SUPERPODERES
Nadie pide disculpas, nadie siente vergüenza.
Autor: Juan Martín Perkins
Iba de viaje en mis cavilaciones oyendo en la radio la sarasa presidencial cuando, raudamente y con naturalidad en el epílogo mitómano, me sacude con voz de pito la novedad de los superpoderes.
Así nomás, de una y en seco, la sarasa virósica derivó de las restricciones a los superpoderes. ¡SUPERPODERES!!
Me corrió un aire frío por la espalda cuando, al rato, escuché a “opositores” diciendo que estaban dispuestos a dialogar y dar el debate… opositores de esos que siempre pican y se tragan el anzuelo... estilo Lavagna y los que se jactan de Coreacentristas.
Superpoderes. ¡Más superpoderes!! Como para suspender las elecciones si fuera necesario.
Lo vienen preparando… todo el día, a toda hora, el tema es la pandemia, las vacunas, los contagios, las camas, la terapia intensiva, el oxígeno que no alcanza, la peregrinación y el clamor por una cama…
La segunda ola sobrevuela nuestras vidas con aspecto de buitre carroñero al acecho. Los medios nos lo recuerdan todo el tiempo, permanentemente.
La pandemia sirve al gobierno para asustarnos y sirve a la oposición para criticar la pésima gestión que ya se cargó 64.000 muertos + la economía + la tragedia educativa + nuestro equilibrio emocional + la autoestima ciudadana.
Cuando escuché sobre el proyecto de superpoderes me vino a la conciencia el término “regodeo”.
Creo que se regodean de la muerte y el miedo y se dirigen a nosotros con un sentimiento de complacencia maliciosa ante las dificultades que estamos sufriendo.
Si buscas "REGODEO" en el diccionario, te encontrarás con que es el placer experimentado ante la desgracia de otro.
La soberbia tiene mucho de regodeo en el dolor ajeno.
Las cosas profundas como la muerte y el miedo en manos y bajo la gestión de gente en la que se ha perdido totalmente la confianza, dan mucha angustia.
Desde la comunicación, cualquiera sea la orientación política de la línea editorial del programa, se contribuye al drama con regodeo. Una prueba fue esta semana Cacho Fontana. Un trascendido sobre su muerte, rápidamente activó el gen necrofílico de la prensa y en 2 minutos Cacho cayó víctima, ya no del virus, sino del regodeo.
Nadie pide disculpas, nadie siente vergüenza. ¿Saben por qué? Porque es nuestra naturaleza.
Hoy nos pide superpoderes un presidente inmerso en un contexto donde lo que más abunda es la mala intención, la manipulación de la verdad, la ineptitud, la especulación electoral… ¿se los van a dar? ¿al peor presidente del peor gobierno de la historia?
Es como regodearnos de nuestra desgracia, no? Regodearnos con el robo, la injusticia, la mentira.
Pronto hay elecciones, no nos dejemos robar la herramienta para salir de esta trampa.
Delegación de facultades y superpoderes… ¡Ni mamados!!
Juan Martín Perkins