EL SECRETO ENCANTO DE LOS SERVICIOS DE INTELIGENCIA - Segunda Parte

De omni re scibili

LA INTELIGENCIA ESTRATÉGICA COMO INSTRUMENTO FUNDAMENTAL PARA LA TOMA DE DECISIONES


Autor: Marcelo Javier de los Reyes*

Proviene de Parte I (aquí).

Hacia una inteligencia estratégica “no estructurada”

El dilema interesante propuesto por Walter Laqueur sobre si debemos considerar a la inteligencia como “arte o ciencia”, encuentra en Karl von Clausewitz algunos elementos conceptuales interesantes para su comprensión, desarrollados los mismos en su obra De la Guerra

En ella, plantea este dilema para la guerra, considerando que todo pensamiento constituye, en verdad, un arte y será allí donde la lógica encuentra su límite —como resultado del conocimiento— y comienza a actuar el juicio. 

Incluso el conocimiento del espíritu es juicio y, en consecuencia, arte y finalmente lo es también el conocimiento mediante los sentidos. Motivo por el cual, resulta tan imposible imaginar a un ser humano que posea tan sólo la facultad del conocimiento sin la del juicio, como lo inverso, determinando ello que el arte y el conocimiento nunca pueden separarse completamente el uno del otro. 

De tal forma que ello permite resumir que, allí donde se trata de creación y de producción, allí se encuentra el ámbito del arte; por el contrario, si el objetivo es la investigación y el conocimiento, allí impera la ciencia [12].

En tal sentido, la evolución de las diversas sociedades, la complejidad del mundo, la incertidumbre ―a la que con gran claridad Nassim Nicholas Taleb definió a través del concepto de “cisne negro”― o los “megacambios” a los que se refiere Ervin Laszlo, llevan a un replanteo y a una actualización de la actividad de Inteligencia, ya que la misma comienza a plantear cada vez más la alternancia entre habilidad práctica y conocimiento científico. 

Laszlo ―en una visión más allá de la física pero que no debería ser soslayada― considera que la humanidad se encuentra en la disyuntiva “evolución o extinción”, por lo que el hombre debe transitar hacia una visión del mundo multidisciplinar, viviendo armónicamente con las tradiciones espirituales del planeta [13]. 



Sin embargo, quien ha puesto más en evidencia la fragilidad y la volatilidad de nuestra sociedad actual fue el sociólogo polaco Zygmunt Bauman, particularmente al introducir el concepto de modernidad líquida

En su libro Modernidad Líquida, Bauman explica que la diferencia entre los líquidos y los sólidos es que los primeros no conservan fácilmente una forma durante mucho tiempo y están continuamente dispuestos a cambiarla. 

Para los líquidos lo que cuenta es el flujo del tiempo y no el espacio que ―como los sólidos― puedan llegar a ocupar [14]. Considera que la “era de la modernidad sólida”, con sus certezas, ha llegado a su fin. Bauman se vale de esta metáfora de la liquidez para explicar la fase actual de la modernidad, caracterizada por la desregulación, la flexibilización, la liberalización de todos los mercados, la disolución de lo público en favor de lo privado, en síntesis, la inestabilidad.

En una entrevista, el propio Bauman explicó acerca del concepto de la modernidad líquida en los siguientes términos:

El problema con la realidad líquida es que es tan difícil de pronosticar cómo se desarrollará y reaccionará a nuevas situaciones, crisis, dilemas de confianza o lo que sea y, como sabemos tan poco sobre ello, nos sentimos impotentes. Si uno no es capaz de pronosticar cómo las cosas evolucionarán, no puede tomar medidas de precaución, entonces uno no puede prepararse, defenderse. Los hechos nos toman por sorpresa. Es una presentación muy dramática de algo que está profundamente arraigado en nuestra manera de vivir hoy en día. Por eso se llama modernidad líquida [15]. 

Bauman continuó su elucidación con lo que podemos considerar más relevante desde la inteligencia:

La planificación del futuro desafía nuestros hábitos y costumbres, las capacidades que aprendimos para superar los escollos del camino [16]. 

Nos encontramos ante una encrucijada y se hace difícil encontrar el camino a seguir ante un sinnúmero de alternativas que se nos presentan pero que no sabemos hacia dónde nos llevarán. De ahí que Bauman considera importante debatir acerca de la siguiente cuestión:


¿Cómo restablecer el equilibrio entre política y poder? Porque ahora la política es local y el poder global [17]. 

De tal manera que cada vez más tenemos una certeza y es que el conflicto es inevitable en un mundo en el que, cotidianamente, Thomas Hobbes demuestra haber tenido razón cuando escribió “la condición del hombre... es una condición de guerra de todos contra todos” [18].

