SUBE Y SUBO

diciembre 07, 2024

SUBE Y SUBO

Ilustración de Alejandro Burdisio.
Pueden apreciar su arte en https://www.artstation.com/burda
Uno mejor que el otro.

Mucha gente viviendo de la gente pobre.

Autora: Iris Speroni (@SperoniIris)

En febrero de este año comenté que la campaña para agregar modalidades de pago al viaje en transporte público fue precedido por una falta de respeto al usuario innecesaria y degradante.

Como siempre que el establishment desea imponer algo, pone a los “periodistas” 7x24 a repetir como loros el mismo mensaje.

Ésa es la razón por la cual nos damos cuenta de que los que mandan nos quieren perjudicar: la falta de creatividad de la modalidad.

Hacen siempre lo mismo con todo. En este caso, en pleno verano, asustaron a las personas sobre la triplicación de los costos de los pasajes y que para prevenirlo, tenían que registrar su tarjeta SUBE. Había movileros de todos los canales documentando largas colas bajo el sol, mientras uno o dos empleados, en soledad, hacían algún trámite burocrático. Gente, por lo general, muy pobre. Jornaleros, personal doméstico, jubilados.

En fin, una crueldad.

Todo eso para supuestamente hacer campaña sobre las bondades de pagar con dinero electrónico directamente desde las billeteras virtuales y tener la excusa para cambiar los aparatos electrónicos que leen la sube o algún otro “aplicativo” en los molinetes del subte.

Hubieran podido hacer lo mismo sin jorobar a tantas personas, pero…nuestros gobernantes son así.

Antes de que alguien empiece a protestar, la misma práctica la llevaron adelante el gobierno K, cuando hicieron faltar monedas para “justificar” el paso a la tarjeta “SUBE” que quería llevar a cabo De Vido. Lo hizo tan mal, que terminó la tarea el ministro Randazzo, con mejores resultados. Lo hizo Macri (y el PRO lo continúa haciendo en la Ciudad) con cada cosa que trámite que obliga a efectuar electrónicamente, como si todo el mundo supiera manejar una PC, como si todos fueran jóvenes, como si todos tuvieran un celular.

Como dijo Machado: “Mala gente, que camina, y va apestando la tierra”.

Casi un año más tarde, el sistema se instaló.

La Secretaría de Transporte tiene disponibles las estadísticas de junio 2024 aquí.

Allí informa que en el sistema de transporte urbano de Capital y Gran Buenos Aires:

En junio transportaron 105.497.828 pasajeros.
Se recaudaron 26.394.073.801,36 pesos.
La cantidad de unidades es de 9769.
La antigüedad promedio del parque es de 6,3 años.

Le pido a los lectores que presten atención a los saldos de su tarjeta de SUBE. El dinero que les descuentan de su tarjeta puede no coincidir con el precio del pasaje que le marca el colectivero o la tarjeta de subte (en contra del usuario).

Más allá del negocio financiero de tener con saldo la SUBE y que alguien (¿el estado?) disponga del mismo a tasa cero, queda pendiente el control de los débitos, toda vez que el prestador no entrega recibo o ticket de la transacción, ni se manda la misma a un correo electrónico o alguna otra modalidad.

Por lo que resulta casi imposible para la mayoría de nosotros hacer seguimiento del uso del crédito con el que cargamos la tarjeta, además de que el estado prohibió el uso de la moneda de curso legal.

Pregunta uno: ¿puede? ¿Puede el estado obligarnos a no usar la moneda de curso legal en la Argentina?

Pregunta dos: ¿Alguien controla los débitos y a dónde va a parar ese dinero? Esto requiere una gigantesca tarea de auditoría. Ver si el dinero que se cobra está bien, si se debita lo que se debe debitar y si ese dinero va al prestador del servicio, al estado, se dividen entre ambos ese dinero y si algún tercer agente recibe parte de la recaudación. Amerita a que la SIGEN se ponga firme con este tema. Es mucho dinero.

Así que señores: a revisar los débitos de sus tarjetas.

Temas estructurales

Según las estadísticas de la Secretaría de Transporte de la Nación, la cantidad de usuario decae y la antigüedad de los rodados aumentan.

Son signos de decadencia. Falta de reinversión y caída del nivel de actividad. Son números de junio que pueden haber mejorado en el segundo semestre del año. Lo sabremos en el 2025.

