ASÍ ES COMO WALL STREET CONSTRUYÓ UNA MÁQUINA PARA COMPRAR EL SUEÑO AMERICANO

 

Con montañas de efectivo, los grandes inversores se han convertido en los mayores locadores a familias de Carolina del Norte.



Autores: Tyler Dukes, Payton Guion & Gordon Rago

Traducción: Hyspasia

Nota original en inglés al pie.

Nota de la traductora: Para aquellos que leen inglés recomiendo la lectura del original  The Charlotte Observer. Los gráficos que acompañan la nota son excepcionales e imposibles de reproducir en esta plataforma. 


Se ha puesto en marcha una poderosa maquinaria en nuestro estado [Carolina del Norte]. Al principio en silencio, ahora difícil de ignorar. En la superficie parece simple. Pero el sustrato es más complejo.

Desde los escombros de la Gran Recesión, inversores con buena financiación comenzaron a comprar viviendas unifamiliares y a alquilarlas.

Estas compañías son más que locadores. Optimizan su eficiencia y están equipadas para obtener el mayor rendimiento posible de estas propiedades.


Es así cómo Wall Street construyó una maquinaria para comprar al Sueño Americano.

Con montañas de efectivo, los grandes inversores se han convertido en los mayores locadores a familias de Carolina del Norte.


Como ejemplo de cómo se llevan adelante las transacciones, la casa que se encuentra en el 4053 de Laurel Glen Drive en la ciudad de Raleigh no presenta ninguna particularidad. Recubierta de vinilo, con tres habitaciones, dos baños completos y un toilette es la típica vivienda unifamiliar construida a principios de los 2000 en las subdivisiones en las afueras de las ciudades de Carolina del Norte. 

Pero cuando la propiedad salió al mercado un martes a la noche a mediado de marzo, las ofertas no tardaron en llegar. No importaba que los propietarios no estuvieran listos para mostrarla. O que la única foto en el listado de "coming soon" [próximo a la venta] fuera del exterior de la vivienda cuando esta fue levantada 15 años atrás.

La agente inmobiliaria de Raleigh, Brittany Jones, recibió la primer oferta por email a la hora de la cena. La segunda vino una hora después. La tercera a la noche, 24 hs. después de publicada la venta. Los interesados tenían varios puntos en común. Ofertaban sobre el precio de lista, U$D 380.000, y pagar al contado. Tomaban la propiedad sin beneficio de inventario,  tal como estaba. Y los tres tenían domicilio fuera del estado con nombres oscuros llenos de abreviaciones y numerales - como "MCH SFR NC Owner 3 LP", y "IH 6 Property North Carolina LP". 

La Sra. Jones ha visto muchos de ese tipo de nombres en sus tres años de trabajo inmobiliario en Triangle, que, como Charlotte, ahora es una gran atracción para ese tipo de compradores. Los agentes inmobiliarios no hablan mucho sobre sus clientes. Pero sí dejaron en claro que tenían dinero en el banco. "Cuando le haces ese comentario al vendedor, eso es lo único que les interesa", dijo Jones. Cuando cerraron las negociaciones pocos días después, el comprador no era una persona física. Era una corporación denominada SFR JV-2 PROPERTY LLC, que pagó U$D 18.000 por arriba del precio de lista. Oficialmente establecida en Carolina del Norte en el último junio, la compañía ha estado ocupada. Ahora posee más de 100 hogares en el Triángulo. En el área de Charlotte posee otros 350. 

Pero SFR JV-W no es realmente una compañía. 

No en el sentido tradicional. 

Es una subsidiaria de una gigantes corporación que cotiza en bolsa llamada Tricon Residential. Tricon es una de las corporaciones de inversión, con fondos de Wall Street, que a comprado cientos de miles de propiedades en todos los estados del país, transformando estas nuevas propiedades para renta en generadores de beneficios. 

Una investigación que nos tomó un mes llevada adelante por The News & Observer y por The Carlotte Observer reveló, por primera vez, la escala y el alcance de las compras por toda Carolina del Norte.

Al menos 40.000 viviendas unifamiliares son ahora propiedad de 20 compañías. 



Esta consolidación es más evidente en Charlotte que en cualquier otra ciudad del estado - estas firmas ahora posee un cuarto [25%] de todas las viviendas en alquiler en el Condado de Mecklenburg. Es un negocio cebado para un continuo crecimiento, uno que depende de continuar engullendo y construyendo más casas unifamiliares. Las viviendas unifamiliares constituyen la piedra angular de la seguridad financiera de la mayoría de las familias de los EEUU. 


La industria simplemente encuentra una demanda del mercado, aseguró David Howard, director ejecutivo del Consejo Nacional de Viviendas en Alquiler [
National Rental Home Council], la cámara empresarial que representa a las más grandes compañías de viviendas en alquiler en todo el país [EEUU]. "Históricamente, enfrentémoslo, cuando se trata de viviendas, tienes dos opciones. Puedes comprar una vivienda unifamiliar o puedes alquilar un departamento", dijo Howard. "Lo que hacen los integrantes de la cámara que integro es venir y decir: 'Mira, tienes una tercera opción'.". 

