INFANTERÍA
Para el enemigo interno, Malvinas nunca ocurrió.
Autor: Juan Martín Perkins
Argentina tiene 3 tipos de hijos, hombres de la calaña miserable de Lousteau y sus colegas senadores que se cuatriplican las dietas a escondidas, nosotros los comunes y corrientes… y los argentinos superiores, los mejores de nosotros.
No vale la pena analizar nuestra escoria miserable, mejor pensar en el largo temporal de otoño que acabamos de pasar en Pehuajó, de esos que te hacen aborrecer la humedad.
Imagínate en un “pozo de zorro” cavado con una pala lineman en la turba de Malvinas, con temperaturas bajo cero, los pies mojados, llovizna y viento continuos…
En estos días de Abril, Mayo y Junio, todos los años, dedico mis pensamientos a los Argentinos que fueron y quedaron en Malvinas en aquel otoño de 1.982.
Se dice que los únicos que quedaron son los héroes muertos, centinelas de Malvinas, pero yo creo que todos los hombres que fueron a la guerra se quedaron en ella para toda la vida. Nunca volvieron porque, aunque deambulan entre nosotros desde hace 42 años, no los dejamos entrar en paz. Ellos siguen en guerra, saben que 1982 fue solo una batalla.
Desde el primer acto de censura que impidió que se difundieran las imágenes de la guerra, comenzó el proceso de desmalvinización. Es por eso que nunca vimos soldados conscriptos ni suboficiales y oficiales jóvenes en acción, ese material se censuró y destruyó.
Para el enemigo interno, Malvinas nunca ocurrió. Casi no hay libros ni películas…nada.
Se los difamó llamándolos “los chicos de la guerra” y se nos mintió con que se pasaron 3 meses muertos de miedo escondidos en un pozo, torturados por algún “genocida represor”.
Las clases 62 y 63 que fueron a Malvinas tenían 18 y 19 años, la mejor edad de un hombre para responder a la mayor exigencia física, como lo es entrar en combate en las peores condiciones geográficas y climáticas.
Por eso se los denomina fuerza de Infantería y dan la lucha cuerpo a cuerpo.
Fueron lo mejor de nosotros… y aún lo son… porque Argentina no da solo Lousteaus.
Primero el General Nicolaides y luego el presidente Alfonsín iniciaron oficialmente el miserable proceso desmalvinizador que recién ahora comienza a desmontarse… ¡42 años después!
Recién ahora nos vamos a enterar de que no se perdió la guerra por los hombres que combatieron… y nos vamos a enterar de sus hazañas, del coraje, el honor, el sentido del deber y los valores que exhibieron esos “hombres”, los mejores de nosotros.
Y se hará justicia y serán el ejemplo que necesitamos los argentinos para elevarnos del barro mediocre y decadente en el que nos arrojó la historia miserable que nos contaron.
Nuestro propio enemigo nos conoce y sabe que nos gusta la jactancia. Somos agrandados en todo, menos con la gesta de Malvinas, donde hay miles de historias de abnegación y coraje, que no se contaron durante 40 años porque la propaganda nos llenó de culpa y de vergüenza...
Y todos sabemos que cuando el enemigo te acusa, el silencio del camarada y compatriota te condena.
Eso hicimos los argentinos, condenamos a nuestros veteranos de Malvinas a deambular sin paz… y a los de Tucumán a pudrirse en el calabozo.
No nos está saliendo gratis, por eso la gentuza resiste con tanta desvergüenza e impunidad.
Hay que recuperar el ejemplo y la ofrenda de nuestros soldados, no podemos permitir que los inferiores nos sigan bajando la autoestima.
Juan Martin Perkins
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