NOLE
"Antes que deportista, soy cristiano".
Nole.
Autor: Juan Martín Perkins
Esta novela no terminó dice el irrespetuoso periodista de turno que recita el protocolo de la agenda del poder. Agrega que Djokovic aburre con sus caprichos e inconsistencias.
“Caprichos e inconsistencias” fueron las palabras que usó Manuel Adorni en charla con su columnista del micro sobre el Grand Slam australiano.
Novak Djokovic soporta sobre su humanidad todo el poder político y mediático del mundo. Lo demonizarán sin piedad hasta sacarlo de la competencia. En esta etapa se mofan de su criterio y su convicción resaltando su “idiotez” por plantarse ante el poder … ¿Qué gana? Dice Adorni. Podría haberse hecho el boludo y declarado que se había vacunado, total, para una personalidad como él, es muy fácil conseguir los certificados. ¿No?
Nole, todo un demonio que se pierde este gran torneo con 3.700.000 dólares al ganador… y seguramente, todos los torneos del año… que le aplicarán la misma justicia globalista de pase sanitario del régimen 2030 hasta que se acabe su carrera de tenista al tope del ranking.
Para colmo, no tiene un papel en regla, dice el periodista, ha hecho vida “normal” sin respetar ni un solo protocolo, ni la distancia social, no usa barbijo, no se ha perdido festichola ni reunión con amigos y NUNCA GUARDÓ LAS FORMAS NI LO OCULTÓ!!!
¿No sabe mentir por respeto o conveniencia? Se pregunta nuestra reserva moral y solidaria mediática.
No pueden entender como este idiota, por “caprichos e inconsistencias”, se va a perder a los sponsors, los fabricantes de los mejores relojes del mundo, la mejor ropa, los mejores autos... etc.
No lo entienden ni lo entenderán muchos que sucumben dominados por el miedo o los intereses económicos. Pero otros, que no son pocos, sí lo entienden.
Muchos sabemos cuál es el móvil de Novak Djokovic, qué es lo que lo impulsa a resignar todo lo material y la gloria deportiva de corto plazo. Novak sabe que, cuando todos estos bobos tiranuelos funcionales que hoy se ríen de sus “caprichos e inconsistencias” estén en el olvido intrascendente, cuando sean nada aún más nada que ahora, todavía se honrará la hazaña que hoy no comprenden, en este tiempo de tibios a los que el poder hace arrodillar y bajar el copete.
Los sumisos y cobardes contribuirán junto a los totalitarios para que Novak Djokovic no pueda jugar. Hoy le cortan las piernas, pero lo ponen en la repisa de los grandes. Lo hacen leyenda.
Pero claro, los que miden todo por la plata y bailan por ella como el mono, tendrán que esperar 50 años para comprobarlo. Quizás lo encuentren brindando junto a Maradona y nadie recuerde sus “defectos, vicios, caprichos e inconsistencias” ... todavía Australia, estará lamentando haberlo expulsado.
Juan Martín Perkins