máxima eficiencia para su sector más dinámico desde Tierra del Fuego a Jujuy y Misiones. Garantizar que tenemos todo lo que sea necesario para producir y vender nuestro trabajo. Garantizar pleno empleo bien pago a la población. A eso yo llamo ser dueño del negocio. Hoy por hoy los dueños del negocio “argentino” son otros.


Para el sector agropecuario: Tener las patentes de las semillas. Obligar al INTA a patentar las que desarrolla. Comprar empresas con patentes, como hizo el gobierno chino cuando compró Nidera y Syngenta. Ya que el gobierno no se quiere ocupar de los FFCC, obtener las concesiones y administrarlas. Ser accionistas de plantas de agroquímicos y farmacéutica veterinaria. Comprar empresa de combustible para garantizarse la provisión de un insumo crítico para el sector como lo es el combustible. Tener flota propia.


El estado argentino quiere construir un gasoducto desde Vaca Muerta hasta el oeste de la provincia de Buenos Aires. El objetivo es llegar a la costa hasta una planta a construir para licuar y exportar gas licuado. El gasoducto en total costará U$D 1.500 MM. La planta otros U$D 2000 MM. El sector agropecuario puede juntar ese dinero y ser dueño del gasoducto. Proveer por un precio el servicio de transporte. Pero más importante que vender gas licuado es poner más plantas de urea (ya hay), para garantizarse la provisión y tener excedentes de exportación. El dinero necesario tanto para el gasoducto como para la planta de fertilizantes está dentro de las posibilidades económicas del sector. Lo mismo con las concesiones de FFCC o comprar buques graneleros. 


Ya existen cerealeras (traders) en manos de cooperativas. Sin embargo el gobierno chino entendió que en lugar de desarrollar su propia trader le convenía comprar una empresa armada (terminó comprando dos). Hoy COFCO (República de China) es la principal exportadora argentina, con su propio puerto. ¿Por qué nuestros productores aunados no podrían hacer lo mismo? Si después de todo le dan más dinero al estado cada año que el necesario para comprar esas megaempresas.


Lo que diferencia la realidad actual, donde el sector se limita a ponerlos brazos en posición defensiva para no recibir golpes en el rostro mientras gime “no me pegues, no me pegues” y la realidad que describo (que es una de las tantas realidades posibles) es el marco mental. Hoy más que nada es donde creo que se debe trabajar para estar en un mejor futuro.


Este cambio podría incluso ser bien visto desde el exterior porque garantizaríamos proveer alimentos. Hoy estamos en manos de unos enajenados que prohíben o limitan exportaciones.



¿Y a nosotros - los no productores agropecuarios - en qué nos afecta?


Esto está muy bien, pero si uno es conductor de ambulancia del Hospital Gandulfo, policía bonaerense, docente de Río Negro, vendedor de Sandías en la RN 14, desarrollador de sistemas para un contratista del ANSES, cartonero en La Plata u operaria en una fábrica textil en Santa Fe, ¿qué más me da todo esto? ¿En qué cambiaría mi vida? Lo único que me importa es llegar a fin de mes, que los precios aumentan todos los días, que esperar el colectivo es una película de terror porque uno está a disposición de los chorros, que los chicos van a la escuela y no aprenden nada, etc. ¿Por qué a mí me podría interesar qué sucede con los FFCC de carga o si un grupo de ricachones compran una flota para sacar las cosechas?


Importa. Porque poner a funcionar los FFCC requiere miles de personas en la obra civil. Manejar todas las nuevas estaciones, talleres y material rodante requerirá no menos de 30.000 trabajadores nuevos para el sector. Revivir los pueblos del interior demandará mano de obra (que hoy está o desocupada o depende de un puestito municipal), activaría astilleros, daría trabajo en puertos y marina mercante. En fábricas de fertilizantes. Trabajadores rurales para cuidar un rodeo de 200 millones de cabezas de ganado vacuno. Triplicar los trabajadores de la carne (frigoríficos). Pleno empleo implica mejores salarios para todos. Este país que describo necesita un estado ordenado. Policía y Justicia que funcionen. Esto es mejores sueldos para la policía y los servicios penitenciarios. Un estado ordenado debe valorizar la educación y la salud, lo que a su vez exigirá personal calificado y bien pago. 


O sea, sí: va a afectar la vida de todos. Para mejor.


No nos dejemos robar un futuro posible.


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Lecturas relacionadas:

FALLING

http://restaurarg.blogspot.com/2020/10/falling.html

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Notas:

[1]

Jorge Manrique: "Coplas a la Muerte de Mi Padre".


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