SOLTAR

 


Soltar. Soltar al resto de mundo.

Autor: Curtis Yarvin

Nota original: https://graymirror.substack.com/p/let-the-rest-of-the-world-go

Nota original en inglés al pie de página.

Traducción: @Hyspasia


"La política exterior de EEUU es un cono de helado dejado al sol antes de que ninguno de nosotros naciera".

Hablaba con una amiga que trabaja en un medio periodístico de derechas. Llamémosla Janet.

Janet, una buena persona, argumentó - un argumento que estoy recibiendo mucho en estos días - cierto triunfalismo aislacionista del imperio norteamericano supuestamente en retroceso, como ha quedado de manifiesto luego del colapso afgano.

En realidad, creo, los patriotas norteamericanos necesitan dejar ser al resto del mundo. Soltar. El concepto de Imperio Americano es resbaloso. No hay nada que haga creer que la política exterior de los EEUU sea beneficiosa para los EEUU. La política externa de EEUU ha sido un desastre desde antes de que cualquiera de nosotros hubiera nacido.

Es natural que Janet sienta la urgencia de participar en esta conversación autoindulgente. Para mí la lección de Afganistán no es que el resto del mundo nos salvará, sino que el resto del mundo no importa. Norteamérica necesita dejar al resto del mundo en paz. No podemos salvarlo. Tampoco pueden salvarnos desde el exterior a nosotros.


Nadie se atreve a llamar a esto traición

A veces este sentimiento va tan lejos como para pedir intervención externa. Siempre una mala idea. Y he oído esto de Janet también.

Es verdad que muchas potencias extranjeras, incluso algunas de tamaño mediano, pueden producir grandes efectos en el sistema político de los EEUU, si saben lo que hacen. Pero no tienen ningún incentivo para intervenir, por lo que no importa.

Cuando alguien considera lo que Janet o yo podemos hacer, si la República Popular China nos armara a cualquiera de nosotros dos con mil millones de dólares al año - más o menos sus ingresos por jirafas rosas de peluche - la mente explota. Janet y yo existimos, pero queda claro que ninguno de los dos tiene exceso de financiación. La política, en sentido amplio, es la producción de poder en base a dinero. Otro mil millones o dos mil millones no va a producir mucho más poder para los progres, pero sí produciría MUCHO poder para los reaccionarios.

¿Pero haría China eso? Janet y yo no coincidimos en este punto, al igual que en otros temas. Ninguno de nosotros es amigo de China. En realidad, a ambos nos encantaría romper el hipogrifo económico llamado "Chinamérica" (EEUU+China), esto es, la industria china más la inflación de EEUU. Quebrantar "Chinamérica" quebrantaría China por default, que es lo que el Partido Comunista Chino odiaría.

Cualquier potencia externa tiene algo que ganar de los EEUU, aunque más no sea dinero. Y nada que temer de los EEUU, desde el momento que es una vieja perra sin dientes. Es más, los aislacionistas norteamericanos tienen a tener exabruptos jacksonianos (*). Por lo tanto, toda potencia extranjera prefiere cualquier forma de internacionalismo por sobre cualquier forma de aislacionismo.

Acá tenemos un valor norteamericano: si la traición en contra de mi gobierno es necesaria para salvar al país, la traición será mi obligación. Pero para que sea necesaria debe ser efectiva.

Mientras es cierto que hay varias instancias efectivas de intervención norteamericana en política exterior, en general son a favor de la izquierda contra la derecha (**). Por lo que no hay necesidad de jugar a la traición (debe notarse que los liberales, en 1688, no tuvieron problema de llegar al poder con ayuda de los holandeses).


Declinación y decadencia

Aún con la tesis de la decadencia norteamericana no significa lo que parece. El Imperio Americano no es un imperio y no está en decadencia. Al momento que su verdadero poder no es la dominación, su poder sólo crece.