En su libro La Sociedad Poscapitalista Peter F. Drucker también hace referencia a las profundas transformaciones del mundo actual y vaticina, entre otras cosas, que esa será una “sociedad de grandes organizaciones”, tanto oficiales como privadas, que necesariamente operarán en virtud del flujo informativo [19].



En este contexto de incertidumbres, han tenido lugar una suma de acontecimientos que no fueron percibidos con anterioridad por los servicios de inteligencia. Entre ellos pueden mencionarse el derrumbe del Muro de Berlín por parte de los alemanes (1989) ―parece impropio hablar de “caída” y aún más cuando lo hacemos desde la inteligencia―, la implosión de la Unión Soviética (1991), los ataques del 11 de septiembre (11-S) en Washington y Nueva York (2001), los atentados del 11 de marzo (11-M) en España (2004), la crisis de las hipotecas subprime o “hipotecas basuras” ―que terminó detonando en 2008 con consecuencias de alcance global―, por citar algunos ejemplos. 

En esta “sociedad de grandes organizaciones” —como la ha definido Peter Drucker—, las correspondientes a la inteligencia han debido repensar sus funciones, reorganizarse, reestructurarse y adecuarse a la multiplicidad de actores que hoy se encuentran en la mira de las mismas. Para la inteligencia el mundo de la Guerra Fría ―si se considera su final con la implosión de la Unión Soviética, visión que no es compartida por el autor de este trabajo― era de una “realidad sólida” y el posterior de una “realidad líquida”, parafraseando a Bauman.

Este mundo actual requiere de una interpretación por parte de una inteligencia estratégica sumamente flexible, con capacidad de reorientarse en función de poder dar respuesta a las cambiantes circunstancias que los diversos actores y las diversas problemáticas le imponen al Estado. 

Dicho de otro modo, no podemos ser absolutamente racionales adoptando una duda cartesiana, ni absolutamente empiristas pues, de seguir sólo lo que la experiencia nos indique, podríamos alcanzar el destino del “pavo de Russell”. En tal sentido, el analista veterano no debe dejar de lado la intuición pues, en alguna medida esa intuición obedece a un “ordenamiento de sus carpetas mentales”. De tal modo que la intuición debe movilizar a la razón y la razón debe disciplinar a la intuición.

Una inteligencia estratégica basada en un pensamiento flexible que le permita “ajustar las velas” acorde a las condiciones del viento, es el principal instrumento de la que se deben valer quienes tienen la responsabilidad en la toma de decisiones.



Básicamente, la inteligencia no ha cambiado su naturaleza pero en la actualidad se vale de un sinnúmero de herramientas que no llevarán a eliminar la incertidumbre pero sí a reducirla. Como bien expresa el doctor Diego Navarro Bonilla:

El avance tecnológico ha determinado una ineludible evolución de las capacidades, en las herramientas o en los instrumentos de la inteligencia aunque no ha modificado sustancialmente su esencia ni sus fundamentos teóricos [20]. 


* * *
Continuará.
* * *

(*) Licenciado en Historia graduado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Postgrado en Política Exterior Argentina, Universidad del Salvador. Durante casi veinte años fue docente de la Maestría en Inteligencia Estratégica Nacional de la Universidad Nacional de La Plata. Docente de la Facultad del Ejército, Universidad de la Defensa Nacional (UNDEF). 

* * * 
Notas:
[12] von Clausewitz, Karl. De La Guerra. Barcelona, Labor, 1984, p. 154-157.
[13} Laszlo, Ervin (2009). El cambio cuántico. Cómo el nuevo paradigma científico puede transformar la sociedad. Barcelona, Kairós, 235 p.
[14] Bauman, Zygmunt (2004). Modernidad líquida. Buenos Aires, FCE, 232 p.
[15] “Educación Líquida Bauman” (video). Think1.tv (Col•legi Montserrat), 12/03/2012, <https://www.think1.tv/es/video/zygmunt-bauman-educacion-liquida-es>, [consulta: 13/04/2018].
[16] Ídem.
[17] Ídem.
[18] Hobbes, Thomas (1998). Leviathan. México, Fondo de Cultura Económica (FCE), p. 106.
[19] Drucker, Peter (1993). La sociedad poscapitalista. Buenos Aires, Sudamericana, 276 p.
[20] Navarro Bonilla, Diego (2007). Derrotado pero no sorprendido. Reflexiones sobre la información secreta en tiempo de guerra. Madrid, Plaza y Valdés Editores, p. 23.

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