EL MITO DE LA INVERSIÓN EXTRANJERA
Autora: Iris Speroni (@SperoniIris)
La fantasía de la inversión extranjera
En agosto de 2018, durante el gobierno de Mauricio Macri, me referí a la fantasía de nuestros gobernantes y - digamos la verdad - de toda la élite que nos gobierna, sobre la existencia de algo así como “inversión extranjera”..
Reafirmo lo que sostuve en ese entonces, que lo reforcé en una charla en el INFIP, un año después.
Recomiendo “Famine: Ireland, India and China, and the British Empire”, de Tony Milne, (“Hambruna: Irlanda, India y China y el Imperio Británico”). En su versión electrónica cuesta 99 centavos de dólar.
En el mismo, el Sr. Milne describe en detalle y en forma documentada, la destrucción de capital que produjo el imperio británico en sus colonias de Irlanda, India y China en el SXIX. Adrede destruyó fábricas, telares, carreteras y generó las condiciones para que hubiera falta de mantenimiento en la infraestructura de riego de la India, la cual proveía a kilómetros cuadrados de tierras, volviéndolas yermas. Condenó a millones a la pobreza primero y la muerte por hambre después. La principal herramienta fue el sistema impositivo.
La destrucción sistemática de capital existe. Ya fue hecha. Se repite una y otra vez en cada guerra.
Lo mismo podemos decir de la Revolución Francesa y luego de las guerras napoleónicas. Pueblos con burguesía laboriosa y relativamente próspera (todavía existen algunos de los edificios) plagados de panaderos, talabarteros, herreros, etc., fueron empobrecidos por las guerras. Eso es destrucción de capital. Una forma adrede de empobrecer al enemigo es matarle su ganado, recurso frecuentemente utilizado en todas las guerras hasta el SXIX inclusive. Piensen un poco esto y asócienlo a situaciones actuales. Y luego cabe preguntarse quién es el enemigo de quién.
El recurso de quemar cosechas y matar ganado puede ser hecho al enemigo o destruir lo propio para dejar tierra arrasada. Son los casos del Éxodo Jujeño acá, bajo las órdenes del General Belgrano o lo que hicieron los rusos como maniobra defensiva primero contra el ejército de Napoleón y luego contra el de Hitler.
Existen demasiadas similitudes entre los casos enumerados por Milne y la destrucción sistemática de capital que sufrimos desde la década del ‘70 a la fecha. (Gracias, Marienhoff, por explicarme este punto).
Por lo tanto, si bien creo que no voy a agregar demasiado respecto a la nota del 2018, vale la pena repasar algunos mitos e intentar demolerlos. Sugiero que la lean. Es cortita y al punto.
Mitos y verdades
Si una empresa extranjera compra una fábrica o una cadena comercial o un galpón, significa que EMPRESA EXTRANJERA S.A. aumenta su capital en el país (su inversión) y que el vendedor lo disminuye por el mismo monto (su desinversión). Mayor inversión de EMPRESA EXTRANJERA S.A. (comprador) y menor inversión de la familia Rodríguez (vendedor). La suma de ambas cifras es cero. Por eso se llama compra-venta. No hay creación de valor ni inversión neta. Solamente un cambio registral. Que los extranjeros compren empresas locales no es mayor inversión.
Supongamos ahora una inversión genuina. Por ejemplo, una terminal automotriz. Compran un baldío por U$D 1.000.000 (ídem caso anterior, compraventa terminal-familia Rodríguez).
Pero además realizan inversiones genuinas: construyen un edificio (obra civil), y traen maquinaria para ensamblar automóviles. Ahí hay inversión que antes no había. Mayor capacidad de producir riqueza. Además da trabajo en la fábrica misma, a los proveedores, a los comercios cercanos, transporte de los trabajadores, etc.
Se genera riqueza donde antes no había. Inversión genuina, entonces.
¿Es así? Depende.
Si es como el caso que describo, efectivamente es una inversión genuina generadora de riqueza.
