Toda una vida contra la mutilación genital femenina
6 de Febrero: DÍA MUNDIAL CONTRA LA ABLACIÓN GENITAL FEMENINA
Versión original: http://www.elmundo.es/sociedad/2017/02/07/5898dff922601dd2628b45c4.html
Autora: MARÍA RODRÍGUEZ - Uagadugú (Burkina Faso)
El médico Michel Akotionga, ha operado 4.000 mujeres que han sufrido la mutilación genital femenina en los últimos hace 25 años.
Se encuentra en la setentena de edad, pero no quiere precisarla. Distinciones y certificados de reconocimiento por su labor se reparten por su despacho, pero no es de los que les gusta hacer ruido. Para él su éxito es prestar servicio a las mujeres de su país, Burkina Faso, situado en África occidental. Mujeres que han sufrido la mutilación genital femenina y todos los problemas que ésta acarrea, y que quieren recuperar lo que de niñas les robaron.Se llama Michel Akotionga, y a pesar de estar jubilado desde 2011, sigue trabajando. "Mientras que tenga la fuerza y las mujeres de mi país me necesiten no voy a tumbarme a descansar en ningún sillón", asegura. Es por ello que en 2012 abrió una clínica que lleva el nombre de su madre, Ateguina, en honor a ella y a todas las mujeres, donde continua realizando operaciones para la reparación de secuelas de la ablación.
Considerado uno de los mayores especialistas en este ámbito, calcula que desde 1992 ha operado a unas 4.000. En la época de su niñez, en el pueblo, se practicaba a las niñas del mismo grupo de edad la ablación debajo de un árbol. Los muchachos, que no podían estar presentes durante el ritual, se escondían y observaban de lejos, sin tener del todo claro de qué se trataba. Pero Akotionga recuerda los gritos que les hacían saber que era algo muy doloroso. Fue años más tarde, ya estudiante, cuando mostró su rechazo hacia esta práctica ancestral. Pero nadie le escuchaba e, incluso, algunos de sus familiares lo amenazaron por sus ideas.
Tuvo que esperar a terminar sus estudios y convertirse en ginecólogo parar tener la oportunidad de luchar contra esta práctica a la que no veía ningún beneficio.Especializado en Ginecología y Obstetricia en Angers (Francia) volvió a Burkina Faso en 1989, cuando comenzó a trabajar en el Centro Hospitalario Universitario de Uagadugú, la capital del país. Un año más tarde, el Ministerio de Salud le pediría formar parte del Consejo Nacional de Lucha contra la Práctica de la Escisión (CNLPE), institución encargada de la erradicación de estas prácticas a nivel nacional, y del que hoy es vicepresidente honorario.
"A los miembros del Consejo nos tiraban piedras porque mostrábamos el sexo de la mujer", cuenta. Fue a fuerza de insistir, de sensibilizar a través de conferencias, películas e imágenes, así como con la ayuda de los líderes tradicionales y religiosos, que consiguieron que la gente les escuchara y comprendieran la problemática."La ablación es un fenómeno social que no se llega a explicar pero que es muy difícil de combatir. Incluso los intelectuales la practican a sus hijas. Argumentan que es para impedir que las niñas sean frívolas, que no vayan detrás de los chicos y que sean infieles cuando, en realidad, se trata de una cuestión de educación y de voluntad", señala Akotionga. "La gente argumenta que no puede levantarse contra la costumbre y, además, hay que tener presente que antes la mujer no tenía ningún derecho a la palabra, se podía hacer con ella lo que se quisiera", continúa.
El doctor Akotionga revisa un cuaderno que guarda cuidadosamente en su despacho. En él apunta a las mujeres que ha operado, como lleva haciendo desde que empezó. Busca en la larga lista casos para dar algunos ejemplos anónimos, una mujer que trabaja en el Palacio de Justicia, otra de la que se burlaban de ella en el Instituto y que con 14 años, por ese motivo, fue ella misma quien pidió que la mutilaran durante las vacaciones, "y hoy en día, es una intelectual", suspira. Akotionga relata que antes, cuando no había baños en las casas, las chicas de la misma edad se iban juntas al río para lavarse y cuando una de ellas no tenía mutilados los genitales todas se burlaban de ella, "no eres una mujer", le decían, y sintiéndose excluida ella misma pedía que le practicaran la ablación.
