VIENA CELEBRA SU NUEVA RELIGIÓN

 

La torre de la iglesia de San Ruperto, la más antigua de Viena.
Fuera la Divina Trinidad. Venga el Zeitgeist.

Autor: Rod Dreher

Nota original: https://www.theamericanconservative.com/dreher/lgbt-pride-vienna-religious-festival/

Traducción: Hyspasia

Nota original en inglés al pie.


Hoy era el Día del Orgullo (gay) en Viena. Nunca había visto uno de esos desfiles. Lo que más me llamó la atención era la gran cantidad de niños y adolescentes presentes, todos con ropa con los colores del arcoiris. Todos parecían metidos en el asunto y parecían estar pasándola bien.

Era realmente como un gran festival religioso. Un amigo cristiano con quien caminé por la ciudad ese día me dijo: "Imaginá que estemos caminando por la Roma pagana del siglo 4 (DC) y vemos un montón de cristianos que se juntan en procesión y honran la Virgen. Vos podrías pensar '¡qué raro!, pero dejémosles tener su desfile; ¿qué daño hay en ello'. Treinta años después nos tiran abajo nuestros templos. ¿Esto no tiene la misma onda?".

Sí, la tiene. ¿Puede usted decir sólo una generación atrás a quienes rezaban en la iglesia de San Ruperto, fundada en el siglo VIII DC, y la más antigua de Viena que un día una bandera colgaría de su torre para celebrar un festival de sodomía? Pasó hoy. Y el párroco a cargo es - ¡sorpresa! - un jesuita.

El Festival del Orgullo (gay) es la más vívida expresión de la repaganización de Occidente mediante el procedimiento de abolir el orden cristiano. Lo que mi hijo quería decir con su comentario era una referencia al gran libro de Edward Watts, "The Final Pagan Generation", sobre el que escribí en American Conservative, pocos años atrás.

Watts escribe sobre las élites romanas paganas de la cuarta centuria, que no apreciaban en toda su extensión cuán radical era la amenaza que los cristianos representaban al orden pagano que había regido en Roma desde tiempos inmemoriales. Asumían que su paganismo tradicional iba a durar para siempre, pero de hecho, la pasión y la comprensión por la antigua religión estaban exhaustas en el momento en que una nueva fe les salió al cruce. El libro es increíblemente relevante para nuestro tiempo. En ese momento escribí sobre las lecciones que me dejó.

¿Cuáles son las lecciones que aprendí de todo esto para los cristianos de nuestro tiempo? Convengamos que la Europa y los EEUU del SXXI son muy diferentes, obviamente, de aquella Roma del siglo IV. Pero hay algunos paralelos.

  1. La Cristiandad hoy es como una religión tradicional del siglo IV. No estamos al final de los tiempos cristianos, no en sus comienzos. La Cristiandad en ese entonces tenía músculo. Ahora es algo decrépito, como fuerza social. El hecho de que nosotros los cristianos creamos que nuestra fe es verdadera puede cegarnos al hecho de que lo que es obvio para nosotros de ninguna manera es obvio para otros.
  2. No está claro que los romanos paganos hubieran podido demorar o frenar la Cristiandad, pero está muy claro, retrospectivamente, que no tomaron con seriedad la amenaza. Esto fue un error de imaginación por parte de ellos. Asumieron que el mundo siempre sería lo que era, porque siempre había sido así.
  3. El poder terrenal importa. Si Constantino no hubiera sido convertido, el futuro de la Cristiandad en Occidente hubiera cambiado, sido algo diferente.
  4. Sin embargo, el poder terrenal es limitado. Julián el Apóstata falló miserablemente. No se puede legislar la fe.
  5. Las élites talentosas que forman, y que son formadas, por una contracultura, pueden tener un efecto que les trasciende. Los obispos y sacerdotes que entendieron que su función era servir al sistema imperial no estaban tan inspirados por los jóvenes como por aquellos que los rechazaban y sus promesas.
  6. Las maneras antiguas de resistir las fuerzas antireligiosas - peleando desde dentro del sistema - no funcionan.  Lo que me hace dudar sobre la estrategia que gente como yo hemos adoptado: pelear desde dentro del liberalismo por objetivos liberales, como la libertad religiosa. Las asimetrías de las estrategias con los oponentes, como los grupos de derechos LGBT, harán que nos pasen por encima. Pero, ¿qué podemos hacer?