Cualquier familiarizado con la narrativa oficial de potencia extranjera sabe la diferencia entre "hard power" (poder duro) y "soft power" (poder blando). Sólo el poder duro puede resistir el poder blando. Los norteamericanos necesitan poder duro para pelear contra el poder duro que resiste el poder blando.

Por ejemplo: tanto Irán como el nuevo Afganistán son poderes duros. Jóvenes iranios y afganos pueden llegar a sucumbir al poder blando de los EEUU, (pueden querer ir a "raves", poliamor y estudios postcoloniales). El poder duro antioccidental puede resolver este problema - irrumpe policialmente en un rave, arresta a los asistentes, incluso los cuelga.

Sin embargo, todo raver es un norteamericano sin pasaporte, y han sido entrenados a volverse superirracionales siempre que se use hard power contra softpower. Por ejemplo, arrestando a profesores de estudios postcoloniales y dejarlos detenidos - para su propio bien, por supuesto - en el Shea Stadium (***). Ahí la gente empezaría a emitir ruidos extraños.

El objetivo del hard power de Occidente es simple: contrarrestar el hard power anti Occidental.  Algunos de nosotros hemos escuchado "Alemania".  Es un hecho poco conocido que cuando Kipling escribió "razas menores, sin ley" no hablaba de los zulúes o los congoleños sino de los alemanes.

De hecho Kipling era un gran fan de la Primera Guerra Mundial, que le pagó con la pérdida de su único hijo. Podemos ver estados dos guerras civiles europeas como el mayor momento imperial, en la cual Angloamérica domina a Europa. Hitler, al igual que los talibanes, no era un gran fan de las raves o el poliamor.

En los años dorados angloamericanos, los poderes duros y blandos trabajaron en conjunto para conquistar al mundo. La anglofilia liberal se volvió de culto en las élites continentales en los SXIX y SXX. Ni siquiera Hitler pudo construir un régimen inmuno a éste.  El jefe de la inteligencia militar, Wilhem Canaris, era un anglófilo que pasó toda la guerra tratando de hacer diques al Tercer Reich; los aristócratas alemanes que pasaron toda la guerra intentando derrocar a Hitler, y eventualmente le pusieron una bomba, fuero anglófilos, que esperaban que Churchill y Roosevelt le diera la bienvenida al poder a sus amigos liberales y aristócratas. Todos sus avances secretos fueron rechazados, porque ésta era una guerra imperial.

Después de conquistar todo el planeta con ayuda de la URSS, para luego darse cuenta que Stalin no era otra cosa que un aliado leal y que el Gran Diseño de un gobierno de la ONU nunca iba a funcionar, la gigantesca maquinaria militar aprendió a autojustificarse en una guerra civil global contra su pitbull eslavo.  Cada uno de los imperios se consideraba con riesgo de ser conquistado militarmen por el otro, lo que nunca fue un escenario plausible, pero aún sentían suficiente amor por el tro para colaborar entre ellos contra poderes pre-revolucionarios.

No fue el podería militar el que venció a la Unión Soviética. Fue la decadencia cultural. Los blue jeans lograron lo que los misiles MX no pudieron. El "soft power" no es otra cosa que la moda. Y así como los EEUU eran más de moda que el Tercer Reich, también lo era más que la USSR.


Nuestro futuro griego

¿Podrá la decadencia del poder duro de EEUU reducir el efecto del poder blando de EEUU? Por ejemplo: ¿podrá la caída de Afganistán reducir la reputación de los EEUU? ¿Hará que Harvard y los New York Times sean menos influyentes? ¿Hará que las raves, los estudios postcoloniales o el poliamor no estén más de moda? ¿Dejará todo el mundo de usar jeans y empezará a usar turbantes?

En absoluto, porque EEUU no es un concepto con reputación. Los EEUU no tienen reputación. Harvard tiene reputación. Si bien puede decirse que Harvard tiene responsabilidad en la caída de Afganistán, no debe de haber más de diez mil seres humanos en la tierra que puedan entender esta sutil conexión. Y en cuanto a los jeans...