Si la inversión en maquinaria es de U$D 300.000.000 y ese dinero la empresa la compra al BCRA a mitad de precio (con una ganancia de U$D 150.000.000), ya tenemos una transferencia de U$D 150.000.000 de otros sectores de la economía (los productores agropecuarios) a una empresa extranjera terminal automotriz. La inversión que se hace por U$D 150.000.000 es una desinversión de otros inversores, mayormente domésticos (argentinos). Le quitan la capacidad de reinvertir a ganaderos de la provincia de Buenos Aires, o chancheros de Entre Ríos, o tamberos de Santa Fe, o madereras correntinas, o productores de oliva de Catamarca y La Rioja o pescadores de Mar del Plata. Todas estas personas (y muchos otros) son las víctimas de la confiscación de sus dólares por parte del BCRA, que les paga la mitad del precio por sus posesiones. Y le pagan la mitad de la compra de maquinaria a EMPRESA EXTRANJERA S.A.
Así que lo que, a priori parecía un negoción, para que políticos en campaña se saquen fotos (“El candidato XXXX visita la planta de YYY a dos semanas de su inauguración”), ya no lo es tanto.
Puede ser peor. Si la empresa obtiene exenciones fiscales, pago parcial de las obligaciones patronales, etc., entonces lo que parecía un gran avance para el país, ya lo es menos. De los U$D 150.000.000 restantes sí erogados (acuérdense que pagaron la mitad, ya que el BCRA le cedió la otra mitad, dólares a mitad de precio que le quitó a compatriotas), hay que descontarle todas las exenciones previsionales e impositivas. Una transferencia de todos nosotros, que sí las pagamos, a la “EMPRESA EXTRANJERA S.A.” que no lo hace. La supuesta inversión sigue en picada. Puede ser aún peor: la “EMPRESA EXTRANJERAS S.A.” puede obtener créditos a tasa blanda (menor a la inflación o subsidiada) por parte de bancos públicos, como el BICE. De Mendiguren fue presidente del BICE durante el gobierno de Alberto Fernández y se ufanaba ante las cámaras de TV de varias de estas transacciones.
Si además la empresa dice que la maquinaria vale U$D 300.000.000, por lo tanto recibe un regalo del BCRA por U$D 150.000.000 pero la maquinaria es usada y en realidad, incluido el costo de traslado y montaje, vale U$D 80.000.000, entonces tenemos que a los argentinos una inversión de U$D 80.000.000 le costó U$D 150.000.000; una desinversión neta para la Argentina de U$D 70.000.000.- Ahí tenemos, directamente, destrucción de valor.
Si además, como es el caso automotriz, los componentes son todos importados, que en los últimos diez años han sido comprados a mitad de precio (pagando el sector productor rural la otra mitad) y no se han controlado jamás en la Aduana los volúmenes importados, tenemos que la “EMPRESA EXTRANJERA S.A.” es una sangría permanente para todos nosotros.
Veamos las inversiones mineras. Requiere altos costos de inversión, en particular maquinaria pesada especializada, y poca mano de obra. Dejemos por un momento las externalidades (contaminación ambiental). Si la maquinaria la compran con subsidios del BCRA del 50% y que esa diferencia la ponen los productores rurales, como fue la última década. Y el producido, en particular oro, se va en su totalidad del país (no aumenta los activos de la Argentina, como sí es el caso de EEUU, Canadá o Rusia, productores de oro; hasta Sudáfrica acuña sus monedas de oro), y paga impuestos según una declaración jurada que nadie controla, ¿dónde está la inversión neta en beneficio del país? O dicho de otra manera ¿los magros impuestos que paga la actividad es mayor o menor que el subsidio en la importación de maquinaria? La misma cuenta podemos hacer para de Vaca Muerta.
Vamos a otro punto. La compra de campos por parte de fondos de inversión (extranjeros o locales). ¿Es aumento de inversión en el país o solamente un cambio de titularidad de la propiedad de la tierra?
