LAICISMO RADICALIZADO
¿A quién puede ofender un niño que nace en un pesebre y una sagrada familia que escapa para protegerlo?
Autor: Juan Martín Perkins
No lo vimos venir en su momento cuando el presidente Alfonsín, todavía candidato, emocionaba a los argentinos llamando “rezo laico” al preámbulo de nuestra Constitución Nacional, con el que cerraba los actos de campaña proselitista.
No entendí en ese momento tanto empeño “laico” pero me hizo ruido desde el principio.
Se inauguraba una nueva era.
Ya presidente, la emprendió con el congreso pedagógico y el proceso de desmalvinización con todas sus casi infinitas implicancias… que aún estamos pagando.
El rezo laico nunca cesó, por el contrario, se radicalizó.
Simultáneamente, la llegada del socialismo al gobierno de Francia con François Mitterrand, hizo lo mismo que el gobierno argentino asociado a la internacional socialista.
Des pa cito, como cantaría Luis Fonsi, fueron bajando crucifijos hasta el extremo de prohibir los pesebres y la palabra “Navidad”, con la excusa de no ofender a otros credos.
Impusieron que todo debe ser un rezo laico, si es necesario chocante, irrespetuoso y de mal gusto como el acto de los JJOO de París. O sea, totalmente anticristiano...
Con el Islam, el budismo, el hinduismo y el judaísmo no se meten.
Siempre me pregunto cómo es que se acepta el argumento de la “ofensa” a otros credos.
¿A quién puede ofender un niño que nace en un pesebre y una sagrada familia que escapa para protegerlo?
Les pregunto, sobre todo a los que sacralizan a la inmigración y a los refugiados de hoy, pero no tienen reparos en militar la dictadura laica…
Al final, parece que Francia empieza a cuestionar a Macrón.
Se recordará al presidente galo por su paso progre con mucha pena y sin gloria por la quema de Notre Dame de París.
Nunca sabremos quién ordenó el fuego del templo católico… El sábado lo reinauguran como si fuera un museo de objetos y creencias “medievales góticas” y pronto intentarán hacer de Notre Dame de París un salón de usos múltiples sin tener en cuenta que fue levantada a orillas del Sena en el siglo XII, tiempos de Cruzadas a Jerusalén y peregrinaciones a Santiago de Compostela.
El Papa no va a asistir, ¿quizás no le interesa una obra de alarde laico turístico?
Los fieles deberán rezar afuera y esperar al final de la cola para entrar otro día.
Primero, como siempre, es el turno de los políticos, de los burócratas laicistas y los funcionarios extranjeros que aprovecharán el evento para exhibir al mundo su ecumenismo laico.
Segundo, Francia.
Notre Dame de París se mostrará sublime y deslumbrante, mientras Macrón y el arzobispo Laurent Ulrich estarán a los codazos por salir en la foto.
Pero nadie detiene el fuego de los cientos o miles de templos católicos que ardieron en París, Francia, Europa y por todo el mundo.
Nos enseña el catecismo que hay que poner la otra mejilla y no hay que ofender a otros credos.
Mientras se erigen mezquitas y sinagogas.
¡Como si Dios no fuera el mismo para todos!
Desde 1983 con el “rezo laico” de Alfonsín, lo que llaman laicismo, es un eufemismo para no llamar las cosas por su nombre… anticatolicismo.
No la vimos venir, pero sabemos que está entre nosotros.
Nos quieren sin Dios, Patria ni Familia… es el globalismo laico que no triunfará.
Juan Martín Perkins
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