PRECIO PLENO II



Toda persona que trabaje en el área privada debe producir al menos 4,04 veces la riqueza que consume mensualmente. O lo que es lo mismo, sólo disfruta el 25% de la riqueza que genera.

Autora: Iris Speroni


Todos queremos recibir el precio pleno del fruto de nuestro trabajo. En PRECIO PLENO desmenuzo como el precio de los productos que venden los comerciantes, los industriales, los productores agropecuarios y quienes venden servicios no termina en manos de aquellos que generan la riqueza. Se pierde en el camino. Gran parte va al estado, que se apropia de la riqueza generada por los ciudadanos y otra parte a otros integrantes de la cadena de producción y comercialización.

Lo mismo le sucede a quienes venden su trabajo.

Para no cometer errores voy a tomar un caso en particular.

Sobre un salario bruto de $ 65.000, se agregan cargas sociales por $ 42.000. Eso varía según el convenio colectivo de trabajo que puede tener más o menos adicionales. Además, como costo para el empleador, hay que agregar el sueldo anual complementario y las vacaciones. 

Para nuestro ejemplo supongamos dos semanas de vacaciones: 15/365 adicionales.

Así que tenemos: $ 42.000 + 8,33% x $65.000 + 15/360 x $ 65.000 = $ 50.123.-
Para los puristas, el plus por vacaciones no es exactamente esta cuenta, pero es un número cercano.

Tenemos entonces que al salario bruto, el empleador debe agregar, en este caso, $ 50.123.

El costo del empleado para quien paga el sueldo es, entonces, 1,77 veces el sueldo bruto.

El costo para el empleador es $ 65.000 + $ 50.123 = $ 115.123

¿Por qué es esto importante? Porque el costo total del empleado es el número que toma en cuenta un empleador para decidir agregar una persona más al plantel.

Ya sea un dueño de una estación de servicio que debe tomar un dependiente más, de un frigorífico que necesita personal para despostar, una procesadora de pescado en Mar del Plata que debe contratar una fileteadora, el dueño de una empresa de micros de larga distancia que requiere choferes, o una empresa de software que requiere programadores, la decisión de agrandar su plantel se basa en el costo que esa persona tiene.

Por lo que, en este caso, el empleado debe rendir al menos su costo, para que el empleador esté interesado en contratarlo. Lo mínimo que un empleador pretende de un empleado es que le devuelva lo que le cuesta.

Aclaro esto porque hace un tiempo una diputada explicaba a un movilero que la decisión de la HCD de aumentar las cargas sociales no afectaba el salario de los trabajadores porque lo iban a pagar los empleadores. 

Para que todos sepamos con qué bueyes aramos.

Todo lo que cuesta un trabajador lo gana el trabajador. Caso contrario no es contratado. Por eso resulta irrelevante si el dinero el estado lo quita por contribuciones patronales o por aportes del trabajador. Todo sale del bolsillo del empleador y todo debe ser generado por el trabajador. Si no se gana su propio costo total, el empleador lo tiene a pérdida. Tarde o temprano deberá desprenderse de ese trabajador. Si, por el contrario, debe tomar alguien nuevo, ésa es la cuenta que hará.

Sigamos con el ejemplo. ¿El trabajador cobra $ 65.000? ¡Nooooooo! Porque sobre ese monto existen numerosos descuentos de todo tipo. En este caso alrededor de $ 14.310.- En este caso el salario de bolsillo será $ 50.690.- Como puse el SAC y las vacaciones en la cuenta del empleador, debo agregarlas en la del empleado.

Acá hay un tema curioso. Tanto las vacaciones como el salario anual complementario son salarios diferidos. El trabajador los gana todos los días y el empleador se los paga una vez por año en el primer caso y dos veces al año en el segundo. Es una financiación del trabajador al empleador. 

Como tomé en cuenta SAC y vacaciones para el empleador, lo haré para el empleado, aunque lo cobre diferido. Entonces su sueldo de bolsillo es:
$ 50.690 x (1+ 8,33% + 15/360) = $ 57.025.-

La conclusión a la que llegamos es que para que un cristiano se lleve $ 57.025 a la casa, el empleador debe desembolsar $ 115.123.-

El trabajador se lleva a su casa el 49,5% de su costo.

La diferencia, 50,5% no es dinero que se queda el empleador. El empleador paga $ 115.123 a distintas personas. Una parte al trabajador, otra al estado, otra al sindicato.

Si el empleador quiere ganar algo de dinero por contratar a alguien, el trabajador debe rendir más de $ 115.123. Esa riqueza que genere por sobre su costo total será la ganancia del empleador. Caso contrario no es negocio contratarlo. 

En un país donde los márgenes de ganancia son cada vez más chicos, se vuelve cada vez más antieconómico contratar a una persona.