Desde que el doctor Akotionga comenzó a trabajar como ginecólogo siente que ha habido "un gran cambio" en Burkina Faso en relación a la mutilación genital femenina. Según el último estudio realizado por el CNLPE, en 2010 la prevalencia entre las niñas de 0 a 14 años era del 13% mientras que entre las mujeres de 15 a 49 años era del 76%, lo que demuestra una reducción de esta práctica. La actividad del doctor forma parte del programa del CNLPE que, financiado por UNICEF, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), la embajada de Dinamarca, la embajada de Países Bajos y Medicus Mundi Andalucía, permite operar gratuitamente a las mujeres en todo el territorio burkinés.
Akotionga ha formado a cientos de médicos en Burkina Faso para contar con al menos dos en cada hospital del país que puedan operar. Y, como veterano, también ha enseñado a doctores en casi todos los países de África occidental.Cada miércoles opera a cuatro mujeres, aunque desde el pasado 28 de septiembre los kits con los utensilios necesarios para practicar cada intervención se han agotado y está a la espera de que se renueve el presupuesto de este año para seguir operando. Actualmente 18 mujeres están en lista de espera, pero serían más si no fuera porque se ha corrido la voz de que por ahora no se puede operar.Una mujer que se acaba de casar y no puede tener relaciones sexuales o una niña que ha comenzado la menstruación y la sangre no sale de su vagina, son dos de los ejemplos que da para explicar las dificultades a las que se enfrentan muchas mujeres mutiladas. Entre 10 y 15 minutos. Es el tiempo que el doctor Akotionga necesita para cambiarles la vida.
Más información:
http://cisav.mx/dia-internacional-de-tolerancia-cero-con-la-mutilacion-genital-femenina/
http://www.un.org/es/events/femalegenitalmutilationday/
http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs241/es/
Versión original: http://www.elmundo.es/sociedad/2017/02/07/5898dff922601dd2628b45c4.html
Autora: MARÍA RODRÍGUEZ - Uagadugú (Burkina Faso)
El médico Michel Akotionga, ha operado 4.000 mujeres que han sufrido la mutilación genital femenina en los últimos hace 25 años.
Se encuentra en la setentena de edad, pero no quiere precisarla. Distinciones y certificados de reconocimiento por su labor se reparten por su despacho, pero no es de los que les gusta hacer ruido. Para él su éxito es prestar servicio a las mujeres de su país, Burkina Faso, situado en África occidental. Mujeres que han sufrido la mutilación genital femenina y todos los problemas que ésta acarrea, y que quieren recuperar lo que de niñas les robaron.Se llama Michel Akotionga, y a pesar de estar jubilado desde 2011, sigue trabajando. "Mientras que tenga la fuerza y las mujeres de mi país me necesiten no voy a tumbarme a descansar en ningún sillón", asegura. Es por ello que en 2012 abrió una clínica que lleva el nombre de su madre, Ateguina, en honor a ella y a todas las mujeres, donde continua realizando operaciones para la reparación de secuelas de la ablación.
Considerado uno de los mayores especialistas en este ámbito, calcula que desde 1992 ha operado a unas 4.000. En la época de su niñez, en el pueblo, se practicaba a las niñas del mismo grupo de edad la ablación debajo de un árbol. Los muchachos, que no podían estar presentes durante el ritual, se escondían y observaban de lejos, sin tener del todo claro de qué se trataba. Pero Akotionga recuerda los gritos que les hacían saber que era algo muy doloroso. Fue años más tarde, ya estudiante, cuando mostró su rechazo hacia esta práctica ancestral. Pero nadie le escuchaba e, incluso, algunos de sus familiares lo amenazaron por sus ideas.
