FUE EL ESTADO
La Argentina tampoco.
Autora: Iris Speroni (@SperoniIris)
La izquierda argentina utiliza dos cánticos recurrentes en sus marchas públicas. Uno es “A donde vayan los iremos a buscar”, el segundo es “Fue el estado”.
Ahora bien, ¿es el estado?
¿Cuál es el rol del estado en Argentina?
¿Cuál es el rol del estado en cualquier lado?
El rol de estado en Argentina
Si nos fijamos en el mandato de nuestros ancestros, el Preámbulo instruye a los gobernantes que se ocupen de la Felicidad del Pueblo Argentino.
Según lo que los gobernantes dicen, tenemos más variación. Cambia de personaje en personaje y el mismo personaje a través del tiempo. Ejemplo: recordemos al senador Rodríguez Saa que votó contra el aborto durante el gobierno de Macri y a favor del mismo con Alberto Fernández.
¿Para qué sirve el estado?
Si uno escucha a los políticos el estado educa, brinda seguridad, salud, organiza las elecciones, construye viviendas, caminos, mantiene los FFCC de pasajeros de capital y Gran Buenos Aires, obliga a los ganaderos a ponerles pendorchitos en las orejas de las vacas, obliga a la población a llenar innumerables formularios, obliga a asesinar gallinas, paga jubilaciones y pensiones, da de comer a algunas personas, reglamenta las construcciones civiles, controla el ingreso y egreso de mercadería (aduana), controla el parque automotor, administra justicia, formula leyes, se relaciones con otras naciones, brinda apoyo a los argentinos en el exterior, provee a la defensa de la nación, regula el sistema bancario, asesina niños en el vientre de sus madres y un larguísimo etcétera.
Ahora bien, en el caso argentino, ¿qué es lo único que el estado hace bien? ¿A qué le ponen energía los gobernantes, de cualquier signo político y en cualquier tiempo?
A la recaudación de impuestos.
Todo lo otro, lo hace mal. Pero de recaudar sí que se ocupa. Hay temas que duermen en el Congreso (y en las Legislaturas) el sueño de los justos, pero los aumentos impositivos siempre se tratan con presteza.
Sólo para recordar situaciones recientes: asumió Macri y subió los impuestos, asumió Alberto Fernández y en el mismo diciembre de 2019 aumentaron los impuestos (impuesto PAIS), asumió Milei y aumentaron los impuestos. Siempre se esfuerzan “para darle las herramientas al nuevo gobierno”, esto es, sacarnos plata de los bolsillos.
La Legislatura porteña, para dar un ejemplo, volvió a subir los impuestos hace días. Una Legislatura que desde que asumió el PRO implementó IIBB, aumentó sellos, ABL, patente y pone impuestos por cualquier cosa. ¿Sabe usted que usted paga un impuesto anual por tener ascensor en su edificio de propiedad horizontal?
Los burócratas mejor pagos de toda la administración se desempeñan en la Aduana y en ARCA ex AFIP.
No hay juez en todo el territorio nacional que se pare de manos contra el abuso tributario. Puede haber algo menor, cuando es un abuso descarado y siempre en forma puntual. Ejemplo: aumento de alícuota sobre las primas de seguros que Cavallo sacó por decreto. En ese caso la CSJN lo anuló. Pero apenas sucedió, el Congreso convalidó el aumento. Estoy hablando de hace un cuarto de siglo atrás.
Más nos aprietan el torniquete, más pobres somos. Lo cual es totalmente lógico. No es que es un juego de suma cero. La economía no lo es.
Pero si a las familias y negocios (comercios, industrias, talleres, profesionales, servicios, productores agropecuarios) le sacan todo lo que ganan todo el tiempo, no queda dinero para reinvertir en lo de uno o arreglar el edificio o poner linda la casa o comprarse zapatos de buena calidad o festejar los 15 de la nena.
Los edificios de la ciudad de Buenos Aires se están viniendo abajo año a año. No es todavía La Habana, pero sí las ciudades del este europeo antes de la caída del muro de Berlín. Fachadas y contrafrentes grises o descascarados, desconexiones de gas nunca repuestas, cables de fibra óptica o de tv por los aires, una caída general edilicia.
Los consorcios no hacen mantenimiento por cuatro razones: a) los ingresos de la población cayeron, b) las expensas se van casi todas en el sueldo del encargado, c) nadie controla a los administradores de consorcios, d) aumento incesante en términos reales de los impuestos. En resumen, a las familias, no les queda dinero para mantener el valor de su capital inmobiliario. Y todos los puntos del a) al d) dependen o influye el estado.
Eso se puede trasladar a cualquier ámbito de la realidad económica argentina.
