La Clase Política vs La Ciudadanía
Luis Oscar Chocobar, pobre y trabajador
Autora: Hyspasia
Los hechos
El día viernes a la mañana dos motochorros intentaron asaltar a un
transeúnte, que resultó ser un turista cincuentón y norteamericano
con una cámara fotográfica en la mano. Recibió 10 puñaladas en el
pecho, dos de ellas en el corazón. Está en el Argerich en situación
comprometida.
Un policía municipal, vecino del lugar, que se dirigía a hacer horas
extras en el Hospital Presidente Perón de Sarandí, presenció los
hechos. Los motochorros huían, el policía apuntó e hirió a uno de
ellos. El otro huyó. El herido ya está fuera de peligro.
Hasta acá crónica similar a la de cualquier lugar del mundo. O casi.
Los devenires
Ahora entramos en el mundo de Gramsci-Alinsky-Adorno:
Al policía lo detienen. Como es feriado, ningún fiscal o juez se
apersona, lo que hacen recién el lunes a la mañana [1].
El policía sufre 80 horas de detención. Según la esposa, en
condiciones deplorables.
Se comió un feriado largo en cana porque la fiscala decidió no
mover su humanidad hasta donde el hombre estaba.
Ni dar la orden de liberación en forma teléfonica, como sí hizo
el secretario de Ercolini cuando detuvieron a un dealer con 20
dosis de paco ¿Se acuerdan? ¿Se acuerdan que el policía grabó
la conversación donde el secretario del juzgado no sólo liberaba
al delincuente sino que maltrataba al policía? Yo sí me acuerdo.
Las cosas que hacen ruido
Si fuera un caso aislado podríamos pensar que nos enfrentamos
al excepcionalísimo caso de una fiscala haragana, desaprensiva,
desidiosa o que se pasó de copas el jueves a la noche y no se
podía levantar.
Pero el maltrato sistemático, perpetuo y arbitrario a los miembros de
las fuerzas de seguridad no es un caso excepcional.
Armaron todo un programa para que los agentes de las fuerzas de
seguridad, siempre que puedan, elijan hacer la plancha, porque si
no lo hacen, reciben toda suerte de persecuciones: sumarios,
suspensiones preventivas (ahí si va la preventiva), relegos en los ascensos
e incluso la detención injustificable como con Chocobar (¿a dónde se iba
a profugar?).
Uno de los numerosas adalides de "las fuerzas de seguridad siempre son
culpables" es un tal Roberto Gargarella, que quería freír gendarmes "por
las dudas" en el caso Maldonado.
Eso es complementado con cambios en los reglamentos internos de las
fuerzas, sumamente restrictivos y donde siempre se presupone la falta y
dolo del agente, y la selección de magistrados y personal auxiliar de
juzgados y fiscalías con formación gramsciana (o abolicionista o
zaffaroniana). Por eso digo que es un sistema y no una cuestión
anárquica o discrecional de cada magistrado.
Un ejemplo de sistematización del sesgo anti FFSS son los exámenes
ideológicos de ingreso del Ministerio Público de la Nación. Una
especie de filtro onda comisariado político redactado por
marxistas-leninistas trasnochados.
Parece de Monty Python.
Así seleccionan personajes como la fiscala Susana Calleja.
Los Motivos
Sólo podemos adivinarlos.
- Favorecer a los delincuentes.
- Perjudicar a las fuerzas del orden.
a.
¿Por qué buscar favorecer a los delincuentes? ¿En qué consisten los
privilegios para con los delincuentes?
El sistema armado en estas últimas décadas fue eliminando una a
una las restricciones al accionar delictivo.
Creo que hay dos objetivos en favorecer a los delincuentes, en buscar
que se muevan libres y sin miedo a “la vindicta pública” (al castigo
que prevé el código penal).
Uno es que parte del botín va a manos de magistrados, tanto sean jueces
como fiscales, a políticos y a los jerarcas policíacos - estos últimos son
los “recaudadores” de la política -. Eso lo expliqué aquí y aquí y aquí.
El segundo es que buscan que la ciudadanía (nosotros) se encierre en
sus casas como conejos asustados. Excede el beneficio monetario. Es
buscar que la ciudadanía sea asustadiza, sin reflejos y básicamente
sometida.
