EL CASO "ST": LA EUTANASIA PUEDE TERMINAR EN ASESINATOS EN MASA
El caso de ST demuestra cómo la eutanasia legalizada puede resultar en asesinatos en masa
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Autor: Gerald Warner
Nota original (en inglés al pie): https://reaction.life/the-case-of-st-shows-how-legalised-euthanasia-could-result-in-mass-murder/
En forma casi diaria actualmente, ocurren eventos que son tan increíbles, pesadillescos y tiránicos que uno debe mendigar que le crean que eso realmente sucede en un país donde, hasta hace muy poco tiempo, el poder del estado estaba restringido dentro de parámetros bien establecidos, y donde la libertad del ciudadano era la norma y la vida humana inocente era protegida.
No más. La caída de nuestra libertad se precipita, al punto donde nuestras mismas vidas están en peligro por la despiadada intervención del estado. El último ejemplo es tan extremo que provoca incredulidad, pero desafortunadamente es muy real.
El caso de la mujer de 19 años anonimizada como "ST", por la orden del sistema judicial británico, representa el más aterrador abuso por parte de la élite del establishment contra la libertad y la mera existencia del ciudadano. El estado trata, con todos los excesos de poder a su disposición, de despersonalizar, desacreditar y matar a "ST". Es tan brutal como eso.
"ST" es una muchacha de 19 años que sufre por una muy rara enfermedad degenerativa conocida por Síndrome de Agotamiento de ADN Mitocondrial (MDS -Mitochondrial DNA depletion Syndrome- por sus siglas en inglés). Se manifestó cuando tenía cuatro años, pero llevó una vida activa y plena por muchos años. Practicó deportes, caminatas y campamentos. Aquellos que la conocen testificaron sobre su personalidad alegre y sus buenas notas en la escuela. Eventualmente, sin embargo, surgieron problemas en sus riñones, de forma tal que debe recibir diálisis en forma permanente.
En agosto de 2022, "ST" contrajo Covid, el que le causó un deterioro de su salud. Desde entonces está hospitalizada. Está conectada a un respirador artificial, le practicaron una traqueotomía y se alimenta por una sonda gástrica. Sin embargo permanece mentalmente activa, se puede comunicar por medio de una Smartbox que le ayuda a hablar y manda mensajes a sus amigos por Instagram, de la misma forma que se divierte jugando juegos de mesa en su Smartbox.
En septiembre de 2022, los doctores determinaron que sólo le quedaban días de vida y presionaron para darle cuidado "paliativo" - un eufemismo para retirarle el soporte vital que necesita para sobrevivir -. Desde entonces repitieron el diagnóstico varias veces, junto con su afirmación de que ella está "activamente muriendo". El pasado abril, el hospital fue a los tribunales, en busca de permiso para retirarle el apoyo vital mecánico y obtener una restricción que impida a la familia decirle al público el caso o nombrar al hospital involucrado.
Ése es uno de los más siniestros aspectos del caso: no sabemos quién es la víctima, ni siquiera sabemos en qué parte del país se encuentra. El infante Charlie Gard tenía la misma enfermedad que "ST" pero el retuvo su identidad, sus padres pudieron presentar su caso al público y solicitar apoyo. El Servicio Nacional Británico de Salud (NHS, por sus siglas en inglés), está determinado en evitar esa clase de escrutinio de nuevo y el sistema legal lo facilitó.
En una sociedad obsesionada con la identidad, "ST" ha sido robada de la propia, se le ha denegado la dignidad de comunicarse con el público como un individuo conocido, mientras su familia sufre las mismas restricciones. Ellos y su hija buscan un nuevo tratamiento, en la forma de terapia, disponible en tres hospitales de Canadá y EEUU, el cual podría prolongar la vida de la paciente por algunos años. Pero el costo del vuelo trasatlántico en vuelo sanitario, más el tratamiento en sí, han sido estimados en un millón y medio de libras esterlinas (£1,5 MM).