La falacia fundamental es pensar que la decadencia de la cultura occidental es consecuencia de la caída del poder militar de los EEUU.

El poder militar chino está en ascenso. Esto sería relevante únicamente si alguien en China quisiera ir a la guerra, lo que no quieren. Muchos desean pretender que sí, por diversas razones, por ejemplo, buscar financiación. El dinero no crece en los árboles. Tampoco en China. Y desde el momento que lo último que quiere el Partido Comunista Chino es la inestabilidad, lo último que quiere el PCC es una guerra.

Es claro que Taiwán es más valioso para China sin guerra que con ella. Y aún si yo me equivocara y ellos se volvieran locos, ¿cuántos norteamericanos están dispuestos a morir por Taiwán? Como diría nuestro presidente: "C'mon, man".

Pero caigamos en una indulgencia de reductio ad absurdum. Supongamos que los EEUU reemplazan todas sus armar por pistolas de agua y China invade y conquista todo el Hemisferio Occidental sin disparar un solo tiro. ¿Va eso a reducir el poder de Harvard? Por supuesto que no, esto va a ser más o menos como la conquista de Grecia por los romanos.

La Atenas romana no era un baldío, sino un centro educativo como Boston. ¿Por qué habría China de destruir Harvard, si estuviera en poder de China? ¡Todo el mundo en China ama a Harvard! En la nueva Gran China, Harvard es la universidad líder. ¿Por qué no? El nuevo imperio no vendría destruir Harvard, como Frodo, sino a capturarlo, como Saruman.

Y esto sería terriblemente doloroso. Para ellos. El PCC tendría cero de oportunidad de imponer el Pensamiento de Xi Jinping en Harvard. En cambio, como depredador que subestima a su víctima, son ellos los que se volverán vulnerables. En la nueva Gran China, no habrá ninguna firewall entre Boston y Pekín.

A la decadencia no le importa quien tira las murallas, o por qué razón; sólo que la decadencia se desparrama. Aún si removiéramos a los EEUU del planeta, no se lograría el objetivo. Sería como remover la próstata de un hombre con cáncer de próstata con metástasis. Sí, el cáncer se inició en la próstata. Pero ahora...


La reacción

Las relaciones internacionales son completamente inservibles para los disidentes. Si tuviera algún poder, desarmaría la diplomacia; de ser posible, en forma permanente.

Todo el sistema de embajadas en una reliquia del SXVIII. Nadie necesita in situ todos esos diplomáticos en la era del telégrafo, menos ahora con internet. ¡Sin mencionar las bases militares! Necesitamos aviones gigantescos. Por ahora, desde Afganistán hasta Zimbabwe, sin mencionar Alemania y Japón, los EEUU vuelven a casa.

Esta estrategia ultra-aislacionista de "dejemos al mundo ir" sugiere una excepción a esta regla. La política externa puede afectar la política doméstica; en este caso al menos.

Cuando Moscú dejó ir a su pequeño mundo propio, y a todas las "repúblicas hermanas socialistas" del Pacto de Varsovia, que no era exactamente una organización polaca, decidió que ya habían tenido suficiente de construir socialismo y que querían pornografía, Coca-Cola e internet; no había forma de esconder las preferencias de la población.  Si bien estos eventos no tenían impacto directo en la política rusa por la fuerza militar, tuvieron un inmenso impacto en la política rusa a través del poder de propaganda.

Desde el momento que la diplomacia norteamericana ejerce una tremenda fuerza de izquierda sobre cada país en el mundo, un mundo sin diplomacia norteamericana es un mundo de derecha. Si el mundo elige la derecha, tal vez aún más a la derecha de lo que se pueda imaginar, y funciona; entonces el votantes americano se dará cuenta de que mal gobernado está el país. Nuevamente, no se ha dado cuente de cuán mejor gobernada está China.