El sistema de transporte en la Ciudad de Buenos Aires y el suburbio tiene problemas estructurales. Desde hace muchas décadas. Cuando los trenes suburbanos, los subterráneos y los tranvías eran del estado y las líneas de colectivos de cooperativas de propietarios (cooperativas privadas). En ese momento existía un fuerte lobby para desatender de la inversión pública en beneficio del traslado del negocio a los privados. Además, con el fuerte lobby de las terminales automotrices, que hicieron cerrar líneas de FFCC para beneficiar el negocio automotor (negocio de Frondizi, el amigo de ustedes) y la desaparición de los tranvías de la Ciudad, que se lo debemos al Ing. Alsogaray, brevemente ministro de Economía de la Nación.

A partir del kirchnerismo, empeoró. Como todo o casi todo.

En las últimas décadas fuimos paulatinamente dejando de ser un país burgués (más o menos como dice la Constitución de 1853 y proclamaba Juan Bautista Alberdi) y pasamos a ser un país de capitalismo de amigos. Ese proceso se aceleró a partir del 2000. Quien trabajó mucho y fuerte para eso fue Néstor Kirchner y se coronó con el ascenso de Mauricio Macri al gobierno. Los Macris fueron los principales contratistas de casi todos los negocios de Kirchner-De Vido. Les dieron concesiones de FFCC, obra pública por todo el país, pudieron desmontar miles de hectáreas en Salta para plantar soja (¡a quién se le ocurre!) y miles de barrabasadas más. Eso culminó en la entrega del gobierno a Mauricio Macri. Tomala vos, dámela a mí.

La verdad que el sistema hoy está cristalizado y no se ve un proceso de desarme. Volver a un sistema burgués significaría volver a que las familias sean las dueñas de los negocios, ya sean comercios, producciones agropecuarias o de servicios. Uno de los servicios sería el transporte.

Nada de eso ocurre. Ahora ni los kioskos de golosinas y cigarrillos son de familias sino de “cadenas”. Lo mismo sucede con las farmacias y… con las líneas de colectivos.

Desde hace varios años atrás, pero pronunciadamente desde el ministerio de De Vido, las compañías de colectivos urbanos, de media y larga distancia pasaron a estar en manos de compañías. La mayoría de ellas están en manos de políticos, ya sea a la vista o a través de testaferros (caso Cirigliano). También hay sindicalistas, como el caso del finado Pedraza. ¿Por qué? Porque cuando se armó el sistema de pasajes subsidiados (De Vido), de ninguna manera los dueños de todos iban a dejar que ese dinero quedara en manos de un González o un Fernández o un Bettini. No señor.

Acá voy a repetir un mecanismo descripto. La secretaría de transporte fijaba un precio del pasaje por debajo de costo operativo (costo corriente) y decía que la diferencia la giraba desde Hacienda. A los “amigos” (Macri, Pedraza, Rossi, Cirigliano, etc.) se los giraba, a las cooperativas no, las hacía quebrar y ahí aparecían las aves carroñeras a comprar por monedas. Queda claro que esa maniobra es delictiva. Maniobra sobre la cual ningún fiscal federal se interesó, dicho sea de paso.

Así es como hoy todos los colectivos están en manos de “políticos”/”empresarios”.

Lo que se agregó como novedad este año, es que una parte de los pasajes va a quedar en manos de los bancos.

Mucha gente viviendo de la gente pobre.

Mientras, las unidades se caen a pedazos, los colectivos y subtes no los limpia nadie y las autoridades tampoco lo exigen y los mismos de siempre le sacan la sal y el pan del pobre.

Con esta información debemos leer la intervención en el sistema de colectivos de la Ciudad de Buenos Aires por parte de Jorge Macri. Huelga recordar que su primo Mauricio fue (o es) propietario de varias líneas de colectivo a través de terceros.

Soluciones

Que el precio sea el que tenga que ser.
Que el trabajador gane lo suficiente para pagar el valor del pasaje.
Que las autoridades exijan que las unidades estén en condiciones de uso, tanto mecánicas como de higiene y que los choferes sean profesionales (lo son).
Que la propiedad de cada unidad vuelva a estar en poder de las familias. Los pseudoempresarios argentinos que vuelvan a tareas de empresarios y no a sacarle las posibilidades de trabajo al pequeño burgués. Si son tan empresarios que se pongan una fábrica y no una red de mercaditos o una línea de colectivos, manga de miserables.
El mejor transporte es el tren, hay que mejorar el servicio.
El segundo mejor es el subterráneo. Ídem.
Como cierre, debemos descomprimir la ciudad de Buenos Aires, y todas las otras ciudades y desparramarnos por el país. Pero esto es un tema de alta política del que nadie, nadie se ocupa.