CARANCHOS
Mi madre me llevaba en brazos a ver el paso de “El provincial”.
Pasaba a escasos 800 metros de nuestra casa en el campo. La máquina a carbón tenía un gran miriñaque frontal para desplazar objetos o animales que se interpusieran en su paso.
Como en una película de cowboys, remolcaba vagones de madera y a su paso en verano, cuando el trigo estaba maduro, había que salir a apagar incendios.
Mi madre y mi abuela me lo contaron una y mil veces hasta que llegué a la conclusión de que es muy cierto que la patria se hizo a caballo y se desarrolló en tren.
La mayoría de nuestros pueblos fueron fundados a medida que llegaba el “pata e fierro”.
Siempre me gustó leer su historia porque, en ella, viven nuestros antepasados...
En estos tiempos de gobiernos, políticas y agendas tendientes al desarraigo y a privarnos de la verdad histórica, es preciso volver a las fuentes, para entender.
Si no sabemos de dónde venimos, difícilmente podamos saber quiénes somos y mucho menos hacia dónde vamos.
La red ferroviaria llegó a tener una extensión de 47.500 kilómetros llegando, incluso, a cruzar los Andes buscando salir al Pacífico por Santiago de Chile.
Un dato para pensar: Perón nacionalizó y estatizó los trenes que eran de capitales, primero privados nacionales y luego franceses e ingleses… sin analizar ni juzgar las razones por las que lo hizo, quiero que prestemos atención a los nombres con que, el entonces presidente, rebautizó los nuevos Ferrocarriles Argentinos. Recibieron los nombres de las personalidades más destacadas de la Nación. Según Perón, nuestros máximos próceres: San Martín, Belgrano, Sarmiento, Urquiza, Mitre y Roca.
Me gustaría que alguno de los peronistas progres actuales, devenidos en kirchnero-mapuchistas, nos lo explicara.
Acaso para el presidente Perón... ¿el ex presidente Roca no fue un genocida como declaman ahora sus descendientes del oportunismo? A Urquiza, Sarmiento y Mitre, tan denostados por la militancia de burros… ¿cómo los explican?
Esta semana nos emocionamos con la llegada del tren. ¡Notición! Pero demora tres veces lo que tardaba en 1970.
Cuando yo nací, Frondizi había comenzado a levantar las vías. Desde 1960, nunca dejaron de demoler.
En los años 65/70 llegábamos a Once en sólo 5 horas parando en todas las estaciones… y ¡que estaciones! Para tener una idea del país que proyectamos ser, basta con mirar una estación de tren de cualquier pueblo y apreciar la calidad de construcción.
El Diesel ¡¡era una nave!! hasta que todo se fue degenerando. Huelgas de 60 días, falta de mantenimiento, mugre desidia, política, gremialismo, déficit, subsidios, pérdidas… hasta que un día, un hijo riojano del general hermano de otro santacruceño que nos prometió un tren bala, dijo: ramal que para, ramal que cierra y sanseacabó.
Así llegamos al paraíso de Moyano.
Ahora, todos nos llamamos Ramón, jodemos un montón y tenemos un camión.
Nos matamos como moscas sobre las mismas rutas deshechas y colapsadas de 1965, o chocando trenes sin frenos contra los paragolpes del andén de Once.
Decadencia se llama. (las rotondas nos duran apenas 2 años).
70 años desarmando, liquidando, vendiendo, desinvirtiendo y ROBANDO.
Esta semana tuvimos un claro ejemplo con el galpón de Juan José Paso. Descubrimos que tenemos Caranchismo autóctono, con conciencia de propiedad privada ajena condicionada a su capricho, Caranchismo socio del que viene demoliendo 47.500 kilómetros de red durante 70 años.
Que lo pague.
Juan Martín Perkins