¿POR QUÉ SE DES-GLOBALIZA EL MUNDO?

 

Tres fuerzas fundamentales explican este cambio de la hiperglobalización a la desglobalización.


Autor: Ian Stewart (@IanStewartEcon) - Economista en Jefe de Deloitte UK

Nota original: https://www.reaction.life/p/why-the-world-is-deglobalising

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Nota de la Editora: Deloitte ha sido y es un gran defensor y consultor pro-globalización. El economista en jefe de Deloitte Reino Unido aporta una nueva lectura de uso público para digerir - con una larga serie de temas censurados - los cambios vigentes. Siempre hay que estar al tanto de lo que dice y si es posible de lo que piensa el otro.


La crisis financiera de 2008-2009 puso fin a un largo período de rápida globalización. En su lugar ha surgido el proteccionismo, una mayor atención a la seguridad nacional y relaciones internacionales cada vez más tensas.

Tres fuerzas fundamentales explican este cambio de la hiperglobalización a la desglobalización.

Primero, el surgimiento de China como superpotencia global ha transformado las relaciones internacionales. Occidente ahora ve a China como un competidor tanto económico como estratégico, poniendo fin a la anterior visión optimista de que el comercio y el compromiso conducirían naturalmente a la liberalización económica y a beneficios mutuos.

En segundo lugar, las complejas cadenas de suministro globales, optimizadas para ser eficientes en tiempos más tranquilos, han demostrado ser vulnerables a interrupciones importantes. La pandemia y la guerra de Ucrania expusieron debilidades críticas, lo que provocó escasez de semiconductores, suministros médicos, cereales y energía.

En tercer lugar, el lento y persistente crecimiento de las economías occidentales desde la crisis financiera ha erosionado la fe en el orden económico liberal. Esto ha impulsado el surgimiento de movimientos políticos desafiantes, principalmente pero no exclusivamente de derecha, como lo demuestran los recientes avances en las elecciones francesas y al Parlamento Europeo.

El riesgo geopolítico ha vuelto. Estados Unidos y China votan cada vez más en bandos diferentes en la ONU. La casi triplicación del número de países sujetos a sanciones financieras occidentales desde 2010 es testimonio de una creciente discordia internacional. La guerra en Ucrania significa que las víctimas en los conflictos entre estados han alcanzado el nivel más alto en todo el mundo en al menos 50 años.

Los shocks geopolíticos no son necesariamente shocks económicos. La invasión de Ucrania, al desencadenar una crisis energética en Europa, ciertamente lo fue. Los ataques terroristas del 11 de septiembre no lo fueron. A pesar de desencadenar dos guerras importantes, en Afganistán e Irak, tuvieron poco impacto económico duradero en Occidente.

El cambio incremental, las historias que no aparecen en los titulares, a menudo tienen mayores efectos económicos. Así, las crecientes tensiones internacionales han contribuido a un debilitamiento de los flujos de capital e inversiones transfronterizos y han creado un clima más difícil para el comercio. Las sanciones occidentales contra Rusia forzaron un cambio profundo en los patrones de comercio de petróleo y gas. Desde la primera administración de Donald Trump en 2017, Estados Unidos ha estado tratando de reducir su dependencia de la tecnología y los productos manufacturados chinos de alta gama. La UE quiere crear su propia industria de fabricación de semiconductores para evitar depender de los productos taiwaneses.

Los enormes superávits comerciales de China –y su papel como principal potencia manufacturera del mundo– han llevado a algunos en Occidente a concluir que el sistema de comercio internacional no está funcionando. La desindustrialización en Europa y Estados Unidos ha creado una coalición de trabajadores "rezagados", líderes industriales temerosos de una competencia desleal y estrategas militares que temen que la pérdida de una base industrial impediría la fabricación de las armas necesarias para defender la nación en tiempos de guerra. El éxito de China en la creación de industrias automotrices y de baterías líderes en el mundo (ayudadas por subsidios, apoyo a proveedores locales y la exclusión de competidores extranjeros) ha alentado a Estados Unidos a seguir el ejemplo con su propio programa de subsidios y aranceles.

Así como la liberalización económica de los años 1980 a principios de los años 2000 ayudó a impulsar el crecimiento global, el distanciamiento económico actual está actuando como un lastre para la actividad. Con el tiempo, estos cambios están impulsando un cambio hacia un mundo más fragmentado o multipolar. En pocas palabras, esto es desglobalización. Es el término que utilizamos, aunque no capta del todo la forma en que algunas conexiones, como la migración o el comercio de servicios, siguen creciendo.

Entonces, ¿qué conclusiones pueden sacar los líderes empresariales?

Conclusiones

1.
En primer lugar, las crisis geopolíticas y de otro tipo de los últimos años han expuesto debilidades en los sistemas –desde la red energética de Europa o su capacidad para producir municiones– que antes estaban ocultas, toleradas o ignoradas. El elevado riesgo geopolítico exige sistemas y procesos más resilientes.

2.
En segundo lugar, países como Estados Unidos, con su vasto mercado interno y su limitada exposición al comercio exterior, están en mejor posición para hacer frente a la desglobalización que economías como Alemania y China, con sus grandes superávits comerciales y su dependencia de las exportaciones.

3.
En tercer lugar, la definición de productos estratégicos se está ampliando. Hace veinte años, pocos habrían considerado que los automóviles tuvieran una importancia estratégica. La escala y la base de bajo costo del sector automotriz de China han cambiado eso. Un mayor riesgo y crecientes rivalidades geopolíticas significan un creciente enfoque en la seguridad del suministro y la capacidad interna.

4.
En cuarto lugar, y esto es crucial, la globalización puede haberse desacelerado, pero está lejos de estar muerta. El mundo no es hoy menos dependiente del comercio o de las cadenas de suministro transfronterizas que antes de la crisis financiera. Se siguen cerrando acuerdos comerciales, como el Área de Libre Comercio Continental Africana. Los niveles de migración siguen siendo altos. Las innovaciones en tecnología y comunicaciones facilitan la venta de servicios a través de fronteras.

El sistema económico global está cambiando. Es un proceso que aún tiene que continuar.

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Una visión personal de Ian Stewart, economista jefe de Deloitte en el Reino Unido. Suscríbase y/o vea ediciones anteriores del Deloitte Monday Briefing aquí.

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