EMPLEADOS DE LA AFIP: VERDADEROS SAQUEADORES DEL ESFUERZO DEL PUEBLO
La AFIP es el verdadero aguantadero de amigotes, prostitutas/os y familiares de la casta política.
Atento el inicio de un nuevo ciclo político entiendo que corresponde poner a disposición de la ciudadanía, con el estrecho alcance y difusión que puede tener el artículo en cuestión, uno de los secretos mejor guardados del Estado federal: los emolumentos que perciben los funcionarios y empleados de la Administración Federal de Ingresos Públicos (en adelante AFIP).
En
primer término, debe caracterizarse a la AFIP como un ente descentralizado
autárquico, cuyo “control” es
ejercido por el Ministerio de Economía, creado por el Poder Ejecutivo a través
del artículo 1° del Decreto 618/1997. En rigor de verdad el “control” ejercido desde la Secretaría
de Hacienda es nulo, tornándose en un ente cuasi soberano (1) (a la sazón,
tiene un proceder similar a otros entes, v.gr: la Secretaría de Energía o los
entes reguladores de los servicios públicos, cuya acción es ajurídica).
A
través de dicho acto administrativo creador (con fuerza legislativa, es dable
aclarar, mas no pierde su naturaleza jurídica) se determinó la creación de una
cuenta (en verdad: sobresueldo) nominada “Administración Federal de
Ingresos Públicos-Cuenta de Jerarquización”.
Dicho
precepto administrativo (en contraposición a legislativo) fue agregado a la
reordenación de la Ley de Procedimiento Tributario (t.o. 1998) como artículo
128° del plexo legislativo (2).
Con
posterioridad, por el artículo 16° del Dec. 1399/2001 (sobre el que se volverá
luego, para explicar la cantidad de recursos que consume este órgano) se
estableció que hasta un 0,75% de la recaudación bruta total sería participado
por el personal de la AFIP en concepto de “jerarquización”
y a efectos de propender a una mayor recaudación tributaria (lo que, en
verdad, se generó fue un proceder ajurídico de la Administración fundado en una
voracidad de recaudación que repercute directamente en la remuneración del
agente estatal).
En
tal sentido, se determinó que los recursos a aplicarse serían los propios del
organismo, que están establecidos en un 2,5 (aprox.) del total de la
recaudación.
De
modo natural, con el sobresueldo establecido no resulta extraño ver
agentes de la AFIP en autos de alta gama importados, departamentos en Puerto
Madero o casas majestuosas en los mejores barrios cerrados.
También
cabe destacar que el profesionalismo de la AFIP puede ser puesto en duda, toda
vez que las piezas, al menos desde un plano jurídico, que produce están
plagadas de errores y muestran un sincero desprecio por la noble ciencia del
Derecho Administrativo (que no es más que una derivación del Derecho Político)
(3).
En
suma, lector, debe comprender algo: la AFIP es el verdadero aguantadero de
amigotes, prostitutas (y /os, ¿por qué no, en estos tiempos de géneros fluidos?) y familiares de la casta política (en los términos del
nuevo primer magistrado del Poder Ejecutivo).
En
ese sentido, me gustaría indicarle al ministro Caputo que tiene todas las competencias para terminar con
este auténtico robo a los contribuyentes, ejerciendo un control estricto sobre
la actividad desarrollada por la AFIP. Asimismo, le señalo al presidente
Milei, que cuenta con todas las herramientas para terminar con la Cuenta de
Jerarquización y, en su disolución, va a estar uno de los hechos más
trascendentales de honradez, que va a ser reconocido por los contribuyentes e,
inclusive, festejado en el resto de las dependencias públicas. Como colofón,
advertirle a la Dra. Misrahi que se encuentra en una cueva de delincuentes con
temor a perder sus privilegios.
En Malvinas se encuentra secuestrada la victoria de la Patria, en consiguiente, primero es necesario resolver ese problema político, para vislumbrar el amanecer nacional.
Por último debo manifestar que, a mi modo de ver, el período que se inicia no mutará en el camino transitado desde la debelación del 14 de junio de 1982. Para parafrasear al insigne Ricardo Curutchet: en Malvinas se encuentra secuestrada la victoria de la Patria, en consiguiente, primero es necesario resolver ese problema político, para vislumbrar el amanecer nacional.
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