LA GUERRA CONTRA EL CAMPO

Conversaciones sobre las razones que impiden un crecimiento exponencial de las exportaciones.

Autora: Ingeniera Candela Sol Silva (@CandelaSolSilva)

Nota original en La Derecha Diario: https://derechadiario.com.ar/argentina/la-guerra-contra-el-campo-conversamos-con-la-economista-iris-speroni-sobre-el-parasitaje-del-sector-agropecuario


Frente a la inestabilidad económica y el caos creciente entre el gobierno argentino y el campo, La Derecha Diario consultó con la especialista Iris Speroni sobre los problemas que enfrentan tanto la industria agropecuaria, golpeada incesantemente por esta gestión, como la precaria balanza comercial argentina.

Iris Speroni es licenciada en economía por la Universidad de Buenos Aires, posee un Máster en Finanzas por la Universidad del CEMA y, además, un posgrado en Agronegocios por la UBA. Ha alcanzado la popularidad en redes en los últimos años con sus publicaciones en su página RestaurArg. Conversó con Candela Sol Silva, columnista de La Derecha Diario, sobre la situación.

Según el reciente régimen aprobado por el Banco Central (BCRA), una vez que el productor liquide sus granos para exportar, con el 70% de los pesos que obtiene podrá hacer un depósito “dollar linked”, es decir, un depósito en pesos que ajusta al tipo de cambio oficial. Con el 30% restante de los pesos, el BCRA le permitirá recomprar dólares, también al tipo de cambio oficial, a la vez que deberá pagar el impuesto PAIS y las retenciones. De esa cuenta surgirá en los hechos un nuevo tipo de cambio que los productores calcularán para decidir o no su venta.

En base a lo anterior ¿cree que este nuevo tipo de cambio podría lograr alguna diferencia a la desgastada relación entre las partes?

– “No. Esta medida está dirigida exclusivamente a los stocks de soja y solamente por un corto período. No enmienda el perjuicio que el diferencial de cambio genera a las economías regionales, que venden su producto a la mitad de su precio (té, porotos, maní, arroz, algodón, peras y manzanas, uvas y vinos, ajo, cebolla, arándanos, cítricos), ni al resto de los cultivos y ganadería de la pampa húmeda (trigo, sorgo, maíz, girasol, cebada, alfalfa, carnes de todo tipo y leche). Aún en el caso de la soja, dado que es una oferta de “mejor precio” temporaria, no invita a aumentar el área sembrada para la próxima cosecha. Por lo que, definitivamente, no es una solución”.

¿Por qué existe una amplia diferencia entre lo que cobra el productor argentino frente a lo que cobra el productor de Paraguay, Brasil, Bolivia y Uruguay?

– “Dos razones. La más importante es la diferencia de tipo de cambio, que le corta el precio a la mitad al productor. La segunda son los derechos de exportación, que es un impuesto que no existe prácticamente en ningún lugar del mundo. Por la soja, el productor argentino cobra más o menos un cuarto que su par brasileño y mucho menos de la mitad (aprox. 30%) de sus pares bolivianos y paraguayos. Eso en cuanto al precio. 

Luego hay otro tipo de diferencias, Argentina es uno de los pocos países del mundo donde se cobran los impuestos por adelantado, lo que le quita capital de trabajo al productor. Tampoco existe verdadero soporte del estado, como sí los bancos de inversión en Brasil o un buen sistema de transporte de cargas, o un servicio diplomático eficiente. Sólo como ejemplo: Paraguay está a punto de lograr la certificación del equivalente al SENASA de los EEUU, imprescindible para colocar la producción de carne en el sudeste asiático (Corea del Sur, Taiwán, Japón). Delegaciones ya abrieron los mercados y sólo están esperando esta certificación. Uruguay coloca carne ovina en Medio Oriente, cosa que nosotros no hacemos. Si uno suma las barreras que existen, no sólo para un productor agropecuario sino para cualquier ciudadano argentino, no es de extrañar que los países limítrofes tengan reservas crecientes, estabilidad de sus monedas y mejoras sostenidas del standard de vida de su población”.

Argentina tuvo la mayor flota mercante de Latinoamérica, fue perdiendo influencia, y finalmente Paraguay captó y pasó a dominar el mercado, ¿es posible que Argentina pueda recuperar su hegemonía en el sector? ¿Qué ingresos significarían?

