ENRIQUECER URANIO EN ARGENTINA - CUARTA ENTREGA
Dominar la tecnología del ciclo del combustible de manera completa y evitar así la dependencia de proveedores externos.
Autora: Laura V. Canale* (@LauVic)
- "¿QUÉ SABEMOS DEL URANIO? - SEGUNDA ENTREGA" aquí.
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Desde que la CNEA tomó la iniciativa de construir centrales nucleares, también se propuso como objetivo estratégico dominar la tecnología del ciclo del combustible de manera completa y evitar así la dependencia de proveedores externos.
En los inicios del desarrollo de la actividad
nuclear se había optado por construir centrales alimentadas con uranio natural
porque se creía que Argentina aún no era capaz de desarrollar la tecnología de
enriquecimiento de uranio.
En 1974 Estados Unidos, tradicional proveedor para Argentina de uranio levemente enriquecido, decidió interrumpir en forma imprevista el suministro de este material que era usado además en los reactores de irradiación e investigación.
En 1974 Estados Unidos, tradicional proveedor
para Argentina de uranio levemente enriquecido, decidió interrumpir en forma
imprevista el suministro de este material que era usado además en los reactores
de irradiación e investigación. Justificó su decisión a partir de una prueba
nuclear realizada por ese entonces por India, hecho que causó gran conmoción mundial,
y puso sobre el tapete los riesgos referidos a armamento y terrorismo
internacional.
Para 1978, Argentina había iniciado la exportación
de tecnología y centrales nucleares a países de América Latina y el uranio
levemente enriquecido resultaba imprescindible para los reactores propios y
para los que comercializaba, como por ejemplo el RP-10 a Perú.
Se evaluó entonces la posibilidad de encontrar
otro proveedor, pero era altamente dificultoso debido a las crecientes
restricciones internacionales.
Ante este panorama los investigadores se
plantearon la alternativa de desarrollar la tecnología de enriquecimiento de
uranio para contar con un ciclo de combustible nuclear autónomo, sustentar la
independencia del país en el manejo de sus recursos energéticos y disponer de
un material altamente estratégico, sumado al conocimiento para lograrlo. Implicaba
avanzar en el autoabastecimiento de un insumo crítico y destacar un sector
tecnológico de alto valor agregado.
El físico y tecnólogo Jorge Sábato definió a
este esquema de autoabastecimiento como el “dominio del paquete tecnológico”.
Decía que el “corazón de la tecnología” y los aspectos esenciales de la planta
industrial debía ser local, debía ser desarrollado y producido fronteras
adentro, sin asistencia del exterior. Se iniciaba así lo que fue el proyecto
tecnológico más ambicioso en la historia del país.
Es así como a fines de la década del 70 ya se
investigaba y se consideraba la posibilidad de utilizar elementos combustibles
con uranio levemente enriquecido (del orden del 1%) destinado a la central
nuclear Atucha I.
Se aumentaba así, para la misma energía
producida, la capacidad de quemado de dicho combustible casi en un 100%, y se reducía
prácticamente a la mitad el consumo de uranio y la consiguiente generación de
residuos de alta actividad. Por supuesto que esta nueva tecnología contribuía a
preservar las reservas uraníferas del país.
De esta manera se da inicio al Proyecto Pilcaniyeu cuyo objetivo fue producir uranio enriquecido para la fabricación de elementos combustibles para reactores de potencia y de investigación. Había que desarrollar para ello una tecnología adecuada, y construir y poner en operación la planta de producción, todo sin asistencia de terceros países.
Se da inicio al Proyecto Pilcaniyeu cuyo objetivo fue producir uranio enriquecido para la fabricación de elementos combustibles para reactores de potencia y de investigación.
Durante la década del 80 se logró enriquecer
uranio en la planta de Pilcaniyeu, ubicada en la provincia de Río Negro, a 60
kilómetros de Bariloche. Este proyecto, que había comenzado en forma secreta
algunos años antes, fue un hito del desarrollo nuclear argentino. Sin embargo,
el plan de enriquecimiento de uranio fue abandonado a principios de la década
del 90 con el argumento de que no era viable económicamente, y la planta de
Pilcaniyeu quedó virtualmente paralizada.
En ese entonces se priorizó la compra de
uranio enriquecido al exterior y las actividades se enfocaron casi
exclusivamente en el resguardo y la preservación de la tecnología ya adquirida y
de las instalaciones construidas.
En 2006, la CNEA comenzó a recuperar las
instalaciones del establecimiento adaptándolas a la normativa ambiental actual
nacional e internacional, e inició un programa para capacitar personal y para
incorporar especialistas. El Plan Nuclear Argentino surgió con el fin de
dominar el ciclo del combustible nuclear, es decir, completar todo el proceso
que va desde la minería de uranio hasta el reprocesamiento del combustible
gastado, convirtiéndose así en la motivación más importante para un sector
científico y tecnológico estratégico destinado al desarrollo y dominio de una
fuente de energía propia.
