EN ALTO

En Alto
Por Hyspasia.

La Torre de Londres, pero la otra.
Los edificios en alto no son una novedad del modernismo.
Los antiguos romanos contaban con edificios de varios pisos en el centro de Roma.

Durante el SXIX se popularizaron edificios de categoria en París luego de las modificaciones introducidas por el Barón Haussmann, durante el Segundo Imperio.
Los rascacielos se comenzaron a construir en NY y Chicago a fines del SXIX y siguieron al principio del SXX.

Las primeras estructuras se hacían de hierro. Décadas después se avanzó con el concreto.
Actualmente existen moles de acero y vidrio en las grandes ciudades del mundo. Existen estudios de arquitectos que los diseñan y luego se construyen donde haya plata para hacerlo. Este procedimiento le da un aire de homogeneidad a las urbes, lo que hace indistinguibles una de otras.
Hay una propaganda para hacernos creer que estos edificios son sinónimo de progreso o prosperidad. Tenemos al Arq. Pelli como abanderado de dicha modalidad, pero existen numerosos colegas que repiten sus procedimientos. No importa que sea Singapur, Dubai, Santiago de Chile, Luanda, Ciudad del Cabo o Detroit.



Le desafío a que determine a qué lugar del globo corresponde
cada una de estas imágenes:
Luanda, Ciudad del Cabo, Hong Kong, Chicago.

De lejos todas parecen igual. Como los gatos por la noche.



Racionales

¿Cuál es el racional de apilar una familia sobre otra o una oficina sobre otra?
El precio del predio.
De esa manera el precio del terreno se divide en los pisos construidos.
Por otro lado construir un edificio de 20 pisos (por ejemplo) tiene mayores costos que construir 20 edificios de una planta (del mismo metraje). Estructuras para tolerar el peso, máquinas para subir el agua, ascensores, etc.
El precio del terreno debe ser lo suficientemente alto para justificar el sobrecosto de construcción.

Hoy en día no sé si hacen semejante cálculo. Tal vez hagan edificios en alto porque sí.
Hace más de una década discutía con un funcionario de Río IV (¡Río IV!) sobre los edificios que habían construído. ¿Por qué, mi Dios? ¿Por qué? ¿Para que apilar gente en medio de la pampa chata? ¿Qué necesidad? Gente que no sabía qué hacer con las ganancias de la soja pensó que era una buena idea. Ahí están. Ah, para hacerlos baratitos trajeron bolivianos, que se quedaron, pero a ellos no les hicieron casas, así que ahora Río IV tiene su villa.

Vidrio y Acero

Hago mías las palabras del doctor.


Las actuales torres de vidrio y acero, a las que algunos pretenciosos llaman “de imagen corporativa” tienen por objeto demostrar que la empresa que las posee o alquila es próspera, es poderosa, es grande, es “poronga”. Por eso, una de sus características es el despilfarro.
Un despilfarro que se note, claro. Un despilfarro exhibido.
La exhibición del despilfarro.
La torre despilfarra, básicamente, energía. Al tener superficies vidriadas no existe aislamiento entre el exterior y el interior. No conservan ni el calor en invierno, ni el fresco en verano. Energía para enfriar, energía para calefaccionar. Hay que subir el agua 26 ó 28 ó lo que sea pisos. Una secretaria va a buscar el delivery del mediodía al hall, baja 24 pisos, agarra la bandejita, sube 24 pisos.
Ascensor de ida y de vuelta.
Ese despilfarro es adrede. Es para mostrar. Es como prender habanos con billetes. Es una exhibición de poder, de solvencia económica. Es propaganda.
Las torres de Dubai son propaganda. Las torres de Miami son propaganda.
Las torres de Puerto Madero son propaganda. Anuncian "Señor narcotraficante, acá sus dólares son bienvenidos".

El Patrimonio Arquitectónico

A Londres la están demoliendo de a poco. Hay plumas por todos lados.
París tiene algunas zonas (otras las conservan).
A Roma la preservan.
En Buenos Aires hay un plan viejo (por lo menos desde Caccitore) que es suponer que la ciudad es un baldío construíble y que hay que arrasar con todo lo viejo. No es novedoso y no empezó en los ‘70, pero se incentivó.
Un caso paradigmático fue Belgrano. Tiraron cientos de casonas para hacer esos edificios en alto. Se los dividieron entre cinco estudios de arquitectos [a los que les siguen haciendo entrevistas en canal (á)]. Del Belgrano señorial no quedó casi nada.
Mansión en Belgrano, antigua casa de Lucio V. Mansilla.

Sí unos horribles edificios, por los que cobraron fortunas, sin tener presión de agua, ni tendido de luz, y en esa época, teléfono.
Belgrano. Hay edificios así en Bogotá.
Y en muchos lados.