Pero muchos creen que esto constituye un cambio para peor.

Potenciales compradores de vivienda sostienen que esta práctica eleva los precios y hace más difícil acceder a la vivienda si hay que competir con esta maquinaria con bolsillos bien provistos. Algunos inquilinos se quejan de la baja calidad de mantenimiento de las casas, el aumento de las rentas y las altas comisiones de intermediación.

Las comunidades comienzan a presionar a los políticos para que limiten el crecimiento de estas firmas. 

Pero 10 años después de que los locadores inversores han comenzado a instalarse aquí, sólo recién los políticos comienzan a entender la escala y el impacto que producen. Hasta ahora al menos, no han intervenido.

Todo esto nos deja con algunos expertos en negocios inmobiliarios, algunas familias potenciales propietarios de la vivienda propia, funcionarios - incluso locatarios - temerosos por lo que puede llegar a suceder si las corporaciones continúan acaparando todo.


* * *

Agradecemos a @atuviejalegusto la recomendación de este artículo de The Charlotte Observer.

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Nota original:

A powerful machine has cranked up in our state. Quiet at first, it’s now hard to ignore. On the surface it looks simple. But underneath it’s more complex.

From the rubble of the Great Recession, well-funded investors began amassing single-family homes and renting them out.

These companies are more than just landlords. They are optimized and efficient, equipped to squeeze profit out of houses.

This is how Wall Street built a machine to buy the American Dream.

With piles of cash, big investors become NC's top rental-home landlords 

BY TYLER DUKES, PAYTON GUION & GORDON RAGO MAY 1, 2022 

As houses go, the one at 4053 Laurel Glen Drive in Raleigh isn't especially remarkable. Clad in tan vinyl siding, the three-bedroom, two-and-a-half-bath is typical of single-family homes built in the early-2000s subdivisions along the outskirts of North Carolina cities. But when the property went on the market on a Tuesday night in mid-March, it wasn't long before the offers came rolling in. It didn't matter that the owners weren’t ready to show it. Or that the only photo on the "coming soon" listing was a single exterior image taken when the house was built about 15 years ago. Raleigh Realtor Brittany Jones got the first offer by email around dinnertime the next day. The second came less than an hour later. A third arrived that night, about 24 hours after she posted the property for sale. The buyers had a lot in common. They offered all cash and bids well over the $330,000 list price. They'd take the property as is. And all three had out-of-state addresses with obscure names marked with abbreviations and numerals — like "MCH SFR NC Owner 3 LP" and "IH 6 Property North Carolina LP." Jones has seen names like these plenty of times in her three years selling Triangle real estate, which like Charlotte is now a hotbed for such buyers. Agents don't say much about their clients. But they make it clear they have money in the bank. "When you relay that to a client, that's all they want to know," Jones said. When they wrapped up negotiations days later, the new owner wasn't a person. It was a corporation called SFR JV-2 PROPERTY LLC, which paid about $18,000 over asking. Officially established in North Carolina just last June, the company has been busy. It now owns more than 100 homes in the Triangle as of early April. In the Charlotte area, it owns another 350. But SFR JV-2 isn't really a company. Not in the traditional sense. It's a subsidiary of a massive, publicly traded firm called Tricon Residential. Tricon is one of the investment corporations, shored up by mountains of Wall Street cash, that have amassed hundreds of thousands of properties across the country, transforming these new rental properties into profit generators. A monthslong investigation by The News & Observer and The Charlotte Observer has revealed, for the first time, the scale and scope of these purchases across North Carolina. At least 40,000 single-family properties are now held by about 20 companies. Nowhere is that consolidation more evident than in Charlotte — these firms now own one-quarter of all the rental houses in Mecklenburg County. This is a business primed for continued growth, one dependent on gobbling up and building even more single-family homes, traditionally the cornerstone of financial security for most American families. The industry is simply meeting a market demand, said David Howard, executive director of the National Rental Home Council, the trade association that represents some of the largest corporate single-family rental firms across the country. "Historically, let's face it: when it comes to housing, there have been two options. You can buy a single-family home or you can rent an apartment," Howard said. "What our member companies are doing are coming in and saying, 'Look, you have a third option.'" But many think it’s a move for the worse. Would-be homebuyers say it is increasingly tough to compete with the industry’s nimble and well-funded purchasing machinery. Some tenants complain about slow and shoddy maintenance, steadily rising rents and fees that wring profit from them. Communities are beginning to turn to government leaders to curb these companies' growth. But 10 years after investor landlords began their rise here, local officials are only starting to understand their scale and impact. So far at least, they haven’t intervened. All of this leaves some real estate experts, prospective homeowners, public officials — even renters themselves — dreading what may happen if corporations keep buying up the block.





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