Al final, la historial de la última generación pagana debería ser una dura lección para nosotros, los cristianos complacientes del SXXI. El de nosotros es un tiempo de "depósitos llenos de monedas de oro, elaboradas cenas que rinden honores a correveidiles de poderosos, se rinden alabanzas a los emperadores y las ceremonias conmemoran a los burócratas". Los cristianos son cómplices en todo eso. Pero el cambio más profundo en la cultura es claro para quienes quieren ver. La vieja religión - la Cristiandad - se está disolviendo con rapidez. Los jóvenes creen en una religión de autodevoción, hedonismo y materialismo. Las leyes todavía no son anti-cristianas, pero la cultura predominante cada día más empuja al cristianismo hacia los márgenes de la sociedad. Eso no va a cambiar. Los cristianos necesitan prepararse para esto.

Cuando digo "prepárense para esto" quiero decir varias cosas, todas las cuales pueden resumirse en: Paren con la complacencia. Detalles:

  1. Paren de pensar que esto siempre va a ser así, y que cualquier cosa más leve que la acción radical va a ser suficiente. El marco mental de los cristianos viejos puede ahora ser un inconveniente porque no entiende cuán radicalmente diferentes son las cosas hoy.
  2. No confundan la presencia de iglesias cristianas y símbolos en la vida pública como la verdadera condición de la Cristiandad en los corazones y las mentes de las personas. Recuerden, los templos paganos y las estatuas de los dioses permanecieron largo tiempo luego de que el paganismo era letra muerta.
  3. Limpien sus propias iglesias. Dejen de tolerar la corrupción dentro de la iglesia - especialmente la corrupción que beneficia a la clase dirigente, a expensas de la autoridad e integridad de la iglesia. Watts no presenta evidencia de que los templos paganos fueran corruptos. Traigo esto a colación simplemente para marcar que los cristianos están en el medio de una lucha existencial, y no pueden darse el lujo de que nuestra posición sea debilitada por corrupción interna.
  4. Entrénense a sí mismos y a sus hijos a mantenerse alejados de las promesas del mundo, de cultivar el ascetismo, como lo hacían las élites de mediados del SIV D. C. Sólo después se desarrollará el corazón y la mente para resistir.
  5. Entiendan que nosotros, como la última generación de paganos, podremos creer que estamos peleando por la tolerancia, pero nuestros oponentes están peleando por la victoria. Tenemos que cambiar nuestras tácticas. Nosotros somos malos en las luchas asimétricas. Francamente, como los viejos paganos de la cuarta centuria, yo hubiera preferido pelear por la tolerancia, pero ésa no es la lucha que va a caer sobre nosotros.
  6. Nunca abandonen la arena política enteramente, tampoco pongan demasiadas expectativas en príncipes. Las élites han cultivado sus relaciones dentro de la estructura de poder imperial, y han servido a dicha estructura de poder. Pero el verdadero trabajo de conversión sucedió entre las personas de a pie, a través de los esfuerzos y ejemplos de los santos ascéticos y carismáticos.

¿Cuán lejos ha llegado esto? Fox News ahora celebra los niños de la transición LGTB:

https://twitter.com/MattWalshBlog/status/1535346487877672960



Y acá está lo realmente desagradable, pero ya el hecho  de que algo así suceda hecho por el Woke Capitalism (Progres Capitalistas) nos dice mucho. Es la promoción del Mes de Orgullo (gay) de una empresa alimenticia de Los Ángeles, que ha desarrollado un menú para "bottoms" (gente a la que le gusta recibir sexo anal); el menú les permite evitar la constipación y por lo tanto que no disminuya la cantidad de diversión que reciben por la puerta de atrás:

https://twitter.com/Postmates/status/1534926284681121792


No es una broma.

