SACAPUNTAS
Autor: Juan Martín Perkins
Las charlas con mi madre son estimulantes porque siempre me dejan alguna genialidad cargada de sabiduría.
Mamá vendría a ser como la antítesis de Sergio Massa y Mateo Rossi (*) juntos.
Ellos en su laberinto de mentiras, contradicciones, cinismo, deshonestidades intelectuales y largas peroratas habladas en trabalenguas difícil de charlatanes de campaña electoral y frondosa carrera política al calor del estado.
Ella, sencilla, directa y de pocas palabras… espontáneamente y con honestidad brutal, dice verdad, sustancia y contenido en cada oración.
En esta oportunidad, mamá me explicó que somos un país donde se ha limado el principio de la propiedad, que es tan fundamental para impulsar el crecimiento y desarrollo de los ciudadanos.
Hace 40 años que se condiciona a la propiedad haciéndola cada vez más relativa.
Ella lo resume en que hay un déficit de “madres”, porque no se entiende que la educación empieza por casa en la familia y no se le puede atribuir a la escuela, ni a la calidad de las maestras, ni a cuestiones curriculares.
Cuenta mi madre que una vez, revisando el contenido de mi cartuchera, luego de cerciorarse de que hubiera terminado de hacer los deberes, encontró un sacapuntas con los colores y el escudo de Boca Juniors, que ella no me había comprado.
Yo estaba en tercer o cuarto grado y nunca olvidé el Boca que me afirmó como hincha.
Épocas de Roma, el negro Meléndez, Ratín, Suñé, Ovide, el muñeco Madurga, el tanque Rojas… luego Mouzo, el tano Pernía, Rogel, Potente, Trobiani… todos héroes que marcaron mi infancia y permanecen imborrables en el recuerdo durante toda la vida.
Tampoco olvidé el sacapuntas.
-Este sacapuntas no es tuyo, ¿Qué está haciendo en tu cartuchera?
-Mañana mismo lo vas a devolver.
Yo no recuerdo tanto el episodio, pero sé que me sirvió para desarrollar el valor de respetar la propiedad ajena y hacer respetar la propia.
Como dice mi madre, lo aprendí en mi casa, en el seno de una familia que me enseñó a compartir respetando la propiedad como si fuera sagrada.
Parece una obviedad, pero no lo es… yo tuve madre y padre.
Hoy, nos pasa lo que nos pasa, porque no hay mamás que revisen mochilas en todo el sentido de la acción. Hay mamás cada vez menos mamás y papás cada vez menos papás.
Abrumados por las urgencias y apremios de la modernidad, resignan lo importante priorizando lo urgente que, casi siempre, es material.
La familia ha sido una víctima de esta política de educación.
Enseñar que donde hay una necesidad hay un derecho y que la meritocracia es solo un delirio para los ricos, tiene las consecuencias que padecemos hoy.
Hoy somos la sociedad de los derechos adquiridos pero somos cada vez más burros, brutos y pobres.
-Mañana vas a devolver el sacapuntas xeneize y vas a pedir perdón por tomar lo que no es tuyo… para que aprendas y nunca lo vuelvas a hacer.
Gracias mamá.
Juan Martín Perkins
* * *
Nota:
(*)
Mateo Rossi es un político de Pehuajó, Provincia de Buenos Aires.