Nepotismo: STRIKE 2

Autor: Fabeluke

Strike 1.

Corría diciembre. Tratábamos de recordar dónde guardamos el cotillón de Navidad cuando nos enteramos que la hermana del Ministro de Trabajo había sido nombrada como directora del Banco Nación. No era déjà vu, sólo un calco de lo ocurrido con la hija del Ministro de Defensa dos años y una administración atrás. –“Bueno, no es tan así, una es hermana y la otra era hija”-, se dice que  ensayó como defensa un talibán oficialista de esos que nunca faltan.
Lo cierto es que los que ayer gritaban nepotismo a los cuatro vientos pasaron a exaltar las virtudes de la hermana ministerial, y aquéllos férreos defensores devinieron en ácidos críticos, sin que ninguno sintiera el menor pudor.
Pocos días después nos enteramos de la designación del hijo del diputado Amadeo en Aerolíneas Argentinas. -Cualquier semejanza con el nombramiento del hijo del diputado Recalde en la misma empresa es mera casualidad-, dijeron algunos. -Trabajó ocho años en la misma posición en LAN, tiene expertise de sobra-, dijeron otros. Si el muchacho es tan bueno como dicen, no debería tener problema en conseguir un puesto mejor pagado en el ámbito privado sin perjudicar la imagen del gobierno. ¿O no? Capaz que no. Quién lo sabe.



El nombramiento de familiares en el estado es una antigua tradición que tuvo su clímax durante el kirchnerismo. Néstor no dejó a ningún Kirchner sin su tajada del estado y hasta llevó a su amante a trabajar en Balcarce 50. De Vido ubicó a su esposa en la Sindicatura General de la Nación; Moreno puso a la suya como directora en ARSAT (la empresa, no el satélite, por esos tiempos se llevaban bien). Los hijos de Parrilli ocuparon cargos en Inprotur y en  Cancillería. Los hijos de Zannini ocuparon puestos en Cancillería, YPF, Lotería Nacional y Procuración del Tesoro. Carlos Luizzi, antiguo número dos del ex candidato a vicepresidente llegó a nombrar 22 (sí, veintidós!) parientes y amigos en estado. Y la lista sigue. Y sigue. Y sigue.


La actual administración tampoco escapó a la regla. A los nombramientos de la hermana de Triaca y del hijo de Amadeo debemos sumar al hermano de Pinedo en el Senado, al hijo de Bullrich en el Ministerio de Modernización, la prima de Stanley en el Ministerio de Acción Social, donde también revista la esposa de Frigerio, mientras que su yerno revista en el Ente Nacional de Comunicaciones.
Prácticamente no existe Ministerio, jefatura, secretaría, subsecretaría, dirección, oficina, ente, comisión, unidad, subunidad, departamento que no tenga alguien que no haya acomodado alguien en el estado.
Algunos se van, otros (muchos) permanecen formando capas geológicas de empleados sin más mérito que la militancia o el parentesco, amparados en la estabilidad. La manda constitucional de la idoneidad como único requisito para acceder al empleo raramente se cumple, y así tenemos un estado sobredimensionado, superpoblado, ineficaz e ineficiente.

Strike 2.


La habitual parsimonia de enero fue sacudida con el segundo escándalo que involucraba a Triaca. 
Un exabrupto por WhatsApp nos hizo saber que el titular de la cartera de trabajo tenía una empleada en negro… ok, en negro no porque la blanqueó justito antes de jurar como ministro…ok, blanquear es un decir porque algo en negro le pagaba…algo así como una empleada en gris…del ministro de trabajo. Only in Argentina.
Sandra Heredia, la grisásea empleada en cuestión, hacía de todo: cuidaba y mantenía la quinta familiar, organizaba las comidas, preparaba los asados …y hacía de interventora delegada en el SOMU de San Fernando. Es que con un trabajo no alcanza.
¿Cómo es que una persona con nula experiencia en la burocracia sindical terminó como interventora? No sería descabellado pensar que el nombramiento de Sandra (y de otras 240 personas más según OPI Santa Cruz) en el SOMU pudiera obedecer a una práctica poco conocida pero muy extendida: el retorno salarial.
Unos años atrás Bruno Bimbi contó que mientras trabajó como asesor de Diana Conti, ésta le retuvo una parte de su sueldo. Fue la única vez que alguien se atrevió a denunciarlo. El escándalo duró un rato hasta que fue tapado por otro, la causa penal quién sabe en qué terminó, pero la inveterada práctica aún sigue vigente.
Cambian las figuritas, cambian los partidos, pero la historia sigue siendo la misma.

Bola 1.

Hablamos de Triaca como podríamos hacerlo de cualquiera de esta administración, de la anterior y de prácticamente todas desde que tenemos memoria. Nada es nuevo, es parte de las prácticas de una clase política que concibe al estado como botín de guerra. No sirven al estado, se sirven de él.


El presidente anunció un decreto por el que se prohíbe a los funcionarios nombrar parientes. Lo que es éticamente reprobable parece que finalmente será legalmente vedado. 
Pero permítanme ser un poco escéptico con la medida. No porque sea poco el ahorro o porque sólo viene a deshacer lo hecho por la misma gente. Soy escéptico porque resulta evidente que apunta a sacrificar nombramientos en pos de mantener al ministro en su puesto. Tal vez sea para no darles el gusto a los gremios y la oposición talibán con una renuncia, tal vez sea porque no cuentan con un reemplazo, lo cierto es que el decreto anunciado apunta a otro fin que no es el que se dice.
También soy escéptico porque no creo que la clase política tenga la voluntad de solucionar los problemas de los que son parte causante. A lo máximo que podemos aspirar es a que disimulen mejor o a que nos despojen menos. 
La solución (ojalá) pasa por un cambio de mentalidad, por una diferente concepción del estado, mejor dicho, de la cosa pública. Un cambio y una concepción que no se logra instantáneamente ni con gestos grandilocuentes para la tribuna. Es un proceso largo, arduo, que requiere de una voluntad y decisión difícil de encontrar en los actores de la política actual. 

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Colaboraciones a restaurar.arg@gmail.com

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