EL VERDADERO HÉROE EN ESTE LÍO
Autor: ripvanwinkle (@dcacademico)
El domingo por la noche volviendo a mi hogar cerca a la plaza de Congreso, vislumbré lo que tendríamos al otro día .
La idea que había compartido con mi entorno era que no pasaría ni la mitad de lo que había pasado la semana anterior. Mi teoría se desmoronaba un día antes de los acontecimientos.
El barrio ya estaba sitiado a las 5 de la tarde y ya decenas de zurdos y/o progres por Callao sacaban fotos y proferían los primeros insultos a los uniformados.
Siempre me pregunto si esos sujetos no vivirán abajo del asfalto en esas 3 manzanas, sino no es posible que siempre y a toda hora haya integrantes de esa fauna cerca de los acontecimientos. O si no hay que preguntarles que número va a salir a la quiniela porque siempre se anticipan.
Una vez visto todo esto, decidí cumplir con mis obligaciones temprano como para poder ir a la plaza a ver el show en directo cerca del mediodía, y así lo hice.
Así que vestido de la manera mas zurda posible, cosa muy difícil de conseguir en mi armario, partí a ver los acontecimientos y cuando llegué estaba el comienzo del final de nuestra hermosa plaza del Congreso tal como la conocimos.
Todos los parásitos que viven de la política sin ser políticos en la plaza, las SS CAMPORISTAS formadas de forma militar.
Las Jacintas pichimahuidas de la modernidad humillando el guardapolvo que llevan puesto.
Los zurdos esos que sostengo que viven bajo el asfalto.
Los sindicatos de izquierda que me impresionaron por ser miles (literalmente)
Los nostálgicos de la discusión de los fondos buitres que se ve que les sobró merchandasing de cuando se trató en la cámara ese tema y decidieron usarlo de nuevo.
Eso era del lado de afuera obviamente, pero mientras todos estos inviables estaban afuera, del otro lado de las vallas, esas que nunca caerían del todo porque los primeros viven de los parásitos mayores, jamás entrarían a cortarle la cabeza a los que le pagan aunque sea con esa guita ajena y que es las nos roban todos los días, discutirían 17 horas sobre una ley que ya estaba cocinada previamente y de la que sólo quedaba el circo de las agresiones de papel maché, los gestos ampulosos, las cacerolas nostradamurianas y hasta una lengua que denotaba que claramente algunas sustancias ilegales si habían logrado sortear el vallado.
Una vez comenzada la sesión, la CTA, lo poco que había de la CGT, La Cámpora y las blancas palomotas rajaron y dejaron a los troskos a cargo del show mientras la otra pata de los parásitos que son los troll del gobierno comenzaban a evangelizar por Twitter. Evangelizar y mentir sobre el lugar y la forma de los hechos. El relato propio desde las oficinas públicas.
Había llegado el momento de irse a ver desde Callao como el gordo del mortero y su pandilla dejaban casi de rodillas a nuestra policía a la que el gobierno entregó a cambio de una ley y que se la bancó con unos huevos nunca vistos pagándole a la política lo que la política no les da.
Me quedé un rato mirando, apenado, pensando el hermosa Plaza el día después
y empecé a bajar por Callao en busca de una porción de pizza hasta que un momento miro hacia al costado en la calle Sarmiento y me encuentro con esto.
Me acerqué, le pregunté que estaba haciendo y me dijo que el patrón lo había mandado a hacer ese laburo y que era urgente porque por algo necesitaban una rampa para el local de la calle.
De repente me volvió el alma al cuerpo, de nuevo el país me parecía viable y normal, este pibe, del que nunca supe el nombre, en ese momento representaba a los millones de argentinos que van al frente, que laburan en una oficina, en el campo, en un taller, en una pyme y al que le van a robar las jubilaciones. Esos argentinos olvidados y ninguneados por los miles de inútiles que estaban afuera del congreso y los cientos de hijos de puta que estaban adentro del mismo.
Cuando me iba le pedí que nos saquemos una foto y cuando lo abracé me dijo “No me mandes al frente ahora con los que están ahí que acá yo soy el único que está laburando”
El domingo por la noche volviendo a mi hogar cerca a la plaza de Congreso, vislumbré lo que tendríamos al otro día .
La idea que había compartido con mi entorno era que no pasaría ni la mitad de lo que había pasado la semana anterior. Mi teoría se desmoronaba un día antes de los acontecimientos.
El barrio ya estaba sitiado a las 5 de la tarde y ya decenas de zurdos y/o progres por Callao sacaban fotos y proferían los primeros insultos a los uniformados.
Siempre me pregunto si esos sujetos no vivirán abajo del asfalto en esas 3 manzanas, sino no es posible que siempre y a toda hora haya integrantes de esa fauna cerca de los acontecimientos. O si no hay que preguntarles que número va a salir a la quiniela porque siempre se anticipan.
Una vez visto todo esto, decidí cumplir con mis obligaciones temprano como para poder ir a la plaza a ver el show en directo cerca del mediodía, y así lo hice.
Así que vestido de la manera mas zurda posible, cosa muy difícil de conseguir en mi armario, partí a ver los acontecimientos y cuando llegué estaba el comienzo del final de nuestra hermosa plaza del Congreso tal como la conocimos.
Todos los parásitos que viven de la política sin ser políticos en la plaza, las SS CAMPORISTAS formadas de forma militar.
Las Jacintas pichimahuidas de la modernidad humillando el guardapolvo que llevan puesto.
Los zurdos esos que sostengo que viven bajo el asfalto.
Los nostálgicos de la discusión de los fondos buitres que se ve que les sobró merchandasing de cuando se trató en la cámara ese tema y decidieron usarlo de nuevo.
Eso era del lado de afuera obviamente, pero mientras todos estos inviables estaban afuera, del otro lado de las vallas, esas que nunca caerían del todo porque los primeros viven de los parásitos mayores, jamás entrarían a cortarle la cabeza a los que le pagan aunque sea con esa guita ajena y que es las nos roban todos los días, discutirían 17 horas sobre una ley que ya estaba cocinada previamente y de la que sólo quedaba el circo de las agresiones de papel maché, los gestos ampulosos, las cacerolas nostradamurianas y hasta una lengua que denotaba que claramente algunas sustancias ilegales si habían logrado sortear el vallado.
Me quedé un rato mirando, apenado, pensando el hermosa Plaza el día después
y empecé a bajar por Callao en busca de una porción de pizza hasta que un momento miro hacia al costado en la calle Sarmiento y me encuentro con esto.
Me acerqué, le pregunté que estaba haciendo y me dijo que el patrón lo había mandado a hacer ese laburo y que era urgente porque por algo necesitaban una rampa para el local de la calle.
De repente me volvió el alma al cuerpo, de nuevo el país me parecía viable y normal, este pibe, del que nunca supe el nombre, en ese momento representaba a los millones de argentinos que van al frente, que laburan en una oficina, en el campo, en un taller, en una pyme y al que le van a robar las jubilaciones. Esos argentinos olvidados y ninguneados por los miles de inútiles que estaban afuera del congreso y los cientos de hijos de puta que estaban adentro del mismo.
Cuando me iba le pedí que nos saquemos una foto y cuando lo abracé me dijo “No me mandes al frente ahora con los que están ahí que acá yo soy el único que está laburando”