Consideremos, por ejemplo, Brasil. En el mundo de hoy, un mundo con diplomacia norteamericana, un golpe militar en Brasil sería el resultado de un cierre de bancos o falta de energía. El golpe sería sofocado porque a los EEUU le importa quién gobierna Brasil y puede hacer sentir su poder; ése es el objeto de la Embajada.

Sin la diplomacia norteamericana ¿quién gobernaría Brasil? Como dijo Alejandro el Grande en su lecho de muerte "el más fuerte". Podría ser el ejército brasileño. Podrían ser los obreros y gente del común brasileña. ¿Por qué no intentamos y vemos qué resulta? Debería de haber alguna manera de levantar apuestas. El payoff de esta apuesta sería horrible pero yo apostaría a...

Imagine que esto sucediera, no sólo en Brasil, sino en todo el mundo. Gobiernos progres impopulares, sostenidos por el poder de la diplomacia progre de EEUU, colapsando en todos lados como las torres al final de "Inception", reemplazado en todo el mundo por formas de gobierno simples y varoniles, monarquías, coerción y comando...en todos lados limpiando villas miserias y asentamientos, las ciudades de carpas, la basura y los graffiti, las no-zones y los monoblocks tomados, convirtiendo el mundo en un lugar limpio y seguro, y de alguna manera, también cool...

¿Usted cree que los norteamericanos se enterarían? No. Probablemente no. Pero, en teoría, esta sería la respuesta: las energías locales liberadas en territorios extranjeros. Usted puede usar este poder de reacción una sola vez; así que hay que usarlo bien.


* * *

Notas de la traductora:

(*)

Presidente de EEUU Andrew Jackson, 1830'.

(**)

La CIA y la diplomacia de EEUU (dos caras de la misma moneda) ha apoyado golpes de estado de derecha también: Irán, Grecia, Chile, aquí, asesinato del candidato a presidente de Colombia, otros.

(***)

Estado en NY, EEUU. https://es.wikipedia.org/wiki/Shea_Stadium


* * *


Let the rest of the world go

"Foreign policy was a self-licking ice-cream cone before anyone living was born."

I was talking to a friend in the hard-right news business—let’s call her Janet. Janet, a kind and good person, was giving me something I get a lot these days: a quiet and understandable isolationist triumphalism in the supposedly-declining American empire, as made so manifest in the Afghan collapse.

Actually, I think, patriotic Americans just need to let the rest of the world go. The concept of an American empire is a slippery one, but there is no sense in which US foreign policy is, or even could be, useful to the US. Foreign policy has been a self-licking ice-cream cone since before anyone now living was born.

It is only natural that Janet feels the urge to participate in this deeply self-indulgent conversation. But, for me, the lesson of Afghanistan is not that the rest of the world will save us, but that the rest of the world doesn’t matter. America needs to let the rest of the world go—we cannot save it—nor can it save us.

None dare call it treason

Sometimes this sentiment goes so far as to actually invite foreign intervention, always a bad look. And I heard this from Janet too.

It is true that many foreign powers, even mid-sized ones, could produce strong effects on the American political system, if they knew what they were doing. But they have no incentive to—so it doesn’t matter.

When one considers what Janet or I could do, if the People’s Republic of China armed either of us with a mere billion dollars a year—roughly its revenue from pink stuffed giraffes—the mind boggles. Janet and I exist—but we are hardly overfunded. Politics, sensu lato, is the production of power from money; another billion or two would not produce much more progressive power; it would produce a lot more reactionary power.

But why would China do that? Janet and I disagree on many things—but neither of us is any friend of China. Actually, we’d both just love to disrupt the economic hippogriff called “Chimerica,” meaning Chinese industry plus American inflation. Disrupting Chimerica disrupts China by definition—which is exactly what the PRC hates. Duh.

Any foreign power has something to gain from America—even if it’s only money— and nothing to fear from America—since America is a toothless old bitch. Moreover, American isolationists also tend to have a violent Jacksonian streak. Therefore, any foreign power should prefer any kind of internationalist to any kind of isolationist.