La familia, que ya ha gastado £ 25.000 de sus ahorros de toda una vida en honorarios legales para evitar que el NHS asesinara a "ST", no puede afrontar dicha suma, pero ellos esperan que pueden apelar a la compasión del público y obtener dinero mediante una colecta (crowdfundig). Pero el hospital, al forzar tanto a "ST" como a su familia a permanecer anónimos e impedir hacer referencias sobre el caso en forma pública, les bloquean dicha opción. Aún si se encontrara alguna brecha legal por la cual escurrirse, ¿cuánto dinero se podría recolectar para un fideicomiso cuyo beneficiario es una persona anónima?
Es imposible evitar la impresión que fue una cínica maquinación de las autoridades hospitalaria cuando solicitaron una draconiana restricción que impide a los familiares hacer pública su situación. ¿Por qué fue garantizada? Ha pasado menos de un mes desde que el caso de Lucy Letby provocó un consenso público en que los chupatintas del Servicio Nacional de Salud (británico) deben rendir cuentas sobre su accionar. Sin embar, en directa contradicción con dicho consenso, al NHS y al hospital el sistema judicial les ha concedido que hubiera total anonimidad, en un caso donde el sistema intenta acabar con la vida de un paciente.
En una extravagante demostración de eufemismo del establishment, la directiva judicial que ha reducido a "ST" y a su familia a un estado de anonimidad, de no-personas se denomina "Orden de Transparencia". De la misma forma, el tribunal que ha propiciado que se acabe con su vida, en contra de su voluntad, recibe el nombre de Corte de Protección. Esto viene directo desde el manual del Ministerio de la Verdad: guerra es paz, lo bueno es malo, el ocultamiento es transparencia.
En la audiencia judicial, dos peritos psiquiátricos, que no eran peritos de la parte "ST", ambos testificaron que la demandante no tenía ningún desorden psiquiátrico y que está en perfectas condiciones de hacer sus propias decisiones sobre su futuro. Uno de ellos la describió como "confortable, sonriente, alerta y con clara conciencia".
Sin embargo la jueza, la Jueza Roberts, dictaminó en contra de "ST" basándose precisamente en su falta de capacidad mental. Sostuvo "ella no cree lo que sus médicos le dicen sobre futuro desarrollo de su enfermedad y su probable expectativa de vida" de forma de que ella pueda elegir entre diversas opciones de tratamiento "sobre una base informada".
Si consideramos que los médicos le dijeron a "ST" hace un año que ella iba a morirse en días y han repetido la prognosis varias veces desde ese momento, no es en nada irracional que la jovencita sea escéptica sobre sus opiniones. Algunas personas pueden pensar que es levemente contradictorio que una jueza declare a "ST" incompetente porque rechace las opiniones de los clínicos, e inmediatamente después ella misma rechazar la evidencia de dos peritos psiquiatras.
El profesor David Albert Jones, experto en bioética, condenó la decisión de la corte: "En este caso, el desacuerdo con un paciente vulnerable con sus médicos en contra de la peticionante como un medio de no solamente quitarle su voz sino también para negarle el derecho de litigar en contra de la decisión de quitarle su voz. Lo más perturbador de todo, su deseo de continuar recibiendo el soporte de vida, como la diálisis, no sólo es ignorado, sino que su mismo deseo pareciera ser la razón para negarle la dignidad de una adulta mentalmente capaz. Es una forma letal de paternalismo".
En efecto, la situación semeja un juicio por inmersión de brujas del SXVII: si la mujer se ahogaba, ella era inocente; si sobrevivía, se la secaba y se la quemaba en la hoguera por bruja. Si "ST" acepta las exigencias de los médicos y acepta que le retiren los soportes de vida mecánicos, ella muera; como rechaza ese escenario, su deseo de vivir es interpretado como una incapacidad mental, dándole a los médicos el derecho a matarla.
La realidad es que "ST" es completamente capaz mentalmente y realista sobre su condición médica. Reconoce que ella morirá si el soporte de vida es retirado; pero ella quiere tener la opción de recibir la terapia nucleótida en Canadá. Puede resultar o no, pero si tiene alguna probabilidad de sobrevivir, el tiempo es esencial. Pero tanto el Servicio Nacional de Salud Británico como los tribunales obstruyen esa línea de salvavidas al hacer imposible que "ST" y su familia recolecte los fondos necesarios.