Alguien puede decir que el nuevo propietario va a cambiar la forma de producción. Mayor maquinaria, mejores instalaciones, más quintales por hectárea. Pero a cambio de eso podemos ver una concentración de la propiedad de la tierra, menos demanda de mano de obra, la pérdida de pequeños y medianos propietarios, pueblos abandonados, negocios cerrados, estaciones de servicio quebradas, etc. viviendas que se caen a pedazos. El paisaje habitual nuestro donde desapareció el FFCC y habitual del Medio Oeste norteamericano donde las tierras son compradas agresivamente por fondos de inversión en los últimos quince años.
Entonces por un lado tengo las nuevas inversiones (*) y por el otro lado, destrucción de inversiones (viviendas, negocios, edificios comunitarios, cadenas de transporte, instalaciones). Schumpeter decía que era la destrucción creativa del capitalismo, o una gansada por el estilo.
Pero Schumpeter parte de una premisa: el SXIX fue mejor que el SXVIII.
Cuando en realidad, no es cierto. Nada dice que el siglo SXIX haya sido más próspero para la población, ni siquiera para la europea, que el anterior.
En Europa, la caída del régimen monárquico ilustrado generó una brutal pérdida de generación de riqueza por parte de Órdenes religiosas (responsables del 50% del PBI francés) y de pérdida de prosperidad en los pueblos, con sus pequeñas burguesías, las cuales fueron arrasadas con posterioridad a la Revolución Francesa y luego a las luchas napoleónicas. Ni hablemos de España, crisis que dura hasta hoy.
En América, las luchas de liberación contra las metrópolis y luego las guerras civiles provocaron una masiva destrucción de riqueza. Aún en EEUU, donde se trataba de una sociedad rudimentaria antes de la revolución, la acumulación posterior se perdió en una sangrienta guerra civil. Sólo después de la misma empieza una seria acumulación de riqueza.
En Argentina las luchas civiles (primero entre realistas y patriotas y luego entre caudillos provinciales) destruyó capital, flujo, pérdida de cabezas de ganado y pérdida masiva de hombres adultos (los que labran la tierra y arrean ganado, construyen casas, etc.). A eso había que sumarle la destrucción permanente de stocks ganaderos y el robo de mujeres por parte de los indios, quienes eran financiados por el gobierno chileno, Una verdadera guerra de guerrillas que impedía la consolidación de la frontera agropecuaria. Era una destrucción sistemática de inversiones sostenida durante décadas por el gobierno del país limítrofe. Sólo se pudo salir de esta situación estancada mientras el gobierno chileno estuvo involucrado militar y económicamente en su guerra contra Perú y Bolivia (por la misma razón que su guerra proxy acá).
Comento esto al sólo efecto de resaltar la importancia de las inversiones genuinas las que pueden ser públicas o privadas. La riqueza se produce con trabajo e inversión, y ambos prosperan en tiempos de paz. Acá sí que no hay misterios.
Las grandes inversiones de privados luego de la paz (post Conquista del Desierto) se complementaron con una brutal inversión pública a partir del gobierno de Roca: el 50% de los FFCC los financió el estado nacional, el 100% de los correos y telégrafos, miles de escuelas, colegios y jardines de infantes en todo el país y hospitales públicos, además de una red de administración de justicia (jueces de paz, jueces ordinarios y federales) y registros de propiedad y civiles. A lo que hay que sumar una inversión en las FFAA sostén de todo lo anterior (recuerden todos los barcos de guerra que compró el presidente Roca).
Volviendo a nuestras inversiones “extranjeras”, es una fantasía de los políticos argentinos. Lo dijo Néstor Kirchner, lo dijo Mauricio Macri y lo vemos actualmente con el flamante gobierno.
Creo que el secreto está muy lejos de todo eso: Es bajar los impuestos y permitir la reinversión de todos los pequeños comerciantes, y todas las familias productores y pymes y empresas medianas agropecuarias, comerciales e industriales. Son las que generan una gigantesca reproducción de riqueza. Sirvió hace 100 años, sirve hoy. Porque la magia es siempre la misma: reinvertir las ganancias. Ni siquiera es un tema capitalista. Siempre fue así. Valía en el SXIII en Europa cristiana, valía en la Alejandría antigua, vale hoy.
