PARATE




Los talleres, los pequeños comercios, los cuenta propistas, los profesionales, las pequeñas empresas son la savia de nuestro país.

Autora: Iris Speroni

El parate actual que decidió nuestro gobierno (y otros gobiernos de Occidente) debido a la pandemia es razonable desde un punto de vista sanitario. Vale la pena parar todo quince días si realmente se hace bien. Si toda la población lo respeta. Si es parcial, no sirve. Es un costo económico enorme que resultará fallido.

Este corte de actividad provocará una caída brutal de la producción y de las ventas en todo el mundo. No somos sólo nosotros, una economía mediana, los que entramos en modo hibernación. Es todo Occidente (al menos). Eso va a tener varias repercusiones en Argentina y en el mundo. Inmediatas y a futuro.

En la Argentina, la consecuencia inmediata es una caída del PBI en un país que no crece desde hace ocho años y que decrece en los últimos cuatro. Esa falta de crecimiento prolongado tiene varios derivados. El primero es que somos todos un poco más pobres. El segundo es que muchas familias no tienen ahorros. De hecho hay familias endeudadas. Un poco menos de la mitad de la población vive al día. Por un lado los trabajadores en negro, que son la mitad del trabajo privado argentino. 

El señor que vende churros en la Estación de Temperley del FFCC, si no vende no lleva plata a su casa. 



Los monotributistas y los autónomos. Si es pedicura y no trabaja, no come. Si es abogado y hay feria, no cobra. La lista es infinita. 

Los comercios. Si vende remeras en el Once, estará días sin facturar. A fin de mes tendrá que pagar sueldos, ABL, gas, luz, alquiler, etc. 

El alquiler es un tema delicado. De un lado del contrato hay una peluquería cerrada, pero en la otra punta está una jubilada con la pensión mínima más el alquiler. El mundo es distinto de cómo la inútil casta política argentina lo imagina. 

En todas las medidas que dictó el gobierno, hasta ahora sólo determinó posponer de facto los vencimientos al declarar feriado bancario. Pero el ABL hay que pagarlo igual los primeros días de abril. La cuota de monotributo también, etc. 

Los gobiernos de Gran Bretaña y Francia hablaron de un jubileo para comercios y pequeños empresarios y para la población en general. Veremos cómo lo instrumentan. Acá tendrán que hacer algo similar. Suspensión por 3 meses de los impuestos fijos, pago en cuota de los variables, e ingreso familiar para personas impedidas de trabajar por fuerza mayor (nuestra pedicura, por ejemplo).

El gobierno debe proponer algún tipo de alivio puntual a los pequeños comerciantes, profesionales y cuentapropistas para que puedan sortear este paro general de la economía del país. Esa gente es la savia de nuestra economía. En realidad de todas las economías de Occidente.

Para los que trabajan en negro ya mandó partidas especiales de AUH y ayuda para compra de alimentos. Ahora falta esta parte de la población.


¿De dónde saldrá ese dinero?







La recaudación de marzo y abril se caerá como un piano, y el gobierno tendrá que emitir. Pesos o cuasimonedas, lo que las autoridades elijan. De todas formas, en Argentina, el peso es una cuasimoneda del dólar . 

Luego de que esta pesadilla termine habrá que poner a funcionar el país. Y acá la receta es una sola: 90 días de baja colosal de impuestos.  

Por lo cual nunca se presentará una mejor oportunidad para bajar impuestos bestialmente. Odio que emitan dinero. Hoy es la única salida de todo esto, con esta gente. Si por mí fuera, pagaría exclusivamente con el dinero que ingresa a caja sin emitir un peso. Pero hoy gobierna Fernández.

También el presidente - si se anima - debería usar para cortar de cuajo gastos superfluos e irritantes (**).

Es el momento para invertir en lo que hace falta y cortarle el chorro a ineptos e inempleables que cobran $ 300.000 por estar en el Consejo de vaya uno a saber qué cosa. Veremos si tienen el coraje de hacerlo. Hasta ahora al presidente se lo ve con flacos laderos. Y no puede echarle la culpa a la vicepresidente, que ha hecho mutis por el foro. Nobleza obliga.


Panorama internacional

En cuanto al mundo que viene, será un mundo distinto.

En primer lugar, cayó la fantasía de un mundo sin naciones. Puede ser que los que gobiernan quieran actuar como si nada de esto estuviera sucediendo y continuar con el plan maestro. Pero la verdad es que se cayó el andamiaje a pedazos. 

Es una sucesión de resquebrajaduras. Los plebiscitos de rechazo a la Unión Europea en Francia, Holanda e Irlanda, luego desobedecidos por la élite. El Brexit. Ahora que Alemania rechazó enviar barbijos a Italia en plena crisis, nadie podrá parar la reversión a estados nacionales. Es muy probable que la Unión Europea esté herida de muerte. Tal vez requiera dos o tres episodios más; tal vez esta pandemia sea el último golpe.

China venía incrementando su poder diplomático, comercial, financiero y militar en el mundo a pasos agigantados. Este desastre que hicieron es un paso atrás en lo que era una campaña imparable. Van a tener que invertir fortunas en publicidad y reacomodar la carga. De todas formas cuentan con burócratas a su servicio en todos los países que le harán fácil el lavado de cara.

EEUU recién entra en la crisis y nadie sabe cómo va a quedar parado. Establecer una cuarentena en un país de 330 millones de habitantes, extremadamente federal y con una sociedad dividida en dos, donde para el 50% de la población, cualquier cosa que diga el presidente está mal, va a ser un problema. EEUU está como nosotros, al inicio de la curva. Lo que es cierto es que quedará fortalecido frente a China.

Por último, el mundo de las finanzas y las grandes empresas es un castillo de naipes. Lo ha sido todo el SXXI y viene de antes. La crisis del 2008 fue sólo un aviso que a base de recesión pudieron revertir. Esta vez se pondrá a prueba la tensión que hay entre pequeños empresarios y ciudadanos contra bancos y grandes empresas. ¿A qué grupo favorecerán los estados? ¿Nuevamente a los bancos? Uno puede ver el triunfo de Trump y el Brexit como la manifestación de esta tensión entre capitalismo y postcapitalismo. Estamos en medio de  una pelea de dos modelos políticos y económicos dentro de Occidente.

Es una pelea que está lejos de estar resuelta. Por lo pronto cuando salgamos de la pandemia, los que proponen ese proyecto de globalismo, gobiernos supranacionales y derroche en frivolidades van a estar en serios problemas. 

Puede ser una oportunidad. Pero para llegar a esa costa, falta mucho.


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El martes continúa con un análisis (hecho por una lega) de la evolución del sistema de salud en Argentina y la pérdida de la primacía de la escuela de sanitarismo.


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Agradecemos la difusión del presente artículo:  


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(**)  Apuesto que estos últimos gastos que dispuso el Bauer, el Ministro de Cultura, como contratar rascatripas para que hagan streaming, es una iniciativa propia o como mucho consultada con “Santi”.

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