Here is an American value: if treason against my government was needed to save my country, treason would be my duty. But for it to be needed, it would have to be effective.

While there are many effective instances of American intervention in foreign politics, these interventions are generally on behalf of left against right. There are no effective instances of foreign intervention in American politics on behalf of right against left. So there is no need for anyone to flirt with any kind of treason. (It should be noted that the libs, in 1688, had no compunction about riding to power on a Dutch invasion.)

Decline and decay

Even the thesis of “American decline” does not mean what it seems. The American empire is not an empire and it is not declining. It is an empire and it is decaying. And since its true power is not in domination, but in decay—its power is only growing.

Anyone familiar with the official narrative of foreign policy knows the difference between “hard power” and “soft power.” TLDR: since only hard power can resist soft power, American needs hard power to beat the hard powers that resist its soft power.

For example, Iran and the new Afghanistan are hard powers. Young Iranians or Afghans might succumb to American soft power—they might easily get into raves, polyamory, and/or postcolonial studies. Anti-Western hard power can solve this problem—by busting the rave, arresting all the ravers, and hanging them.

However, every raver is an American without a passport, and they have been trained to become super irrational any time you use hard power against soft power—for instance, by arresting all the professors of postcolonial studies and holding them, for their own safety of course, in Shea Stadium—people would make strange noises.

The purpose of Western hard power is simple: countering anti-Western hard power. Some of us have heard of “Germany.” It’s a little-known fact that when Kipling wrote of “lesser breeds, without the Law,” he was talking not about the Zulus or Congolese, but rather the Germans.

Indeed Kipling was a huge fan of World War I, which paid him back with the loss of his only son. We can see these two European civil wars as the ultimate imperialist moment, in which Anglo-America subjugates Europe itself. Hitler, like the Taliban, was not super into raves and/or polyamory.

In the golden age of Anglo-America, soft and hard power worked together to conquer the world. Liberal Anglophilia had become the cult of the Continental elite in the 19th and 20th centuries. Not even Hitler could build a regime immune to it. Hitler’s chief of military intelligence, Wilhelm Canaris, was an Anglophile who spent the whole war sandbagging the Third Reich; the German aristocrats who spent the whole war trying to overthrow Hitler, and eventually tried to blow him up, were Anglophiles, who expected Churchill and Roosevelt to welcome their fellow liberal aristocrats to power. All their secret advances were rebuffed, for this was a war of revolutionary empire.

After conquering the whole planet with the USSR’s aid, then realizing that Stalin was anything but a loyal ally and the Grand Design of UN world government would never work, this gigantic military machine learned to justify itself with a global civil war against its old Slavic pitbull. Each of the two revolutionary empires considered itself at risk of military conquest by the other, never a plausible scenario—but they still had enough love for each other to collaborate against prerevolutionary powers.

It was not military force that brought down the Soviet Union. It was cultural decay. Blue jeans accomplished what MX missiles could not. “Soft power” is no more than fashion—and, just as America was more fashionable than the Third Reich, it was more fashionable than the USSR.

Our Greek future

Will the (inarguable) decline of American hard power reduce the effect of American soft power? For example: will the fall of Afghanistan reduce American reputation—making Harvard and the New York Times less influential, or raves, polyamory and postcolonial studies less fashionable? Will everyone stop wearing jeans, and start wearing turbans?

Not at all, for “America” is not even a concept with a reputation. America does not have a reputation. Harvard has a reputation. While it may be true in some sense that Harvard is responsible for the fall of Afghanistan, there are not ten thousand human beings on the planet who could understand so subtle a connection. As for jeans…

The fundamental fallacy of these Afghan whitepillers is the idea, created by this attractive but oversimplified caricature of an “American empire” which is “falling,” is that global cultural decay can be stemmed by American military decline—not just in Afghanistan, but in the “rise of China,” etc.

