SIGNIFICANTES VACÍOS



El progresismo ha convertido a nada en todo, a la minoría en mayoría y a nadie en alguien.

Autor: Cristian Taborda (@tabordacristian)


El progresismo ha llevado la relativización y el construccionismo social al extremo, a lugares donde nadie en su sano juicio podría haber imaginado en el pasado. No sólo en la subversión de los valores, o hacer lo contrario de lo que dice, sino que en la corrupción lingüística, en el asalto semántico, como menciona el filósofo Jonathan Ramos, en la perversión de las palabras. Ha encontrado en la teoría de Ernesto Laclau su comodín, al significado de las cosas volverlo flotante o vaciarlo, es decir deconstruirlo y resignificarlos como se les dé la gana según sus intereses. Tenemos una infinidad de términos que han sido pervertidos como "popular", "pueblo", "cultura", "mayoría", etc. En general es lo contrario a lo que indica el concepto. A esta estafa retórica la han denominado "estrategia discursiva". Y es así cómo se construye "lo social", la realidad, según los intelectuales orgánicos del sistema, es el lenguaje el que crea la realidad, justamente lo que Marx le criticaba a los neohegelianos en la "Ideología Alemana", agregarle una "e" a cualquier palabra es un acto de "inclusión social" que libera de la opresión a los invisibilizados, al menos es lo que dice la Policía del pensamiento que se encarga de controlar el uso efectivo de la neolengua de género. 





No habría problema alguno si esto lo hiciera un grupo de hipersensibilizados libremente, en última instancia se marginarían solos por no contemplar los usos y costumbres de la mayoría. El problema radica en que esta minoría pretende imponer no sólo la neolengua al resto, a través de las instituciones, de forma obligatoria, sino que se propone construir una realidad ficticia; no una realidad racional. Llevar el delirio al resto donde nada tiene un significado y se es imposible la comunicación o al menos comprender el sentido de las cosas, así como sucedía en el cuento de Lewis Caroll, Alicia en el País de Las Maravillas, en el cual las palabras no tienen sentido, o mejor dicho, tienen el sentido propio que cada uno les dé, donde, por ejemplo, "nadie" es "alguien":


"Lo que el Grifo encuentra gracioso de la Reina es que siempre amenaza, pero nunca  mata a “nadie”. No es de extrañar entonces que si “nadie” no es asesinado, y es “nadie” (y no “alguien”) el destinatario de la carta que se lee como evidencia durante el juicio al ladrón de las tartas, “Nadie” sea visto por Alicia más tarde, en la secuela“.


El progresismo ha convertido a nada en todo, a la minoría en mayoría y a nadie en alguien. Tal es su utilización y arbitrariedad que hoy se naturaliza y toma como normal conceptos vaciados que en realidad no significan nada, sino que tienen un uso político y de articulación discursiva, funcionan como construcción ideológica que pretenden ordenar la realidad, un estructuralismo althusseriano. Por ejemplo, cuando se habla de "pueblos originarios" no existen tales, ¿quiénes son los "pueblos originarios" en América? Aún existe un debate sobre diversas teorías de cuáles fueron los primeros pueblos en llegar al continente pero si cayéramos en la trampa progresista, los africanos estarían en todo su derecho de exigir a la humanidad entera, valga la redundancia, un derecho especial por haber poblado la tierra o reclamar a todas las naciones "tierras ancestrales" que por descendencia del periodo cuaternario de la era cenozoica les pertenecen, según el relato oficial de la ciencia. En el caso de los "pueblos originarios" aquí es utilizado para identificar a los Mapuches donde hay documentación de sobra que los identifica habitantes en la zona que hoy es territorio chileno entre el Valle de Aconcagua y el centro de la isla grande de Chiloé, sin contar que en la Patagonia los que hoy exigen liberación anteriormente oprimieron otros pueblos, donde el feminismo aliado se sorprendería de saber que Juan Manuel de Rosas liberó mujeres cautivas por los araucanos



Es tan sólo un ejemplo de la utilización del lenguaje que se hace con un objetivo ideológico, propuesto como mencionamos arriba por Laclau, el de articular demandas, crear una cadena de significantes y que uno sea el significante "Amo" en palabras de Lacan. ¿Y cuál sería el significante "Amo" hoy en día que articula todas las demandas?


Podríamos decir que el "combate al cambio climático" es el que mayor articula la cadena de equivalencias (significantes), detrás de ese concepto aúnan fuerzas el feminismo, ecologismo, indigenismo, progresismo, veganismo, etc.


Es el significante "amo" que además permite llevar adelante las políticas progresistas en base a una causa que se presenta como inapelable e inobjetable.


Quien no adhiere a las políticas globalistas o presente una alternativa soberana en defensa del ambiente y sus recursos naturales para combatir el cambio climático, oponiéndose a propuestas como dejar de comer carne, desindustrializar, despoblar, soportar aumento de tarifas y alimentos, renunciar a la soberanía, entre otros, esos que se oponen son el enemigo y son expuestos a ser calificados como anti ecologistas, destructores de la tierra, maltratadores de animales y mujeres, opresores y genocidas de "pueblos imaginarios", conservadores y reaccionarios a los avances del progreso, negadores de la ciencia, en fin un sin número de descalificaciones; por más que sean los primeros en defender a la mujer, la vida, los animales, el ambiente y la pluralidad de las culturas, pero sin caer en el fundamentalismo ideológico o desde una autenticidad y conciencia situada ajena a lo que proponen las oligarquías políticas y económicas globales.


Como podemos ver, la manipulación de la palabra y esta construcción de una realidad ficticia, sin sentido, como la de Alicia en el País de las Maravillas, tiene un sentido lógico para una minoría, un puñado de multimillonarios con intelectuales y militantes a su servicio, que pretenden ser la que domina la realidad o la intérprete en beneficio propio con una construcción ideológica que se impone de manera arbitraria como en el cuento o totalitaria como en la realidad efectiva, donde quien no comprende el delirio o el sinsentido del mundo virtual, como Alicia, uno puede correr el riesgo a ser sentenciado por la reina a que le corten la cabeza, pero también se puede despertar justo a tiempo.




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