Denle a las Fuerzas Armadas de los EEUU tres años y estarán repartiendo MREs para homosexuales pasivos en el Mes del Orgullo (gay) y las cocinas de los conventos jesuitas tendrán menúes en el Mes del Orgullo por la misma razón. ¡Qué gran y gloriosa civilización el Occidente post-cristiano está construyendo! Alguien me preguntó en una reunión  la otra noche si tenía que escribir La Opción Benedictina de nuevo, qué cosa cambiaría. Le dije que aún si bien uno nunca podía escaparse de una crisis, me gustaría tomar mucho más seriamente la idea de escaparse a la montaña. Esta por llegar el día en que las iglesias que se nieguen a colgar una bandera de Orgullo LGTB en manifestación de su sumisión a la Nueva Fe, correrán el riesgo de sufrir ataques.

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Sobre el Autor

Rod Dreher es un editor en jefe de The American Conservativ. Un veterano de tres décadas de periodismo de prensa escrita, también escribió tres bestsellers: "Live Not By Lies", "The Benedict Option", y "The Little Way of Ruthie Leming"- así como "Crunchy Cons" y "How Dante Can Save Your Life". Dreher vive en Baton Rouge, La.



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Vienna Celebrates The New Religion

Tower of St. Ruprecht's, the oldest church in Vienna: Out with the Holy Ghost, in with the Zeitgeist

Today was the big Pride Parade in Vienna. I’ve never seen a Pride parade. The most striking things were all the kids there, especially middle school and teenage girls, all decked out in their rainbow gear. Everybody seemed to be really into it, and having a good time.

It really was like a huge religious festival. A Christian friend with whom I walked through the city today said, “Imagine being a pagan in fourth century Rome, and seeing Christians gathering for a procession honoring the Virgin, or something. You might think it’s an odd thing, but let them have their parade, what does it hurt. Thirty years later, they’re tearing down your temples. Doesn’t this have the same feeling?”

Yes, it does. Can you imagine telling any previous generation that worshiped at St. Ruprecht’s, founded in the eighth century, and the oldest church in Vienna, that one day, a banner would fly from their tower celebrating a festival of sodomy? It happened today. The parish priest is — surprise! — a Jesuit.

The Pride festival is the most vivid expression of the repaganization of the West via the overturning of the Christian order. What my friend meant by his comment was a reference to Edward Watts’s great book The Final Pagan Generation, which I wrote about here a few years ago. 

Watts writes about Roman pagan elites of the fourth century, who did not fully appreciate how radical the threat from Christians was to the pagan order that had ruled Rome since time immemorial. They assumed traditional paganism would last forever, but in fact, passion for and understanding of the old religion was exhausted by the time the new faith challenged it. The book is incredibly relevant to our time. Back then, I wrote of its lessons:

What are the lessons I draw from all this for Christians in our own time? Let’s stipulate that the world of 21st century Europe and North America is very different, in obvious ways, from that of fourth-century Rome. But there are parallels.

  1. Christianity today is like traditional religion of the fourth century. We are at the end of the Christian age, not at its beginning. Christianity back then had muscle. It is now decrepit, as a social force. The fact that we Christians believe that our faith is true can blind us to the fact that what is obvious to us is by no means obvious to others.
  2. It is not clear what the Roman pagans could have done to have slowed or stopped Christianity, but it is quite clear, in retrospect, that they did not take it seriously enough as a threat. This was a failure of imagination on their part. They assumed that the world would always be as it was, because it always had been.
  3. Worldly power matters. If Constantine had not converted, the future of Christianity in the West would have looked different.
  4. Yet worldly power is limited. Julian the Apostate failed miserably. You cannot legislate belief.
  5. Talented elites who form, and who are formed by, a counterculture, can have an outsized effect. Bishops and priests who saw their function as to serve the imperial system were not as inspiring to the young as those who rejected it, and its promises.
  6. The old ways of resisting anti-religious forces — fighting within the system — don’t work. This makes me doubtful about the strategy that people like me have generally adopted: fighting within liberalism for liberal goals, like religious liberty. The asymmetrical strategies of opponents, like LGBT rights groups, overwhelm us. But what can we do?