– “Paraguay monopoliza el transporte de cargas en el Paraná; básicamente por impericia y desidia nuestra. Debemos recomponer la flota fluvial de cargas y la flota marítima mercante para colocar nuestra producción en todo el mundo. Actualmente perdemos en fletes entre U$D 6.000 y U$D 8.000 millones anuales, según los costos del momento. El mayor daño es la falta de disponibilidad de bodegas que significa pérdidas de ventas. También hay que recomponer las cargas aéreas. Determinados productos, como la fruta fina, la requiere preferentemente. 

Es totalmente posible volver a tener flota propia, primero con la compra de barcos y luego al poner en funcionamiento nuestros astilleros. Se requieren los incentivos correctos que propicien la reinversión en el propio sector. De esa manera sería atractivo poseer control sobre todos los puntos de la cadena para no depender de un tercero para producir y abastecer los mercados”. 

Yendo más a lo macro ¿por qué la casta política no quiere abandonar el status quo pudiendo exportar hasta tres veces más? Lo cual generaría mayor empleo, salarios más altos, triplicaría las divisas y un largo etcétera.

– “El diferencial de tipo de cambio es una herramienta para que el BCRA se apropie de la mitad del valor de las exportaciones agropecuarias y agroindustriales. Ese dinero, en lugar de reinvertirse en la propia producción y así expandirla, tanto en extensión, como en rendimiento, como en infraestructura asociada (en los propios campos, o en transporte, o en acopio, o en procesamiento), o en calidad, se entrega al estado vía el BCRA, quien a su vez lo redistribuye a su arbitrio. Como ese ingreso no está legislado, no tiene contabilidad alguna y el estado federal cuenta con absoluta discrecionalidad para su utilización.

Resulta, a grandes rasgos, que los dólares comprados a mitad de precio, son vendidos a mitad de precio a las personas que los funcionarios eligen en forma arbitraria. No hay subasta de ese dinero, ni destino prefijado (cancelar la deuda externa, por ejemplo). Finalmente, queda en manos de los amigos del poder, quienes son los felices beneficiarios de comprar decenas de millones de dólares a 130 pesos cada uno. Es un incentivo enorme para continuar este magnífico negocio todo el tiempo que sea posible”.

Alberto Fernández y su gabinete se quejan constantemente de que hay falta de dólares, pero las balanzas comerciales positivas de los últimos años demuestran lo contrario. ¿Qué es lo que hacen con los dólares del Superávit Comercial?

– “El superávit comercial, o balanza comercial positiva (son sinónimos), fue en los últimos 30 meses, según el INDEC, de 3.196 millones de dólares entre enero y mayo de este año (1), de 14.750 millones de dólares en 2021 (2), y de 12.528 millones de dólares en 2020 (3).

Este dinero debió estar en las reservas (proceso de acumulación que llevaron a cabo Brasil, Bolivia, Paraguay y Chile). O en su defecto, haber sido utilizado para cancelar deuda en dólares.



No sucedió ni lo uno ni lo otro. No hay un solo dólar en el BCRA. Este dinero se esfumó con diferentes artilugios: cancelación de deudas de empresas privadas en el exterior, compra de servicios, turismo, y la venta de dólares para mantener bajo (o más bajo) el dólar paralelo. En resumen, o se vendió a los amigos para que importaran bienes suntuarios o inexistentes (sobrefacturación de importaciones) o simplemente se desvaneció”.

El tipo de cambio

Todo productor quisiera cobrar el precio pleno de lo que vende, pero Argentina con sus diferentes tipos de cambio lo vuelve algo imposible. Durante el año 2020, según el INDEC, el país exportó la suma de $54.884 millones de dólares.

La diferencia de tipo de cambio entre el dólar libre (el que uno puede comprar) y el que paga el BCRA a los exportadores rondó el 50%. Es decir, el BCRA o, lo que es lo mismo, el estado federal, le compró forzadamente a los exportadores sus dólares a mitad de precio. Mientras que los productores agropecuarios a la hora de comprar todos los insumos importados que necesitan para seguir produciendo, deben hacerlo a un dólar más caro. ¿A cuál? Al que decida el importador. En estos momentos es un mix de oficial y libre.

Para esos montos de exportación, si el estado compra a mitad de precio los dólares obtenidos por las exportaciones, quiere decir que en la operación de compra de dólares, el estado se quedó con $27.442 millones de dólares. El doble de la recaudación de IVA para ese año.