Los presidentes, o al menos uno sospecha que fuera así en el caso de NK, siempre piensan: dejo entrar a X, le pido un peaje para que se instale, protesta, le prometo alguna exención (IIBB, o baja de IVA o algo o crédito blando), salgo en la TV en la inauguración y embolso plata. Puede ser. Pero sólo sirve para eso. Chiquitaje. Todos hacen la cuenta positiva (250 nuevos puestos de trabajo) pero ninguno la negativa (sumerge a La Rioja en la pobreza).
¿Sirven las inversiones genuinas? Claro que sí. Pero da igual si son de locales (que dicho sea de paso los argentinos poseen miles de millones de dólares) o extranjeros. ¿Pero qué extranjero va a invertir en un país donde no invierten los nativos, contando con los recursos para hacerlo? La respuesta es ninguno, a menos que reciba tratamientos diferenciados (que es lo que reclaman todos y los gobernantes otorgan a pesar de ser inconstitucionales).
Algunas consideraciones adicionales para pensar a futuro:
Argentina sufre una destrucción sistemática de capital desde la década del ‘70 y muy acelerada desde la segunda presidencia de Cristina Fernández a hoy. Podemos entrar en detalles pero quedémosnos en las generalidades por hoy.
Los impuestos tienen en la Argentina un valor más para elegir ganadores y perdedores que para financiar al estado. Cito a Caída Libre.
La clase política provoca el déficit fiscal porque es la excusa para endeudarnos primero y para enajenar bienes públicos después y siempre para aumentarnos los impuestos. Esto último sirve para “domar” o “controlar” o “reprimir” la reinversión de familias y empresas, lo que a su vez, provoca una desinversión neta. Se alternan los gobiernos para eso. Ya no podemos asignar este ciclo de empobrecimiento a la desidia o la ignorancia. No más, cuando se ven todos los piolines.
Pensemos cómo los indios financiados por el gobierno chileno tenían por objeto la destrucción de inversión, como plan geopolítico para impedir la extensión territorial de la Argentina. Pensemos cómo los ejércitos enemigos bombardean usinas eléctricas o puentes o acerías en cada una de las guerras, recientes y no tanto. Ahora, bajo esa luz, examinemos la guerra actual de la élite contra la propiedad privada por parte de familias y pequeñas y medianas empresas de animales, ya sea ganado vacuno o gallinas. Guerra, está última, que es en su mayoría legal (viene el SENASA y obliga a matar a miles de aves; o en la Unión Europea, el gobierno obliga al sacrificio del 30% del stock de animales de los granjeros), en EEUU, han subido un escalón y hubo numerosos incendios intencionales contra criaderos de pollos, de ponedoras y de fábricas de alimentos, en los últimos tres años. Ahí (UE, EEUU), aquí, en todos lados debemos pensar quién es el enemigo. ¿Qué ejército ataca a quién?
¿Estamos en guerra? Porque es la única explicación seria de la caída sistemática de PBI per cápita de las últimas décadas.
Son muchas preguntas y pocas respuestas.
* * *
Nota:
A lo que hay que sumar que si esos nuevos propietarios no reciben mejoras impositivas respecto a los restantes productores, sufren el mismo problema de rentabilidad (por confiscación del precio de venta) que el resto.
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CÓMO ROMPER UNA SOCIEDAD, Caída Libre
Punto 4: “Gasto y Recaudación”
https://caidalibre.substack.com/p/como-romper-una-sociedad
LA FANTASÍA DE LA INVERSIÓN EXTRANJERA
http://www.laprensa.com.ar/467216-La-fantasia-de-la-inversion-extranjera.note.aspx
ENFERMEDADES Y CURA DE LA ECONOMÍA ARGENTINA
https://iris-speroni.blogspot.com/2021/10/enfermedades-y-cura-de-la-economia.html .
TONY MILNE: Famine: Ireland, India and China, and the British Empire