In the main, the story of the final pagan generation ought to be a severe warning to us complacent 21st century Christians. Ours is also a time of “storehouses full of gold coins, elaborate dinner parties honoring letter carriers, public orations before emperors, and ceremonies commemorating office-holders.” Christians are complicit in all of these. But the deeper shifts in the culture are clear for those with eyes to see. The old religion — Christianity — is fast fading. The young believe in a new religion of self-worship, hedonism, and materialism. The laws are not yet anti-Christian, but the broader culture is moving to push Christianity to the margins quickly. This is not likely to change. Christians need to prepare for this.

By “prepare for this,” I mean several things, all of which can be summed up with: Stop the complacency. Details:

  1. Stop thinking that it’s always going to be this way, and that anything short of radical action is sufficient. The mindset of older Christians may actually be a hindrance, because they don’t understand how radically different the world today is.

  2. Do not mistake the presence of Christian churches and symbols in public life for the true condition of Christianity in the hearts and minds of people. Remember, the pagan temples and statues of the gods remained long after paganism was a dead letter.

  3. Clean up our own churches. Stop tolerating corruption within the church — especially corruption that benefits the leadership class, at the expense of the church’s authority and integrity. Watts presents no evidence that pagan temples were corrupt. I bring this up simply to point out that Christians are in an existential fight, and cannot afford to have our own positions weakened by internal corruption.

  4. Train ourselves and our children to stand aside from the promises of the world, and to cultivate asceticism, like the elite Christians of the mid-fourth century did. Only then will we develop the heart and the mind to resist.

  5. Understand that we, like the final pagan generation, might think we are fighting for tolerance, but our opponents are fighting for victory. We have to change our tactics. We are bad at asymmetrical warfare. Frankly, like an old pagan of the fourth century, I would prefer to fight for tolerance — but that is not the fight that’s upon us.

  6. Neither abandon politics entirely, nor put too much faith in princes. Elites cultivated relationships within the imperial power structure, and served that power structure. But the real work of conversion happened among the people, through the labors and examples of saintly ascetics and charismatics.

How far has it gone? Fox News is now celebrating transitioning children:

And here’s something that’s really gross, but the fact that it’s done at all by Woke Capitalism is telling. It’s a Pride Month promotion from a Los Angeles food delivery company, which has come up with a menu for “bottoms”: people who like to receive anal sex; the menu keeps them from being constipated and therefore having less back door fun:

It’s not a joke.

Give the US Armed Forces three years, and they will be distributing Pride Month MREs for bottoms, and Jesuit soup kitchens will be have special Pride Month menus for same. What a great and glorious civilization the post-Christian West is building! Somebody asked me at a gathering the other night if I had to write The Benedict Option over again, what would I change. I told him that even though I don’t believe that one can ever fully escape this crisis, I would take more seriously the idea of literally heading for the hills. The day is coming when churches that don’t fly the Pride banner to signify submission to the New Faith will be at risk of attack.

ABOUT THE AUTHOR

Rod Dreher is a senior editor at The American Conservative. A veteran of three decades of magazine and newspaper journalism, he has also written three New York Times bestsellers—Live Not By LiesThe Benedict Option, and The Little Way of Ruthie Lemingas well as Crunchy Cons and How Dante Can Save Your Life. Dreher lives in Baton Rouge, La.

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