EL CUENTO DEL TÍO


Autor: Juan Martín Perkins

Con esto de la crisis, que se retroalimenta de tanto hablar de ella, aparecen quienes agudizan el ingenio y se aprovechan de la realidad, sobre todo de la de  los mas inocentes y crédulos...

Habrán oído hablar de “el cuento del tío”. Algunos comunicadores alertan sobre una maniobra engañosa que practican algunos vivos para estafar a la gente mayor. En mi pueblo pasa con los jubilados.

La maniobra consiste en lograr mediante artes de engaño que las personas den datos para acceder a sus cuentas y vaciarlas.

Habrás oído hablar del cuento del tío… y seguramente habrás pensado: pobres viejos, que desguarnecidos y abandonados están.

Abandonados y expuestos como todos nosotros, viejos y jóvenes también, ya que somos un pueblo proclive  al pensamiento mágico y eso nos hace fácil presa del cuento del tío maldito.
Mi teoría es que se trata de responsabilidades compartidas.

Y caemos una y otra vez. Y después nos rescatamos y volvemos a creer en líderes que nos prometen el país que “merecemos”.

¿Cuál es el país que nos merecemos?

Recuerdo a alguien que venía a la carpa del paro agropecuario que sobrevino con la convulsionada 125 en el 2008.

Flaco, me decía. Cuando entiendas que la Argentina se debate desde hace 70 años en una interna peronista, entonces entenderás todo.

Tenía razón. Si pensamos en clave de interna peronista, advertiremos que los argentinos vivimos en medio de un gran cuento del tío. Y, ¡¡ojo!! Peronistas somos todos (radicales incluidos), sólo que algunos no nos hemos enterado todavía, y otros ya lo saben, pero hacen como que no.

Cuestión es que el cuento del tío es transversal… y nadie nos lo hace, nos lo hacemos nosotros mismos a puro auto engaño, como cuando siendo hombres nos auto percibimos mujer, oveja, loro o planta.

Claro, luego buscamos un chivo expiatorio y le echamos toda la culpa, una vez que los bancos nos dejaron con la ñata contra el vidrio.

Mientras tanto, somos felices haciendo como que un peso vale un dólar, derritiendo las tarjetas, trepando como sea a los aviones, endeudándonos a sabiendas de nuestra insolvencia, cobrando sin trabajar, pidiendo subsidios y prebendas que otros pagarán con impuestos agobiantes, sabiendo que al final de la fiesta, vendrá alguien a hablarte con el corazón para que vos le puedas contestar con toda la ira del bolsillo. ¿Te das cuenta de que el cuento del tío es moral? Sólo vemos lo económico.

No te angusties, pues un salvador, (mas inescrupuloso y audaz que el anterior), vendrá a reiniciar el ciclo y te hablará del país que nos merecemos. Entonces, nuevamente, una vez mas, le pedirás un cuento del tío…

Y vuelta a empezar.

¿Qué nos auto percibiremos en el nuevo ciclo? Profundizaremos la agenda de la nueva izquierda y seguiremos haciendo marxismo cultural.

Seguramente quedará bien instalado que toda la culpa fue del mercado e iremos por mas Estado para pedirle que nos procure la anestesia y no sufrir el shock de realidad. Sigamos con la avalancha estatista… Y que saqueen a quien sea, menos a uno.

Un cuento del tío que nos apetece mucho es ese que dice que preferimos dejar el petróleo bajo tierra antes que “se lo lleven” las multinacionales, que honraremos deudas pero sin sufrir, que somos todos iguales (menos ante la ley) y que somos un pueblo maravilloso que nunca se equivoca. Este último, es nuestro cuento preferido.

¿Cuál será el país que nos merecemos? ¿No será éste que tenemos?

¿No será que hay relación entre causa y efecto?

Nadie te engaña, solo te hacen el cuento que quieres oír.  Los políticos no son lideres de opinión, solo interpretan demandas y hacen ofertas. Tu eres el que compra. La responsabilidad es compartida. Nadie te hace el cuento del tío.
Somos un gigantesco cuento del tío voluntario.

Deberíamos llamarnos “La odisea de los Giles” porque parecemos la novela de Eduardo Sacheri.

Sólo falta que nos dirija Sebastián Borensztein y le echemos la culpa a Domingo Cavallo.

Juan Martín Perkins.
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