Otro caso horrible es La Plata. Destruyeron un plan de urbanización premiado. Lo llenaron de palomares de ocho pisos. Ese cambio urbanístico obligaba a que la ciudad invirtiera en infraestructura para soportar la nueva concentración de población (cloacas, agua corriente, electricidad, gas). Para ahorrárse el gasto, conectaron las salidas cloacales de los edificios al tendido pluvial.
Una genialidad ¿Cómo no se me ocurrió?
Todos estos casos son curros de los funcionarios en consuno con los “desarrolladores” inmobiliarios.
Voy a dar dos casos reprochables. Espero que  las almas de los autores de tal destrucción, vaguen toda la eternidad por senderos pestilentes”, maldición del Chamán de Amazonia.


Placa recordatoria de acero.
Para que no se la roben.
De la fachada de la Cancillería.

Todo lo que quedó de la casona de los Pereyra Iraola de 1890.
Unos metros.
Caso 1: El anexo de Cancillería. Un apilamiento de cajones de manzanas, de mala terminación, con autoría de Pelli, en lugar de una vieja casona (petit hôtel) de una familia del patriciado argentino. La destruyeron para hacer esa porquería. Arenales y Esmeralda. La responsabilidad no es sólo de Pelli, sino de los funcionarios que decidieron tirarla abajo (no me acuerdo si durante el gobierno de Alfonsín o Menem). Probablemente para quedarse con alguna moneda.


Este muro es todo lo que el directorio del Banco de Galicia dejó.
Mal rayo los parta.
Caso 2. Tiraron el viejo edificio de estilo italiano (bellísimo) para hacer la sede del Banco de Galicia (Reconquista y Cangallo). Gastaron 14 millones de dólares (de los depositantes). Luego no tenían para devolver los plazos fijos, pero esto es otro cantar. La cuestión que demolieron un edificio único para construir en su lugar una torre igual que cualquier otra. También de Pelli, pero es anecdótico. Supongo que quienes, en el directorio, lo decidieron, también se habrán quedado con una monedilla. O no. Tal vez sólo lo hicieron de brutos y malditos. También les deseo que sus almas vaguen por oscuros senderos pestilentes por toda la eternidad.

Propuesta
Tiene un doble objeto:
  1. una concepción distinta del uso de energía.
  2. El cuidado de nuestro patrimonio arquitectónico.
La propuesta es la siguiente:
Para preservar nuestro patrimonio.
No se puede construir en alto nunca más en la República Argentina. Argentina tiene que ocupar su territorio. Todo crecimiento de población deberá hacerse en ciudades nuevas o en todas aquellas menores de 50.000 habitantes. Rodearlas cada una de un cinturón verde que provee de alimento a la ciudad a bajo flete (en Inglaterra es obligatorio, los "green belt").
Toda vivienda deberá tener espacio para jardín y huerta (más allá que la persona la explote, deje a un tercero que lo haga o deje un yuyal). Deberá tener árboles. El edificio no podrá ser de más de dos plantas.
Las oficinas deberán ser de una planta (vi casos en Sudáfrica muy logrados).
No se puede tirar ningún edificio catalogado como para preservar (que van desde las casonas hasta las esquinas típicas de los pueblos). Se repara y se habita. Como en Roma.
Carlos Keen.
Carlos Casares.

General Lavalle.

Es imprescindible matener el patrimonio
arquitectónico de los pueblos del interior
de la Provincia de Buenos Aires.
Caso contrario en 100 años lo van a lamentar.

El que se quiera hacer el gran desarrollador deberá hacerlo en baldíos, en barrios nuevos, en ciudades nuevas. Y bajito.

Para ahorrar energía.
Todo casa nueva debe tener su propia generación de energía solar y/o por tratamiento de residuos. Evaluar la generación con biodiésel combinado con residuos orgánicos.
Las construcciones actuales deberían ser desprovistas de los subsidios a la energía y reemplazarlos por subsidio a la adquisición de paneles solares u otra forma de autogeneración.
Obligatoriedad de optimización de aberturas y colocación de celosías (años atrás lo era en Buenos Aires, se desconoce por qué se derogó).
Los edificios existentes deben también tener tratamiento individual de residuos orgánicos, producir electricidad y complementarla con energía solar.
Las torres de vidrio deben condicionar sus muros de tal forma de aislarlo para conservar el frío o el calor y reducir el consumo de energía.
Obligar al uso combinado de energía para cocinar y calefaccionar. Cocina a gas o electricidad y cocina económica.
La población debe tratar de autoabastecerse económicamente en lo que le sea posible, con su propia huerta y animales de corral. Minimiza el uso de flete y por lo tanto de energía.
Cada vez que veo las casas de los planes del gobierno (no sólo éste, todos), donde gente a pobre no le dan un palmo de tierra para que tenga su propia huerta o gallinas, me agarro la cabeza. A veces en localidades donde la tierra no vale nada.
Pero no. Los funcionarios de escritorio no piensan. Ni les importa.

Resumen:
Colonizar la Patria, ocupar el territorio.
No desperdiciar energía. Ni ascensores, Ni tanques de agua a 50 metros de altura. Ni fortunas en aire acondicionado.
Cuidar nuestro patrimonio arquitectónico. Lo que hace que seamos, para bien o para mal, lo que somos.

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