TIEMPOS DE MEDIA CEBOLLA
Autor: Juan Martín Perkins
Pérdida de libertad, privacidad y soberanía decisional sobre tus consumos en inversiones propias, privadas e íntimas.
Mi abuela era bastante más jóven que mi abuelo… y cuando quedó viuda le tocó pelear por la pensión de su marido, que había sido director del Instituto Pasteur.
Durante mucho tiempo dió batalla por lo que por ley y derecho le correspondía.
Vivió dignamente de la “magra” pensión de mi abuelo, ya que nunca le reconocieron la categorización correspondiente ni el retroactivo por el tiempo que estuvo sin cobrar.
¿La excusa? Siempre la misma, hay crisis y la plata no alcanza, porque el gobierno se roba las cajas de los jubilados.¡¡ Y eso que ah pero Macri no existía eh!!
A mitad de mes, mi abuela abría la heladera, sacaba media cebolla pelada que tenía sobre un plato, la ponía en la palma de su mano y decía: Bueno, hasta la próxima jubilación, son tiempos de media cebolla.
Así y todo, Mami siempre tenía una moneda en el fondo de la cartera para comprarle al vendedor ambulante del semáforo de Gorostiaga y Libertador.
Su padre, mi bisabuelo, fue vendedor ambulante al final de la guerra para sostener a su familia.
Mami, sabía muy bien lo que era correr la coneja. Era espléndidamente generosa cuando había, pero no tenía problema en pasar “a gas” cuando cruzaba el desierto de los tiempos de media cebolla
Mami fue invencible, podía caminar desde la puerta del zoológico hasta la casa de Mamama, mi bisabuela, atrás de la cancha de Atlanta y volver.
Siempre tenía una botella de champagne en el frío porque la vida es corta y nunca se deben desaprovechar oportunidades para festejar.
No tuvo empacho en votar a Menem porque pacificó al país, era simpático y le gustaban sus corbatas.
Lavaba ropa en un piletón con una tabla acanalada al sonar de sus varias pulseras romanas que hacían de cencerro… y avisaban que en su casa, había una abuela trabajadora.
Cuando venía en el diesel a visitarnos, agarraba una pala y punteaba las ollas de los arbolitos nuevos.
Jamás tiraba sobrantes de comida porque hay niños que no tienen para comer.
Ella inventó el fernet con coca, pero se dejó robar la idea porque le caían bien los cordobeses
La amé.
No puedo imaginarla hoy en este mundo de plástico y tanto maltrato a los seres humanos.
No puedo imaginarla entre débitos, tarjetas de crédito de bancos estafadores, prepagas, Qrs, transferencias electrónicas, cajeros automáticos, atención deshumanizada, llamadas de call center, médicos robot, pruebas de vida….
Sé que se las arreglaría para adaptarse porque siempre fue una sobreviviente, pero también sé que ésta es una época de hombres blandos y decadentes que se arrodillan ante el poder… y que a ella, verlos, la habría angustiado mucho.
Para que te des una idea… Mami, cuando venía a visitarnos, tardaba en el diesel de Once a Guanaco, 5 horas. Ese fue su país.
Un país que tenía moneda, donde la gente que trabajaba cobraba sus haberes dignos en efectivo… y con su plata en el cinto, ejercía su libertad sin rendirle cuentas a nadie.
La libertad y la privacidad es algo que debe procurarse, defenderse y merecerse.
¿Te das cuenta que no tenemos perdón?
Juan Martín Perkins