Para buscar eso la clase política ha armado una multitudinaria ruleta
rusa en la cuál no se sabe quién va a ser el próximo ciudadano en caer
baleado camino a la parada de colectivo o al entrar o salir de casa cada
día. Todos los días. En cualquier lado.
Lo anárquico del método hace que no exista prevención posible.
Cualquiera de nosotros puede ser la próxima víctima. Ya sea un aprendiz
de maestro panadero en José C. Paz o una persona de la clase media alta
argentina perteneciente al mundo del polo. Cualquiera. A esto yo lo llamo
un toque de queda que la clase política tercerizó en los chorros. Aquí.
De este estado de cosas toda la clase política es cómplice. Los actuales, los
previos y los previos de los previos.
Se ha buscado presentar siempre a las fuerzas del orden como culpables
a priori y se les revierte la carga de la prueba (lo que es
anticonstitucional). Se presupone la mala fe del agente.
Inmediatamente es suspendido (y por lo tanto pierde medio sueldo por
el tiempo del sumario o el de la causa penal). El caso Maldonado,
donde hasta Garavano y Peña querían entregar gendarmes a los leones,
ha sido paradigmático.
Pero claramente no es el único. Ni el primero. Camaño, fiscal (luego
interventora de la fiscalía de Saavedra) explicando qué malos son los
policías, es otro. Camaño fue alcahueta tanto de Nilda Garré como de
Gils Carbó.
Pero como dije, no es la única ni es una conducta excepcional. Es lo que
sus superiores esperan de los fiscales y los magistrados que no se
someten al credo son punidos. Es sistemático. ¿Por qué? ¿Qué buscan
además del libre accionar delictivo y someter a los ciudadanos de a pie?
Buscan desactivar la organización interna, la verticalidad, el
profesionalismo y la capacidad de reacción de las FFSS (y de las FFAA)
de tal forma que si el país fuera tomado por los narcotraficantes, por las
narco guerrillas símil FARC o por formaciones insurrectas, estarían
incapacitadas para reaccionar.
Los gramscianos no piensan perder una segunda vez, como en la década
del ‘70.
Policías de la Provincia de Buenos Aires
auxilian a los miembros de las FFAA
a defender el Regimiento de La Tablada.
|
Ni tener, como fue en La Tablada, a la policía provincial tirándole a los
guerrilleros. Not again. Not ever again. Tuvieron el gobierno, desde 1983
hasta ahora, prepararon pacientemente para desarmar al Estado
Argentino.
Corolario
No pensemos que esto pasa sólo en Argentina sino en todo Occidente,
sólo que acá todo supera el barroquismo más extremo.
Trump se quejaba de esa presunción de culpabilidad contra los
uniformados por parte de fiscales. Lo sostuvo toda la campaña
(“Blue lives matter”). Lo mismo sostienen diversos grupos en
Gran Bretaña, donde acusan a los políticos de volver eunucos a
la policía.
Pero nada a los niveles argentinos.
Soluciones
Desarmar todos los protocolos de trabajo de las FFSS y volver a anteriores.
Desarmar todos los protocolos de trabajo de las FFSS y volver a anteriores.
Volver atrás las modificaciones del código procesal.
En la Ciudad reinstaurar los Edictos Policiales.
Darle seguridad a las FFSS que desde el área política se va a soportar
el accionar (como hizo la ministra Bullrich con Gendarmería en el
caso Maldonado).
Cambiar todos los magistrados y personal de juzgados y fiscalías que
sean necesarios.
Que no quede un solo gramsciano.
Luego vemos.
* * *
Coda
Como si todo esto fuera poco, el inepto y mercachifle de Avruj [2] arma
un nuevo organismo de DDHH (y van...) para tomar más empleados en
el Estado, más gente de Cs. Soc. con carrera finalizada o en curso, gastar
más dinero para...hacer lo mismo que todas las organizaciones anteriores.
Curro carreras blandas aquí.
Curiosamente no propone defender a los ciudadanos de los delincuentes
ni defender los DDHH de los miembros de las FFSS y FFAA. ¿Curioso, no?
No cambiamos nada.
* * *
* * *
[1] Lo liberaron el lunes a la tarde.
[2] Antes de embaucar a los del PRO vendía telas.