En resumen, le quita esos $27.442 millones de dólares a todos los que contribuyen a crear riqueza, que reciben la mitad de su precio. Eso es diferente de lo que sucede en Paraguay, Uruguay, Bolivia, Chile o Brasil. Por ello esas economías crecen, al igual que sus exportaciones y en Argentina lo único que crece es la pobreza.

Esta quita del precio a las exportaciones (tanto por tipo de cambio atrasado como por derechos de exportación) es la razón por la cual no hay crecimiento. Como consecuencia de que el estado le quite a la locomotora de la economía argentina todo su combustible. Por eso el país no exporta (es sólo un quinto de la economía total). Como no hay incentivo a exportar, tampoco lo hay a crecer, a invertir, a dar trabajo o a pagar buenos sueldos.

– “En el caso de la manipulación del tipo de cambio, afecta no sólo a los productores agropecuarios sino a todos los exportadores. La Argentina debería ser el principal exportador de maquinaria agrícola del mundo (como lo somos en muchos otros rubros). No lo somos exclusivamente por la política cambiaria. Esta decisión gubernamental mata empleo y deprime el nivel salarial de sectores enteros”, explica Iris.

En resumen, las diferencias de tipo de cambio perjudican a las exportaciones. Como los exportadores no obtienen el precio pleno de sus productos, el país no explota su verdadero potencial, se desalientan las inversiones y, en consecuencia, el crecimiento.

– “Desde hace once años, desde el segundo mandato de Cristina Fernández, los bancos son beneficiados por un continuo de altas tasas de interés y tipo de cambio atrasado, lo que maximiza las ganancias en dólares. El momento de mayor éxtasis fue con Sturzenegger y sus intereses al 80% anual; sin embargo el actual 61% anual no es de despreciar. No es sólo el interés que se le carga al estado sino que a su vez les autoriza a cobrar tasas altas a las pymes (descuento de cheques) y a las familias (saldo impago de tarjetas de crédito).  Réditos que convierten en divisa a un dólar atrasado”.

El kirchnerismo lucra con sus negociados mientras calumnia al campo y a sus exportaciones, cuando las mismas generan divisas, crean empleo, permiten lograr altos niveles de producción y exigen altos estándares de calidad.  Uno de los primeros ataques directos al sector rural de Alberto Fernández fue el cierre de exportaciones de carne en el 2021.

La política argentina no tiene un proyecto de Nación. No saben qué es estratégico y qué no lo es. Necesitan desesperadamente que el campo juegue este papel de “enemigo” y causante de todos los males, para que sus militantes no cuestionen las medidas que el gobierno toma, como la descontrolada emisión monetaria y el desmesurado gasto público.

¿Qué proyectos se podrían financiar con la riqueza del campo que permitiría aumentar la generación de divisas? Una inversión en el sector de hidrocarburos, por ejemplo. La construcción de un gasoducto desde Vaca Muerta hasta el oeste de la provincia de Buenos Aires, con el objetivo de llegar a la costa donde se ubicaría una planta a construir para licuar y exportar GNL. Esta planta también se podría transformar para la producción de fertilizantes de manera de poder asegurarnos el autoabastecimiento. Punto sensible toda vez que existen tensiones bélicas entre las potencias.

– “El gasoducto en total costará U$D 1.500 MM, la planta otros U$D 2000 MM. El sector agropecuario puede juntar ese dinero y ser dueño del gasoducto. Proveer por un precio el servicio de transporte. Pero más importante que vender gas licuado es poner más plantas de urea -más de las que ya existen-, para garantizarse la provisión y tener excedentes de exportación. El dinero necesario tanto para el gasoducto como para la planta de fertilizantes está dentro de las posibilidades económicas del sector. Lo mismo con las concesiones de FFCC o comprar buques graneleros”, revela la economista. 

Una nación soberana con destino de grandeza deberá concretar proyectos serios, cuyos objetivos apuntaran a ser autosuficientes en toda la cadena de valor, y de tal manera poder garantizar la producción aún en un escenario bélico internacional. Incluso no aprovechamos la oportunidad en donde los precios de los commodities aumentan. 

Vivimos tiempos para pensar en grande, pero si seguimos votando políticos mediocres que solo buscan llegar al poder para acomodar familiares, amigos, amantes y, más grave aun, para repartirse el botín, jamás podremos salir de esta situación. Es hora de que los argentinos exijamos políticos a la altura de las circunstancias.


Por Candela Sol Silva, para La Derecha Diario.

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