ARGENTINA 1985

¿Quién es David y quién Goliat?

 Autor: Juan Martín Perkins  



La insistente propaganda de la película “Argentina 1985” deja claro donde está hoy el poder. 

El arte y la comunicación casi siempre están al servicio de la billetera en una Argentina que nunca se caracterizó por ser de vanguardia en la verdad… 


Sencillo, el vanguardista suele no complacer y ser vanguardista no es fácil… decir la verdad, durante tantos años de populismo, menos.


La cuestión es que la propaganda anuncia una epopeya propia de David y Goliat que no deja conforme a nadie en la brecha de la política. Se quejan radicales, se quejan kirchneristas, nunca se quejan militares y el hijo del fiscal Strassera encontró defraudada la memoria de su padre.


Quién es David y quién Goliat es la cuestión


Quizás sirva para que le den un devaluado Oscar, pero la película no contesta las preguntas… y lo confiesa. Es una ficción con sentido comercial.


¿Te gusta Charly García? Nadie puede negar su condición de genial artista nacional y popular, menos ahora que toca para Cristina Kirchner y pide, cuando está pasado de rosca, que Videla le chupe sus genitales.


Charly siempre fue genial… como ahijado artístico de Eduardo Falú, como “oído Absoluto”, como ejecutor multi instrumental, como admirador de Borges, Chopín, Mozart, los Beatles, la negra Sosa o Maradona. Siempre genial, paranoico y orgulloso como referente popular.


Por eso, me gusta revisar archivos y ver sus testimonios de la época.


Charly decía en el final del gobierno de Alfonsín: “este es un país en el que se puede ser chanta y seguir girando siempre”; “Nuestro pasado siempre es muy confuso e inventado, porque no nos gusta, por eso nos inventamos otro”; “Los chicos que tocan en mi banda y yo, somos todos hippies que reivindicamos los 70 y los 80 porque fue la mejor época”; Si fuera presidente, daría vuelta Buenos Aires y la pondría de frente al río”; Si fuera presidente, buscaría tener al mejor testaferro que ponga la cara por mi, y me aseguraría de tener el pasaporte en orden”.


Era genial Charly, siempre me sirve, cuando necesito algo de verdad.


Notable ver lo que decía en sus años frescos de Sui Generis y en los no tan frescos de protesta con Serú Girán…  en los que, forzado, empieza a hacer política con metáforas.


Lo que le importaba era poder hacer su arte sin que lo prohibieran o lo

Me hubiera gustado que Alfonsín dijera TODA la verdad, habría sido grande como Keith Richards, pero fue una lástima”; “Yo quiero tocar y cantar sin que me rompan las pelotas”;

Mucha gente tiene precio, pero hay otra que no”; “No se puede comprar paz para la cabeza”; Todo es un mercado, la juventud lo es, los niños son un mercado al que todos venden mierda”.


El Charly actual, el que le da entrevistas a Felipe Pigna en la TV estatal, dice cosas distintas como: “Hay que tener un enemigo, sin enemigo no hay poesía”.


Los tiempos cambiaron… ¿Quién es David y quién Goliat?


Charly sigue siendo genial, aún con neuronas quemadas, recuerda que todo es un mercado. Un mercado que compra y vende lo que está de moda y que inventa un pasado a su medida. 


Charly le dice al perro verde Jesús Quintero que Pinochet era mala onda, pero los que tuvimos acá, eran todos Poncios Pilatos… “En esa época de final de colegio, te cortaban media americana corta y de ahí podías salir terrorista o militar. Yo salí músico. Ahí tenés mis canciones, callate y escuchá”.


“Argentina 1985” es parte de la parodia de “la grasa de las capitales”, una ficción paranoica y maniquea de un pasado inventado, que tiene muy claro que todo es un mercado.


Todavía nos debemos la otra parte. La mitad de la verdad, es una mentira.


Juan Martín Perkins



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