Así fue que en 2014 se comunicó que Complejo
Tecnológico Pilcaniyeu había alcanzó los valores que acreditan el
enriquecimiento de uranio en su isótopo U-235, siempre para usos pacíficos.
En 2016, con motivo del relanzamiento del Plan
Nuclear Argentino, se inauguró una nueva etapa de obras en el establecimiento
que permitió recuperar gran parte de su infraestructura, así como incorporar un
nuevo sistema de carga y descarga, sistemas de comunicaciones, una planta de
producción de flúor y una de tratamiento de efluentes.
El Complejo Tecnológico de Pilcaniyeu
pertenece a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y cuenta con una
superficie de 30.000 metros cuadrados.
Actualmente, en Pilcaniyeu se enriquece uranio
a escala de laboratorio. El objetivo es tener un plantel de aproximadamente 170
personas entrenadas en diversas técnicas de enriquecimiento y que allí se
produzca el combustible para los futuros reactores nucleares de potencia
argentinos que utilicen la tecnología de uranio enriquecido y agua liviana.
La planta de Pilcaniyeu debió adaptarse a las nuevas normativas ambientales, por lo que gran parte de sus modificaciones tuvieron que ver con el sistema de manejo de efluentes para no liberar ningún líquido contaminado al ambiente, y con incorporar un sistema que mantiene una presión atmosférica dentro de las instalaciones en un nivel más bajo que la ambiental de manera que, ante una eventual pérdida, se garantiza que ningún gas pueda escapar a la atmósfera.
[Se trata de ] tecnologías que son sensibles en lo geopolítico, porque las máquinas y los equipos que se usan para enriquecer el mineral permiten obtener uranio tanto para abastecer a los reactores, como para desarrollar armamento atómico. Entonces, la tecnología suele ser secreta.
Como sostiene Juan Bergallo, ingeniero
nuclear, docente del Instituto Balseiro e investigador en el proyecto de
enriquecimiento de uranio de Pilcaniyeu, se trata de “tecnologías que son
sensibles en lo geopolítico, porque las máquinas y los equipos que se usan para
enriquecer el mineral permiten obtener uranio tanto para abastecer a los
reactores, como para desarrollar armamento atómico. Entonces, la tecnología
suele ser secreta.”
Un poco de historia
Como lo anticipé al inicio de la presente
entrega, los estudios preliminares comenzaron en 1975 en laboratorios del
Centro Atómico Bariloche, el principal “semillero nuclear” de América Latina.
La tarea era muy compleja y la información disponible sobre la síntesis del
hexafluoruro de uranio era casi inexistente.
El proyecto avanzaba bajo la reserva más
absoluta, liderado por el físico Conrado Varotto, quién en 1976 creó la empresa
Investigación Aplicada Sociedad del Estado (INVAP), para llevar adelante este
desarrollo tecnológico.
En las cercanías de un paraje de nombre
Pilcaniyeu, el galpón de esquila de un establecimiento rural a orillas del río
Pichileufú fue una de las primeras secciones de la planta.
Argentina era el séptimo país en lograr el enriquecimiento del uranio. Actualmente son 12 países en total los que dominan esta tecnología.
Llegar a Pilcaniyeu era difícil, bajo condiciones climáticas muchas veces adversas. No obstante, en febrero de 1981, se logró por primera vez medir la primera concentración isotrópica de U-235. El anuncio del éxito del proyecto lo hizo en noviembre de 1983 el titular de la CNEA, el Vicealmirante Dr. Carlos Castro Madero. La noticia recorrió el mundo y Argentina era el séptimo país en lograrlo. Actualmente esa cantidad de países no sobrepasan de 12.
Ya en 1987, los presidentes de Argentina y
Brasil, Raúl Alfonsín y José Sarney, tras la firma en Foz do Iguazú de la
Declaración Conjunta sobre Política Nuclear, visitaron la planta. Este
encuentro dio origen poco tiempo después a la constitución del primer sistema
regional de salvaguardias recíprocas, la Agencia Brasileño Argentina de
Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC).
En Pilcaniyeu germinó así el proceso de
integración y confianza mutua entre ambos países en materia nuclear, ejemplo
mundial de colaboración y control en una materia tan sensible como estratégica.
(*) Sobre la autora:
Abogada.
Especialista en Derecho Ambiental. Docente universitaria.
Bibliografía Consultada:
Carlos A, Frasch. “Carlos Castro Madero. Hombre y circunstancia (20 años después)".
Matías Alonso. “Uranio para la soberanía energética”. UNSAM. Enero 2016.
“El Proyecto Pilcaniyeu.” Agencia de noticias tecnológicas y científicas TSS de la UNSAM. Julio 2016
Ignacio Jawtuschenko. “Pilcaniyeu y el enriquecimiento de uranio.” Portal Todociencia.com.ar