Tuvo que esperar a terminar sus estudios y convertirse en ginecólogo parar tener la oportunidad de luchar contra esta práctica a la que no veía ningún beneficio.Especializado en Ginecología y Obstetricia en Angers (Francia) volvió a Burkina Faso en 1989, cuando comenzó a trabajar en el Centro Hospitalario Universitario de Uagadugú, la capital del país. Un año más tarde, el Ministerio de Salud le pediría formar parte del Consejo Nacional de Lucha contra la Práctica de la Escisión (CNLPE), institución encargada de la erradicación de estas prácticas a nivel nacional, y del que hoy es vicepresidente honorario.
"A los miembros del Consejo nos tiraban piedras porque mostrábamos el sexo de la mujer", cuenta. Fue a fuerza de insistir, de sensibilizar a través de conferencias, películas e imágenes, así como con la ayuda de los líderes tradicionales y religiosos, que consiguieron que la gente les escuchara y comprendieran la problemática."La ablación es un fenómeno social que no se llega a explicar pero que es muy difícil de combatir. Incluso los intelectuales la practican a sus hijas. Argumentan que es para impedir que las niñas sean frívolas, que no vayan detrás de los chicos y que sean infieles cuando, en realidad, se trata de una cuestión de educación y de voluntad", señala Akotionga. "La gente argumenta que no puede levantarse contra la costumbre y, además, hay que tener presente que antes la mujer no tenía ningún derecho a la palabra, se podía hacer con ella lo que se quisiera", continúa.
El doctor Akotionga revisa un cuaderno que guarda cuidadosamente en su despacho. En él apunta a las mujeres que ha operado, como lleva haciendo desde que empezó. Busca en la larga lista casos para dar algunos ejemplos anónimos, una mujer que trabaja en el Palacio de Justicia, otra de la que se burlaban de ella en el Instituto y que con 14 años, por ese motivo, fue ella misma quien pidió que la mutilaran durante las vacaciones, "y hoy en día, es una intelectual", suspira. Akotionga relata que antes, cuando no había baños en las casas, las chicas de la misma edad se iban juntas al río para lavarse y cuando una de ellas no tenía mutilados los genitales todas se burlaban de ella, "no eres una mujer", le decían, y sintiéndose excluida ella misma pedía que le practicaran la ablación.
Desde que el doctor Akotionga comenzó a trabajar como ginecólogo siente que ha habido "un gran cambio" en Burkina Faso en relación a la mutilación genital femenina. Según el último estudio realizado por el CNLPE, en 2010 la prevalencia entre las niñas de 0 a 14 años era del 13% mientras que entre las mujeres de 15 a 49 años era del 76%, lo que demuestra una reducción de esta práctica. La actividad del doctor forma parte del programa del CNLPE que, financiado por UNICEF, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), la embajada de Dinamarca, la embajada de Países Bajos y Medicus Mundi Andalucía, permite operar gratuitamente a las mujeres en todo el territorio burkinés.
Akotionga ha formado a cientos de médicos en Burkina Faso para contar con al menos dos en cada hospital del país que puedan operar. Y, como veterano, también ha enseñado a doctores en casi todos los países de África occidental.Cada miércoles opera a cuatro mujeres, aunque desde el pasado 28 de septiembre los kits con los utensilios necesarios para practicar cada intervención se han agotado y está a la espera de que se renueve el presupuesto de este año para seguir operando. Actualmente 18 mujeres están en lista de espera, pero serían más si no fuera porque se ha corrido la voz de que por ahora no se puede operar.Una mujer que se acaba de casar y no puede tener relaciones sexuales o una niña que ha comenzado la menstruación y la sangre no sale de su vagina, son dos de los ejemplos que da para explicar las dificultades a las que se enfrentan muchas mujeres mutiladas. Entre 10 y 15 minutos. Es el tiempo que el doctor Akotionga necesita para cambiarles la vida.
Más información:
http://cisav.mx/dia-internacional-de-tolerancia-cero-con-la-mutilacion-genital-femenina/
http://www.un.org/es/events/femalegenitalmutilationday/
http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs241/es/