LA ENERGÍA FOTOVOLTAICA Y LOS RESIDUOS QUE ELLA GENERA


En los Estados Unidos, con la excepción de una ley estatal en Washington, no existe ninguna normativa de reciclaje solar.


Autora:  Laura V. Canale* (@LauVic)

                                                                                 

Las energías renovables se volvieron uno de los principales objetivos para el desarrollo sustentable, siendo la generación fotovoltaica una de las opciones más difundida.

Los paneles solares, principal componente de esta fuente energética, son piezas de tecnología que se transforman al final de su vida útil en residuos electrónicos de gran volumen. Por el momento no hay un plan estandarizado de gestión, reutilización, acondicionamiento y disposición final para lidiar con ellos.

La Agencia Internacional de Energías Renovables proyecta que para 2050, aproximadamente 78 millones de toneladas métricas de paneles solares habrán llegado al final de su vida útil. Por lo tanto, es necesario desarrollar un proceso de gestión de residuos electrónicos solares apropiado. Caso contrario, esos paneles solares en desuso terminarán en vertederos creándose verdaderos problemas de contaminación ambiental. Esta cifra comprende los paneles solares que han llegado al final de su vida útil y también los que se retiraron de servicio antes de tiempo porque sufrieron daños durante una tormenta, tuvieron algún tipo de defecto del fabricante o fueron reemplazados por un modelo más nuevo y eficiente.

En términos generales los fabricantes afirman que sus paneles solares duran 25 años aproximadamente, y la energía solar se comenzó a producir de manera generalizada a principios de la primera década de 2000. Por lo tanto, y hasta la fecha, se está dando de baja una cantidad pequeña de paneles solares. ¡Por ahora! 

La proximidad a cumplir con el plazo límite de duración de la vida útil de los mismos, nos lleva a cuestionar la gestión de los paneles y sus residuos electrónicos.

En la Unión Europea, la legislación determina que los fabricantes deben asegurarse que sus paneles solares se reciclan correctamente al ser recambiados. Esta sí es una política pro ambiente que se debiera imitar en otros continentes.

En Japón, India y Australia, los requisitos de reciclaje están en proceso. En los Estados Unidos, con la excepción de una ley estatal en Washington, no existe ninguna normativa de reciclaje solar, sólo los esfuerzos del reciclaje voluntario liderado por la industria, que tienen un alcance limitado. 

En la legislación argentina, tanto en el ámbito nacional como provincial, contamos con la Ley de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental sobre la gestión de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) y la Ley de Residuos Peligrosos. A estas dos normativas debemos remitirnos al tiempo de gestionar los residuos generados. Pero no alcanza.

Los paneles solares, compuestos por células fotovoltaicas que transforman la luz solar en electricidad, contienen en su conformación materiales tóxicos, como el plomo, que pueden filtrarse al ambiente si no están correctamente acondicionados.

El relleno de los mismos es una fina capa de silicio cristalino, que está aislada y protegida en ambos lados por láminas de polímeros y vidrio, unidas por un marco de aluminio. En la parte posterior del panel, una caja de conexiones contiene cableado de cobre para canalizar la electricidad a medida que se genera.

Los recicladores quitan el marco del panel y su caja de conexiones recuperando el aluminio y el cobre, luego trituran el resto del módulo, incluidos el vidrio, los polímeros y las celdas de silicio, que se recubren con un electrodo de plata y se sueldan con estaño y plomo.

En Francia, la empresa Veolia gestiona un reciclaje eficiente en la única planta de reciclaje fotovoltaico de silicio a escala comercial del mundo, triturando paneles y luego utilizando una técnica óptica para recuperar silicio de baja pureza. 

De igual modo, la norteamericana Recycle PV Solar utilizó inicialmente un proceso que podría recuperar más del 80 por ciento de los materiales presentes en un panel, incluida la plata y el silicio de baja pureza. Con equipos modernos, actualmente casi la totalidad de los materiales recuperados pueden ser separados mucho mas eficientemente. 

El objetivo es lograr que el reciclaje sea lo más económicamente viable y lo más beneficioso posible para el ambiente. 

Tales procesos consisten en el uso de tratamientos térmicos o químicos para separar el vidrio de las células de silicio y la aplicación de técnicas químicas o eléctricas para separar y purificar el silicio y varios metales traza. Es un sistema de reciclaje integrado de alto valor por que se busca recuperar todos los materiales constituyentes que tienen valor de estos módulos, evitando pasar consecutivamente de un reciclador a otro.

Pero además la industria solar debería considerar e implementar la reutilización de los paneles, siempre que sea posible. Los paneles solares usados seguramente tienen un precio más alto que los metales y minerales que ellos mismos contienen, y la reutilización generalmente requiere menos energía que el reciclaje. 

Lo que no se debe permitir es que los productores y los recicladores de paneles solares se desprendan de ellos vendiéndolos de segunda mano con bajo control de calidad, especialmente a países en desarrollo que normalmente no tienen regulaciones para los desechos electrónicos. Se estaría trasladando el problema a un país pobre.

Para poder comprender y abordar los desafíos que presentan estos residuos es necesario tener una mirada integral del proceso de producción y de las tendencias de consumo. Esto implica considerar todo el ciclo de vida, desde la extracción de la materia prima hasta la disposición final de sus residuos. Ser sustentable de la cuna a la tumba.


*Abogada. Especialista en Derecho Ambiental. Docente universitaria.


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