GLOBALISTAS VS. NACIONALISTAS
Autor: Juan Martín Perkins
En el programa de Joni Viale, todo el staff de periodistas entrevistaba a un ucraniano.
Los argentinos desde “el microclima” del estudio de radio, el ucraniano en las calles de Kiev, a la salida de su trabajo, entre humo, olor a pólvora y escombros.
Los argentinos, con preguntas largas e idiotas desde su propio ombligo porteño.
El ucraniano de lento pero claro castellano, conciso y austero con los adjetivos devolvía respuestas conmovedoras.
Los periodistas preguntaron por qué no se iba a Polonia, hacia la Europa “libre''.
Dmytro (30 años) explicó en palabras pausadas el significado de su nombre:
“Dmytro (Demetrio), significa amante de la tierra… mi tierra y la de mis ancestros es Ucrania y nada ni nadie hará que la abandone”.
Milagrosamente, los periodistas permanecieron unos segundos en silencio y Dmytro pudo agregar, en su pausado y claro castellano: “soy reservista, mañana voy a presentarme para recibir destino, armamento y munición”.
Otra vez un par de segundos de silencio, de esos que en radio son una eternidad.
Joni recuperó el aliento y la iniciativa. Le preguntó si estaba dispuesto a morir por su país y si no tenía miedo… a lo que Dmytro contestó que por supuesto estaba dispuesto a morir por la libertad de Ucrania y por su hijita de 3 años… y claro que tenía miedo. Mucho miedo de morir y dejarla sin papá, pero más miedo le tenía a enfrentar un espejo y verse desertor.
Cuando terminó el reportaje, los periodistas se quedaron absortos comentando la naturaleza “fanática” de los pueblos eslavos que luchan a muerte.
Derritieron el micrófono saraseando sobre Occidente libre, sobre las democracias liberales, el capitalismo y la cooperación para conservar la paz global sin fronteras… como si no existiéramos los humanos, nuestros intereses, patrias, banderas, familias, religiones…
Como si Dmytro, su amor a su tierra y su familia fueran un potus o un helecho.
15 minutos de micrófono radial dejaron bien clara nuestra naturaleza, la que nos permitió mirar el mundial de España como si nada, mientras nuestros siempre criticados soldados le hacían la guerra por todos nosotros a la flota inglesa en Malvinas.
Joni y sus colegas dejaron bien claro por qué ridiculizaron la actitud cuando Novak Djokovic renunció a la gloria deportiva y al beneficio económico por priorizar su derecho, su libertad y la soberanía sobre su propio cuerpo.
Joni y sus colegas entienden la naturaleza eslava de los pueblos de Europa oriental que pone FUERZA donde Occidente pone sólo retórica y sarasa globalista de micrófono.
Joni y sus colegas entienden que la fortaleza es una virtud y que su consecuencia es la fuerza, pero igual se arrodillan.
Ven que los liderazgos en Occidente son paupérrimos porque están atravesados por una agenda degenerada que no tiene compromiso real con los valores e intereses occidentales, como sí los tienen Putin y Zelensky con los valores e intereses rusos y ucranianos…
Hacen teatro porque participan de teorías posmodernas y deconstructivistas que atacan a los valores occidentales, a nuestra idea de patria, a la familia, a nuestra historia y al cristianismo.
Joni y sus colegas comprenden que la más importante y férrea defensa que tiene un estado es la conciencia y confianza en su propia identidad nacional, espiritual e histórica…
Joni y sus colegas cerraron sus comentarios desde el ombligo confiados en los grandes arsenales que posee la OTAN. Como si todo fuera tan simple con globalistas empeñados en terminar con lo que representan Dmytro, Djokovic, o un correntino que va a Malvinas a combatir en pelotas y a puro Sapucai.
Joni y sus colegas, entre risas y chanzas, recitan un relato lineal desde el microclima de un estudio de radio globalista… del cómodo, relajado y “civilizado” mundo Occidental.
Juan Martín Perkins.