VIVIR BAJO OCUPACIÓN ENEMIGA


El eco de las provincias:
vivir bajo ocupación enemiga



Autor: El Reaccionario (@altrightar)


Nota original: https://elreaccionarioarg.wordpress.com/2019/11/18/el-eco-de-las-provincias-vivir-bajo-ocupacion-enemiga/


¿Alguna vez sentiste lo que es vivir bajo ocupación enemiga? Yo sí — todo el tiempo. Es difícil de explicar, pero a la vez es un sentimiento inconfundible. Hace tiempo la idea me viene dando vueltas en la cabeza, y esta entrevista a Angelo Codevilla [1], junto con los escritos de Moldbug y libros viejos como Whose Revolution?, me han ayudado a darle forma a una idea que quizás me lleve muchos años completar: somos gobernados por una élite que por lo menos desde los años treinta siente que tiene el derecho y el deber de gobernar.

Por élite, por supuesto, no me refiero al gobierno argentino, que es un mero intermediario. Un portero, quizás — que por un lado nos mantiene más o menos distraídos mientras le deja la puerta abierta a Globohomo. La mitad de los argentinos estamos muy ocupados trabajando para pagar los programas sociales de la mitad que los recibe, y nadie tiene tiempo de andar investigando qué peste ideológica nos están imponiendo. Cuando te querés acordar ya tenés encima los festivales de drag queens y demás abominaciones.

La cosa no es sencilla de entender, ni cabe en un libro mediocre como el de Laje y Márquez, ni basta con llamarla “marxismo cultural”. Todos los intentos locales por explicar este fenómeno caen en el error de suponer que el Partido Republicano de los Estados Unidos es la Resistencia, y que nosotros haríamos bien en emularlo. Veamos qué dice Codevilla:

… the Democrats [are] the senior partners in the ruling class. The Republicans are the junior partners. (*)

The reason being that the American ruling class was built by or under the Democratic Party. First, under Woodrow Wilson and then later under Franklin Roosevelt. It was a ruling class that prized above all its intellectual superiority over the ruled. And that saw itself as the natural carriers of scientific knowledge, as the class that was naturally best able to run society and was therefore entitled to run society.

The Republican members of the ruling class aspire to that sort of intellectual status or reputation. And they have shared a taste of this ruling class. But they are not part of the same party, and as such, are constantly trying to get closer to the senior partners. As the junior members of the ruling class, they are not nearly as tied to government as the Democrats are. And therefore, their elite prerogatives are not safe.

Según Codevilla, los Republicans son parte de la élite aunque en un rol secundario. Según Moldbug, son unos idiotas que creen que pueden arreglar la democracia:

A conservative is someone who helps disguise the true nature of a democratic state. The conservative is ineffective by definition, because his goal is to make democracy work properly. The fact that it does not work properly, has never worked properly, and will never work properly, sails straight over his head. He therefore labors cheerfully as a tool for his enemies. (**)

En resumen, son boludos o son cómplices — pero en todo caso no hay que copiarlos.

Lo que sucede es, en realidad, que somos gobernados por una oligarquía que se siente heredera de la tradición iluminista, y cuyo centro está en Washington DC. Las semillas de este selecto grupo datan de la Revolución Puritana, cuyo espíritu viajó en el Mayflower para encontrar tierra fértil al otro lado del charco, salir del cascarón en 1776, consolidarse como fuerza durante la Guerra Civil, desarrollarse como tecnocracia durante las presidencias de Wilson y Roosevelt, para finalmente conquistar el mundo en 1945.

¿Qué tiene que ver esto con nosotros los argentinos? Si tenés que hacerte esa pregunta, te falta mucho, pero lo bueno es que estás en el lugar correcto. Ayer me encontré con este tweet de una tal Roxana Kreimer:

“En casa a veces se aprenden valores irracionales, contrarios a los derechos humanos. Ej: religiosos ortodoxos: sus niños pueden prescindir de la educación laica. Un niño no es un objeto q poseen sus padres. El Estado debe garantizar una educación universal y humanística.”

Elegí este tweet como podría haber elegido cualquiera de su especie, porque uno los ve todo el tiempo. No sé quién es esta señora ni me importa. El punto es que ilustra perfectamente el pensamiento de la élite tecnocrática: la gente es muy estúpida como para tomar sus propias decisiones y por lo tanto debe ser gobernada por profesionales que organicen sus vidas mediante la ciencia, la razón y los derechos humanos. Son los expertos quienes deciden todo: qué podés comer, qué podés mirar, qué podés leer, qué podés enseñarles a tus hijos.