El sector agropecuario acarrea márgenes reducidos desde hace muchos años, lo que anula la posibilidad de reinversión, ya sea en reponer nutrientes, mejorar las técnicas, invertir en maquinarias y mucho menos instalar riego - ya sea inversiòn pública o privada - lo que permitiría triplicar el área fértil. Tampoco hay dinero para producciones de capital intensivo. En tambos la desinversión neta es una constante desde finales del gobierno de Cristina Fernández a la fecha. Contrasta con el crecimiento del sector en Brasil y Paraguay. La producción de carne de cerdo apenas alcanza para cubrir el mercado interno. Algunos productores se quejan del costo de los granos, lo que es una tontería. Chile compra maíz argentino a precio internacional (esto es, sin quita por DEX, Chile paga precio pleno) y vende carne de cerdo a Asia. Es decir, no es un problema de la relación costo del forraje - precio de la carne. Los problemas son otros: costo de los fletes, impuestos sobre bienes personales, costo de la construcción civil y de los insumos, costo de IVA (Argentina grava con el 21% toda la inversión en lo que sea), impuesto a los ingresos brutos, tipo de cambio de exportación y DEX (esto último según el gobierno), el accionar mezquino del SENASA sobre criadores y frigoríficos. Además los gobiernos no interfieren, a través de su Secretaría de Comercio, en controlar/reprimir abusos dentro de las cadenas de producción . En resumen, el estado coordina sus acciones para que no se pueda producir aunque uno tenga el dinero y las ganas.
Lo mismo podemos replicar en cualquier área. Comercio. La compra de inventarios se recarga con un 21% más bienes personales, costos municipales para habilitación y tasas de seguridad e higiene, impuesto provincial a los ingresos brutos, ABL e inmobiliario, impuestos sobre los servicios públicos, en particular electricidad, cargas sociales que duplican el costo de personal, flete el cual encarece los productos, una demanda decreciente que obliga a distribuir los costos fijos en menores volúmenes. Receta para el fracaso.
Otro punto que encarece las actividades de todos junto a los impuestos y los fletes es el costo financiero. Cuando el BCRA o Hacienda fijan una tasa de interés base, no lo hacen únicamente para los bonos públicos sino que le llevan el mismo costo a toda la economía. Quien - por tamaño - puede, canibaliza la cadena de pago. A las empresas les conviene más poner la recaudación en el sector financiero que pagarle a sus proveedores. Esto impacta en comercio, en las industrias con proveedores cautivos (ejemplo usinas lácteas con los tambos) o en servicios. Una de las razones del colapso de la medicina prepaga es el retraso en el pago a los profesionales.
El sistema bancario es usado por el estado como una herramienta de recaudación. Todas las percepciones y retenciones son abusivas y probablemente inconstitucionales. Sin embargo, la simbiosis entre la banca y el gobierno (no solamente en la Argentina) es tan completa, que la banca es la capilaridad del ARCA ex AFIP. Es una herramienta recaudatoria, no únicamente de impuestos en sí (impuesto a las transacciones financieras y todas las retenciones y percepciones habidas y por haber) sino para recaudar los fondos para prestarle al estado. La banca es una extensión estatal como lo son las agencias de lotería.
En resumen: el estado argentino existe únicamente para recaudar. Hace ya mucho tiempo que olvidó sus otras obligaciones, siendo la principal generar las condiciones para que las familias y las empresas prosperen.
Los impuestos tienen una segunda función: que el poder elija ganadores y perdedores. Así algunas actividades están exentas (minería, petróleo) y al resto hachazo en el cogote. El RIGI no es sino un listado de exenciones. Lo explica bien @sashapak_ en CÓMO ROMPER UNA SOCIEDAD :
En una economía donde un Banco Central puede emitir dinero para cubrir déficit, siempre puede pensarse que el nivel y el rubro al cual se le cobran impuestos tiene un rol no exclusivamente fiscal, sino también de expansión o retracción de dicha actividad económica.
Es común por ejemplo, la creación de Zonas Económicas Especiales dentro de un territorio, con bajos impuestos y pocas regulaciones para estimular el crecimiento. Lógicamente, el cobro de impuestos tiene el efecto inverso, y sería conveniente para el debate público perder la ingenuidad, en el sentido de que no todos los actores económicos tienen la misma capacidad de evadirlos.
Ya sea porque el Estado tiene un mayor control sobre aquello que es gravado, o porque “hace la vista gorda” ante maniobras “creativas” en el manejo del patrimonio, o porque ambas cosas son dictadas por organismos multilaterales como requisitos para acceder a préstamos o abrir mercados, éstas acciones no están exentas de una intencionalidad política que puede no ser exclusivamente de origen fiscal.
A veces se cobran impuestos no para recaudar sino para perjudicar a cierto sector. Según los datos de ARCA ex AFIP, las DEX enero-noviembre 2024 fueron del 4,6% de la recaudación total. ¿En serio no se puede bajar? https://www.afip.gob.ar/estudios/
Vivimos en un estado socialista porque a los gobernantes solamente les interesa el estado. No que los argentinos seamos prósperos sino que el estado sea solvente para pagar la deuda pública. El verdadero estado socialista.
Lo que se dice, volar bajo.
Acá discrepo con Facundo Cabral. En este caso, abajo no está la verdad.
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Próxima entrega: la balanza comercial y la balanza de pagos. El secreto para que despegue la Argentina.
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