Con tal altos costos en cualquier actividad (software, gastronomía, logística, comercio), se deben recargar los costos a los precios de los  productos. Al subir los precios, caen las ventas. La consecuencia es que se reparten más costos fijos en menos productos vendidos. Es un espiral que termina en la quiebra. 

Esto explica por qué cerraron tantas panaderías, comercios, pymes industriales en los últimos años. Por qué desaparecieron 100.000 productores agropecuarios en el SXXI.

Prosigo.

Hasta ahora tenemos que un cristiano debe trabajar por $ 115.123 para llevarse a la casa $ 57.025. Se distribuyen de la siguiente manera: $ 50.690 este mes y los $ 6.335 constituyen un ahorrito para sus vacaciones y aguinaldo. 

Si no he sido clara lo refraseo. Un cristiano debe doblarse el lomo para producir mínimo $ 115.123 (y con eso el empleador no gana un centavo de plusvalía) para poder llevarse la mitad a su casa.

¿Quiere decir que entonces puede comprar bienes por $ 57.025?
No.

Porque la mitad del costo de alimentos, combustible, ropa, calzado, energía eléctrica y la mayoría de los bienes y servicios está compuesto por impuestos. Mitad precio del bien, mitad impuestos. Si usted gasta $ 1.000 en el almacén, paga $ 500 de impuestos y $ 500 para toda la cadena de productos (jabón, galletitas, aceite, harina, etc.). 

Algunos rubros como educación o transporte público tienen menor carga impositiva. No constituyen la mayoría del gasto.

Así que la persona no puede comprar bienes por $ 57.025 sino por la mitad. Esto es $ 28.513.-
Un tipo debe producir riqueza por un mínimo de $ 115.123 para poder comprar bienes por $ 28.513.-

En esta cuenta tienen la explicación de por qué la gente está tan triste, angustiada y estresada. Por qué a nuestros conciudadanos se los ve mal vestidos en el transporte público. Por qué es imposible para un trabajador comprarse una casa. Por qué un trabajador debe comprar un calefón en cuotas. 

Toda persona que trabaje en el área privada debe producir 4,04 veces la riqueza que consume mensualmente. O lo que es lo mismo, sólo disfruta el 25% de la riqueza que produce.

Lo que quiero que quede claro es que el 75% restante NO ES DINERO QUE SE QUEDE EL EMPLEADOR. Esa diferencia se la llevan el estado y una mínima parte el sindicato. El empleador se quedará con toda riqueza producida por el trabajador por encima de $ 115.123.

Con estas cuentas es imposible que los trabajadores vivan bien, se hagan su propia casa, se vistan y calcen bien y no estén estresados.

Con estas cuentas es imposible que a los empleadores les cierren las cuentas para contratar gente. Y de hecho no la contratan y el empleo en blanco privado no para de caer.

¿A dónde se va ese dinero? En un primer momento al estado, ya sea nacional, provincial o municipal. Pero el estado no se queda con ese dinero, por el contrario, apenas lo recibe se lo da a otros. ¿A quien se lo da?

Ordenaré a los receptores por orden de los montos involucrados. En primer lugar los bancos. Luego las “agrupaciones sociales”, “la economía social”, etc., tercero los empleados públicos, los jubilados y los empresarios proveedores del estado (el club de la obra pública, los laboratorios farmacéuticos, otros proveedores) y los empresarios que reciben subsidios.

En el presupuesto 2019, había intereses por $ 741.000.000.000 y sueldos de administración pública nacional por $ 437.000.000.000.- Esto significa que una decena de bancos se quedaban con más dinero de nuestros impuestos que cientos de miles de empleados públicos en todos los ministerios, las FFAA, las FFSS, el personal del Posadas y el Garrahan, todas las agencias gubernamentales, las universidades nacionales, el poder judicial y el Congreso.

Todo eso sale de las espaldas de los trabajadores. Porque todo empleador debe descontar el costo laboral o caso contrario, quiebra. Es una cuenta dura y mortal. O lo recupera o quiebra.

Este esquema de sometimiento tiene varias consecuencias:
- el trabajador no puede ahorrar.
- el trabajador no puede comprar bienes de calidad.
- el trabajador no puede poner en marcha el mercado interno con su consumo.
- baja la rentabilidad de toda la economía y los empresarios no pueden reinvertir en su negocio, por lo que bajan los niveles de producción sin solución de continuidad.
- los propietarios (comerciantes, industriales, agropecuarios) se comen su capital al no tener rentabilidad.

Soluciones:

- Eliminar todos los impuestos sobre el trabajo.
- Eliminar todos los impuestos sobre combustible, energía y alimentos.

Ah, y sacarnos de encima esta clase política.




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