China’s military power is rising. This would only matter if anyone in China actually wanted a war, which they don’t. Many want to pretend they do for various reasons, eg, funding. Money doesn’t grow on trees in China either—and since the last thing the CCP wants is instability, the last thing the CCP wants is a war.

Surely Taiwan is worth way more to China without a war than with one. And even if I am wrong and they are crazy, how many Americans are supposed to die for Taiwan? As our President has said: c’mon, man.

But let us indulge in a reductio ad absurdum. Suppose the US replaced all its weapons with squirt guns and China invaded and conquered the entire Western Hemisphere without a fight. Would this reduce the power of Harvard? Of course not—this would just be like the Roman conquest of Greece.

Roman Athens was not a wasteland, but an educational center very like Boston. Why would China destroy Harvard, if it were in China’s power? Everyone in China loves Harvard! In the new Greater China, Harvard is the leading university. Why not? The PLA would come not to destroy Harvard, like Frodo—but to capture it, like Saruman.

And this would be extremely painful—for them. The CCP would have zero chance of actually imposing Xi Jinping Thought on Harvard Yard. Instead, like a predator who underestimates the prey, it would be they who would be vulnerable—in the new Greater China, there can be no firewall between Boston and Beijing.

Decay does not care who broke the barriers down, or why—decay just spreads. Even removing America from the planet entirely would not do the job—it would be like removing the prostate of a man with metastatic prostate cancer. Yes—the cancer did in fact come from the prostate. But now—

The backwave

So international relations are completely useless to any dissident party. If it has the power to do so, it should just turn diplomacy off—if possible, permanently.

The whole embassy system is an 18th-century relic. No one would site all these onsite diplomats in the age of the telegraph, let alone the Internet. Not even to mention the military bases! We’ll need big planes, folks—the biggest. For now—from Afghanistan to Zimbabwe, not forgetting to stop in Germany and Japan—America is coming home.

But this ultra-isolationist strategy of “just letting the world go” suggests an exception to the otherwise-watertight rule above. Foreign policy can affect domestic power, in this one case.

When Moscow let its little own world go, and all the “socialist brother republics” of the Warsaw Pact—which was not exactly a Polish organization—decided that they had had enough of building socialism and wanted porn, Coca-Cola and the Internet, there was no way to hide this preference defalsification from the citizens of Russia itself. While these events had no direct impact on Russian politics through military force, they had an immense indirect impact on Russian politics through propaganda power.

Since American diplomacy exerts a tremendous left-wing force on every country in the world, a world without American diplomacy is a right-wing world. If the world chooses the right, perhaps even a right farther right than anyone today can imagine, and it works—in this case, the American voter might possibly notice how badly he is governed. Then again, he hasn’t noticed how much better China is governed.

Consider, for instance, Brazil. In today’s world, a world with American diplomacy, a military coup in Brazil will result in the shutdown of banking and/or energy flows to Brazil. The coup will be strangled, because America cares who governs Brazil and can make its power felt—this is the purpose of the embassy.

Without American diplomacy, who rules Brazil? As Alexander the Great said on his deathbed—“The strongest.” It could be the Brazilian army. It could be the Brazilian workers and peasants. Why not try it and find out? There should be some way to take bets on the blockchain. The payoff on this bet will be terrible, but I’d go with the…

Imagine this happening, not just in Brazil, all over the world—unpopular progressive governments, propped up in power by American progressive diplomacy, collapsing everywhere like the towers at the end of “Inception,” replacing themselves everywhere by simple, manly forms of government based on monarchy, coercion and command… everywhere cleaning up the slums, the shantytowns, the tent cities, the trash and the graffiti, the no-go zones and the tower blocks, striding rapidly forward into a clean and safe mall-destination future, but one which yet is somehow also cool

Then, do you think, Americans would notice? Nah. Probably not. But, in theory, this is the backwave: the rush of local energy created by liberating foreign territories. You can only get that backwave rush once—so use it all at once, and use it well.

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