Esta manera de pensar fue importada directamente desde los cerebros de Harvard y Yale, cuna de nuestros overlords. Esto, por supuesto, no se limita sólo al gobierno: las corporaciones también son parte de la élite, donde no hay divisiones claras entre lo público y lo privado. Harvard, el New York Times, Amazon y el State Department están todos unidos en lo que Mencius Moldbug llama La Catedral: una colosal alianza entre diversos actores que se han coordinado (espontáneamente o no) para impulsar una única agenda con precisión láser: la narrativa oficial; la Sinopsis occidental según Moldbug. La Ideología de los Derechos Humanos según Dugin.

Argentina es un muy buen estudiante de la Catedral, claro. Más y más nuestros gobiernos se despegan de nosotros como la élite tecnócrata norteamericana se despega de su pueblo. Nuestros gobernantes son la sombra de estos últimos. Y me refiero a todos nuestros gobernantes, ojo.

De hecho, en muchas ocasiones el gobierno nacional es un intermediario indeseable entre el Imperio y nosotros, el ciudadano común. Yo supongo que, para no desaparecer, ha optado por una simple estrategia de supervivencia: lejos de obstruir el ingreso de la Sinopsis, hace lo posible para facilitarla. El caso del presidente electo Alberto Fernández en estos últimos días es quizás el ejemplo más reciente: va a enviar al congreso un proyecto de ley para la legalización del aborto “lo antes posible”, como si eso fuera una prioridad para los argentinos en lugar de la creciente inseguridad y la inflación aplastante. Hay que cumplir con la agenda: y lo que el Imperio dicta, siempre resuena como eco en sus provincias. Mirá, si no me creés, la última publicidad de Sprite.

Ahora bien, ¿por qué se han dejado seducir de esa manera? Plata, poder y prestigio. Nuestra élite no es diferente a la élite de la capital del Imperio: todos quieren ser parte de algo grande; todos quieren ascender; todos quieren el premio; todos quieren el sobre y la palmadita en la espalda; la cena elegante con gente importante; la felicitación de Bono — porque eso es lo lindo de pertenecer. Los menos ambiciosos, obviamente, se conforman con cobrar.

Esa es la mentalidad de personas como Roxana Kreimer: directa o indirectamente, estas personas se sienten parte de algo importante — de quitar al mundo de las tinieblas y acercarlo a la luz. Aún cuando su sustento no esté en algún punto ligado a la burocracia globalista (repito que no la conozco), tiene al menos un vínculo emocional con ella que le permite sentirse por encima del resto de nosotros — los ignorantes, los brutos, los no iluminados.

Eso es vivir bajo ocupación enemiga: saber que quienes están para representarte son en realidad agentes de intereses extranjeros. Vivir bajo ocupación enemiga es un edificio público de cuyas ventanas cuelga la bandera LGBT — saber que este no es tu país, que tus hijos no son tus hijos y que tu vida cada día es menos tu vida, mientras desde alguna oficina de Washington planean cada mínimo detalle de tu existencia.

¿Te preguntaste alguna vez por qué tu hija ahora se identifica como género no binario?

[1] Gracias al amigo @antisatanismo por enviármela y sobre todo por hacerme conocer a Codevilla, cuyo libro The Ruling Class voy a comprar pronto.



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Agradecemos la difusión de este artículo:   

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Notas (traducción de @Hyspasia):

(*)
... los demócratas son los socios principales de la clase dominante. Los republicanos son los socios minoritarios.
La razón es que la clase dominante de EEUU fue construida por o bajo el Partido Demócrata. Primero, bajo Woodrow Wilson y luego bajo Franklin Roosevelt. Era una clase dominante que estimaba, sobre cualquier otra cosa, su superioridad intelectual sobre los gobernados. Y que se veía a sí misma como los portadores naturales del conocimiento científico, como la clase que era naturalmente mejor para gobernar la sociedad y por lo tanto, legitimada para gobernar la sociedad.

Los miembros republicanos de la clase gobernante aspiran a esa especie de status intelectual o reputación. Y han compartido algunos bocados de la clase gobernante. Pero no son parte del mismo partido y, como tales, están constantemente intentado estar más cerca de sus socios mayoritarios. Como miembros minoritarios de la clase gobernante, no están tan atados al Gobierno como los demócratas. Y, por lo tanto, sus prerrogativas de élite no son cosa segura.

(**)
Un conservador es alguien que ayuda a disfrazar la verdadera naturaleza del estado demócrata. Los conservadores son poco efectivos por definición, porque su objetivo es hacer que la democracia funcione correctamente. El hecho de que no funcione correctamente, nunca haya funcionado correctamente y que nunca funcionará correctamente, pasa por sobre sus cabezas. Por lo tanto nuestro conservador sirve alegremente como una herramienta de sus enemigos.

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