Sus observaciones personales son completamente realistas, razonadas o articuladas. En una entrevista del Daily Mail, se hizo eco de la terminología del Profesor Jones: "Me encontré atrapada en un sistema médico y legal gobernado por un paternalismo tóxico que me condena porque deseo vivir", dijo.
Agregó: "Mis médicos dicen que porque ellos no puede tratar mi MDS, yo no debo recibir más soporte de vida. En cambio, proponen, yo debo ser atiborrada de opioides de forma tal que yo pierda mi conciencia y muera. No quiero eso y sí quiero el tratamiento que se ofrece en el exterior. Puede ser que la probabilidad de éxito que tenga sea pequeña, pero es mi única posibilidad".
¿Esto suena a los delirios de alguien que sea "fundamentalmente ilógica o irracional", en las palabras de la Jueza Roberts? "ST", como consta en el expediente, sostuvo que ella prefería morir intentado vivir - una actitud supremamente racional.
Este caso toma significancia más allá de las trágicas circunstancias de "ST". Los numerosos intentos por quienes hacen campaña para legalizar la eutanasia o el "suicidio asistido" en este país (Reino Unido) adquiere una dimensión adicional de pesadilla cuando uno considera que sería administrada por este mismo establishment legal y médico que ha demostrado ser letal. Creará una sociedad distópica en la cual la presión pondrá a la gente en posición de terminar con sus vidas, por razones utilitarias, y resultará un medioambiente en el cual la muerte sea la posición de default, la norma.
Ya estamos a mitad de camino hacia ahí. El sistema legal ya es proclive a los fondos de administración de los hospitales que integran el NHS (Sistema Nacional de Salud Británico), el cual está totalmente empeñado en terminar con la vida de sus pacientes, mantener en un puño a sus presas hasta que ellos obtengan su objetivo. En el caso de Alfie Evans, el Papa envió un avión sanitario para transportarlo hasta el Hospital Bambino Gesù en Roma para recibir tratamiento especializado, pero las cortes británicas impidieron que él dejara el país. Charlie Gard tenía la misma prohibición de ir a los EEUU. En ambos casos la excusa ladina era que el viaje podía matarlos - cuando un hospital de Gran Bretaña quería hacer eso de todas maneras.
Esta vez, el establishment puede ser que haya llegado demasiado lejos. "ST" argumentó su caso con una habilidad que era imposible en el caso de ambos niños. Aún los medios de comunicación masivo ha reaccionado con simpatía: hay un creciente sentido de que la ejecución ha ido demasiado lejos por parte de las soberbias élites. Darse cuenta de que, en este país (Gran Bretaña), es posible para un ciudadano, en plena posesión de sus facultades y deseoso de vivir, tener su vida arrancada en el más profundo secreto, con su familia amordazada y bloqueada de buscar ayuda alguna - despojado incluso de su identidad - ha provocado una preocupación entendible.
Después del caso Charlie Gard, mucha gente sostuvo "Nunca más". Pero las indominables élites volvieron por más, y más aún - si permanecen sin control alguno - hasta que se aseguren poseer un cheque en blanco en la forma de eutanasia legalizada. Eso no debe suceder. La gente tiene enorme miedo de ingresar a un hospital del NHS - una mujer con la misma enfermedad de "ST" se negó a ingresar a un hospital - en contra de los aconsejado por su médico de cabecera - por miedo de salir en un ataúd.
¿Con qué derecho el Servicio Nacional de Salud Británico (NHS) mantiene captivos a sus pacientes y por qué las cortes judiciales convalidan esa conducta autoritaria? Los padres de "ST" en este momento apelan a la Corte Suprema de Justicia; si esta apelación falla, entraremos en territorio distópico. En términos médicos, la arena se escurre entre los dedos en cuanto al marco temporal de un tratamiento alternativo para "ST". No hay eufemismo hipócrita que pueda disfrazar la realidad subyacente: como en el caso de las víctimas previas, el sistema legal británico y el establishment médico pareciera que intenta asesinar a "ST". ¿Cómo ha caído tan bajo este país?
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