PREOCUPA LA FALTA DE CAUDAL EN LA HIDROVÍA PARAGUAY-PARANÁ
La recurrencia de la sequía dificultará enormemente las exportaciones por medio de la vía fluvial
Autor: Agustín Saavedra Weise*
Nota original: https://saeeg.org/index.php/2021/05/16/preocupa-falta-de-caudal-en-hidrovia-paraguay-parana/
Al margen de la tremenda sequía del año pasado que afectó a todo el sistema fluvial de la Hidrovía Paraguay-Paraná, ahora asoman nuevos horizontes sombríos. Los expertos en la materia señalan que el río Paraná continuará bajando al menos por dos meses más.
El hidrómetro de Rosario está midiendo poco más de un metro, algo superior a los escasos 63 centímetros del año pasado, pero lejos aún de los tres metros que se tenían en 2019.
La recurrencia de la sequía dificultará enormemente las exportaciones por medio de la vía fluvial. Frente a esta variante —fruto de la casquivana naturaleza, como también probablemente de las anomalías del cambio climático— y que provoca justificada alarma, se requieren urgentes acciones.
Recordemos que Bolivia tiene tres puertos comerciales que acceden a la hidrovía mediante el Canal Tamengo: Jennefer, Aguirre y Gravetal.
En 2020 se produjo una gran sequía que no se presentaba desde más de medio siglo atrás; ahora nuevamente se inicia el proceso, algo que justificadamente genera problemas en torno a la navegabilidad, tanto en la zona alta del curso fluvial como en las zonas bajas.
El 80% de la gigantesca producción agropecuaria argentina utiliza la hidrovía, la que al mismo tiempo es de uso vital para el Paraguay y también para nuestro país, sobre todo en función de los productos agrícolas del oriente boliviano.
Una recurrente situación de sequía traerá muchos inconvenientes; urge procurar soluciones o paliativos en el tiempo más breve posible.
Es necesario que el Comité Intergubernamental de la Hidrovía inicie trabajos de inmediato en torno al tema y que las empresas que tienen a su cargo el dragado y otros ser vicios complementarios mejoren al máximo la calidad de sus trabajos para intentar minimizar el problema de la sequía. Pero, aun así, hay un límite. Por muy bien diseñada que esté, una barcaza apta para la hidrovía debe contar con mínimos de profundidad para navegar sin problemas y transportar carga útil.
Los que saben de estos temas a fondo afirman que la altura estándar se ubica en los
2,47 metros para que los barcos puedan salir con 34 pies, más o menos 10 metros. La
escasa profundidad trae complicaciones, ya que los barcos no pueden llevar la misma
carga con respecto a una situación normal. La Comisión de Transporte de la Bolsa de Comercio de Rosario estimó que la bajante ya generó sobrecostos por 300 millones de dólares en el transporte. En Asunción se ha propuesto usar parte de las aguas de la gigantesca represa de Itaipú para intentar subir el nivel hídrico del río Paraguay.
Obviamente, las barcazas que salen de las zonas de Paraguay y Bolivia son las que están más complicadas y algunas quedan varadas. En la parte inferior del curso de agua hay mejores dragados y balizamientos, lo que permite una navegación más segura, algo que no sucede en la parte superior de la hidrovía. Mayor razón —ante esta crisis ya recurrente— para una decidida actuación multinacional de los países que forman la Cuenca del Plata (particularmente Argentina, Bolivia y Paraguay, los principales usuarios) en torno a este problema, el que debe resolverse tan pronto sea posible.
Por su lado, Brasil y Uruguay —los otros dos miembros del sistema platense— deben poner de su parte lo que les sea posible en la solución de esta álgida situación, que afecta no solo la navegabilidad sino hasta la propia economía de los países que surcan ese vital curso de agua que es la Hidrovía Paraguay-Paraná.
*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG.