FRONTERAS


Autor: Marco Porcio Catón (@JuezBermejo)

Las fronteras son una línea y más que una línea. Son un espacio generalmente poco conocido, al que sólo miramos cuando peleamos contra un vecino. Sin embargo, las decisiones que se toman desde el centro del poder sobre la periferia, repercuten inmediatamente sobre nuestra vida cotidiana y sobre toda la estructura de la Nación.

La gran característica esencial del Estado es la soberanía, que en su aspecto interno la facultad para imponer sus decisiones a la población ubicada dentro de su territorio. Esa facultad no es infinita en el espacio, tiene un límite a partir del cual ya no puede ser ejercida, sea por el motivo que sea (en general, porque comienza otro estado). En la Antigüedad más remota, la frontera no era una línea bien delimitada, sino que la soberanía del Estado se iba lentamente diluyendo desde el centro a las periferias (ya veremos que esto, en cierta forma, continúa siendo así).

Los grandes imperios de la Antigüedad Tardía decidieron tener una política de fronteras activa. Así, el Imperio Romano marcó límites claros que separaban a la “civilización” de la “barbarie”: límites claros y sencillos de defender, como los grandes ríos Rin y Danubio. En aquellos lugares donde no existían límites naturales fáciles de defender, los construyeron (la Muralla de Adriano es el ejemplo más claro) y estacionaron sus legiones en esos lugares. Su política era de “fronteras cerradas”, intentar que no ingresen bárbaros del exterior que puedan desestabilizar al Imperio, ya que no tenían un gran interés ni en comerciar ni en interactuar con ellos (esto no implica que el comercio no haya existido, pero no fue ni fomentado ni fue en modo alguno importante). Al final del Imperio, con el aumento de las presiones bárbaras, las zonas de frontera se organizaron como distritos militares, bajo el mando de un Dux Limitis.
Muralla de Adriano.

Argentina

Podríamos seguir con otros ejemplos, pero vamos a nuestro país. 

El poblamiento del territorio por parte de la colonización española se llevó a cabo mediante la fundación de ciudades, que irradiaban su soberanía sobre el territorio aledaño, pero, más allá de él, era tierra de nadie, poblada por bandas de indígenas sin organización estatal. 

Ya desde la Colonia y mucho más a partir de la Independencia, ocurrió la gran gesta que fue la ocupación del territorio: colonos iban avanzando y empujando la frontera, con gran riesgo para ellos y sus familias. Verdaderos pioneros que fueron los constructores anónimos de este país. 

A mediados del siglo XIX, este avance fue colisionando con el territorio ocupado por los indios, ya mucho más numerosos y organizados, y el choque fue inevitable. 

En nuestras historias hay una gran cantidad de relatos sobre este período: La Cautiva, el Martín Fierro y tantos otros que narran sobre la vida en la frontera, sus peligros y sus características.
Corrimiento de la Frontera de Buenos Aires.

Con la organización del Estado, se reconoció la importancia de tener una política clara en las fronteras: el viejo art. 67 inc. 15 de la Constitución señalaba como atribución del Congreso: “Proveer a la seguridad de las fronteras; conservar el trato pacífico con los indios y promover la conversión de ellos al catolicismo”. 

En este breve artículo se ven los dos puntos fundamentales de la estrategia fronteriza: asegurar la soberanía del Estado hasta los límites y llevar nuestra cultura a regiones donde la luz emanada de las grandes ciudades era difusa.
14 de marzo, Día de las Escuelas de Frontera,
en conmemoración de la ley 15924.

Después de la Conquista del Desierto y de la efectiva ocupación de todo el territorio desapareció la frontera con el indio y aparecieron las fronteras con nuestros países vecinos. En ese marco, la cuestión fronteriza pasó a ser una cuestión de defensa nacional y encomendada al Ejército, que fundó fuertes y pueblos, colonias a lo largo de la frontera. Las escuelas y las parroquias de frontera procuraban llevar nuestra cultura y nuestra nacionalidad a estos lugares tan alejados, inculcando sentimiento de pertenencia y efectivizando la presencia del Estado.

Normativa

La primera legislación específica sobre el tema fue el decreto-ley 15385/1944 que creó las Zonas de Seguridad de Fronteras, donde se ejercían una serie de poderes exorbitantes a través de un organismo llamado la “Comisión de Zonas de Seguridad”. Entre ellos estaba la policía de radicación, el ejercicio de la seguridad pública por la Gendarmería y la Prefectura Naval, la prohibición para los extranjeros de tener tierras, etc. 

En 1970 esta ley se complementó con la 18.575, que creó las “Áreas de Desarrollo de Frontera”, para procurar su poblamiento y desarrollo económico (estas zonas pueden verse en el mapa en: http://www.ign.gob.ar/zona-de-seguridad-de-frontera). (*)

En 1980 se dictó la ley 22.352, que creó los Centros de Frontera, complejos ubicados en los pasos y zonas habilitadas para el ingreso al país, bajo el mando de la Superintendencia de Fronteras, ubicada en la órbita del Ministerio de Defensa (órgano finalmente disuelto en 1996), con el objeto de coordinar todas las actividades que deben ser realizadas en los pasos fronterizos. Finalmente, la Comisión Nacional de Fronteras fue recreada en el año 2017.

Características

La Argentina (exceptuando a la Antártida) tiene unos 9376 km. de fronteras, de los cuales se reparten 495 km. con el Uruguay, 1132 km. con Brasil, 1699 km. con Paraguay, 742 km. con Bolivia y unos 5308 km. con Chile. Con los primeros tres países la frontera es primordialmente fluvial (excepto una pequeña zona en Misiones) y con Bolivia y Chile es terrestre.
áreas de Frontera,
Instituto Geográfico Nacional,
http://www.ign.gob.ar/zona-de-seguridad-de-frontera.

La función fundamental del Estado en la frontera es la vigilancia y el control: controlar que el ingreso y el egreso de personas o bienes se realice de acuerdo a las leyes locales. Por esa razón se habilitan determinados lugares para realizar los trámites de ingreso y así simplificar el trabajo. Al mismo tiempo se debe vigilar que no se utilicen pasos clandestinos. En toda esta frontera hay 237 pasos habilitados de personas o mercaderías: 154 terrestres, 44 puertos de ultramar y 39 aeropuertos internacionales. De los 154 terrestres, 74 son con Chile, 39 con Paraguay, 22 con Brasil, 14 con Uruguay y 5 con Bolivia.

Entre las diferentes actividades que deben ser realizadas en los pasos y las zonas de frontera están: la vigilancia para evitar entradas clandestinas, el control de la documentación de las personas que ingresan, el control de las mercaderías evitando infracciones a las leyes aduaneras, el control fitosanitario de animales y plantas, el control sanitario de los humanos que ingresan, la represión de los delitos que se cometen, etc.

A diferencia de otros países, que concentran toda la actividad de control en una sola agencia, en la Argentina está repartida entre numerosos organismos: las Fuerzas de Seguridad (Gendarmería Nacional, Prefectura Naval, Policía de Seguridad Aeroportuaria), la Dirección General de Aduanas, el SENASA, la Dirección Nacional de Migraciones y otras.

Situación actual

Esta breve descripción de la problemática nos lleva a preguntarnos: ¿nos estamos ocupando de las fronteras? Yo vivo en Buenos Aires, ¿en qué me afectan los problemas de esa zona?

A diferencia de muchos países que buscan crecer hacia sus límites, nosotros nos hemos concentrado en Buenos Aires. Hemos creado un monstruo de quince millones de habitantes, una gran parte pauperizados, tomados por la droga y por los punteros políticos. 

Una situación creada especialmente para que los políticos puedan sostener su control del país, teniendo a mano y cerca millones de votos que los legitiman y que compran con dádivas. 

En el marco de los reclamos por el aumento de la criminalidad, se han desafectado a miles de miembros de las Fuerzas de Seguridad especializadas en fronteras ubicándolas en zonas urbanas, para las cuales no tienen preparación. Al mismo tiempo, la legislación migratoria se ha hecho laxa y los controles son cada vez menores. La coordinación entre los diferentes organismos es casi inexistente y el estado edilicio de los pasos fronterizos muchas veces es paupérrimo

Sobre este último punto es importante hacer una aclaración: el ser humano es un animal que no se comunica sólo con palabras. Los símbolos y lo visual también comunican y el poder de un Estado muchas veces no es solamente el real o efectivo, sino la capacidad de comunicar con personal bien vestido y con edificios solemnes y en buen estado (**).

No por esto hay que dejar de reconocer el trabajo que hacen gendarmes, maestros y otros empleados que muchas veces resultan la única manifestación de soberanía en los lugares más apartados de la geografía nacional. Este artículo es para reconocerlos a ellos y para crear conciencia de ese trabajo, conciencia en el pueblo y en los dirigentes.

Propuestas:

Para finalizar, un par de apreciaciones de carácter personal.

- A diferencia de lo expresado por muchos que desean (con razón) endurecer las leyes migratorias o combatir más eficazmente el narcotráfico, la Argentina no debe ser un país de fronteras cerradas. Deben estar abiertas al turismo internacional, a las mercancías, debemos exportar y generar riqueza. Tenemos que colaborar con nuestros vecinos y no encerrarnos. Esto no implica fronteras descontroladas. El control debe ser estricto, las normas claras. Aquél que venga a visitar o a trabajar, debe ser bienvenido. El que venga a delinquir, expulsado.

- Es fundamental que las Fuerzas de Seguridad especializadas en esta área tan compleja sean destinadas a su jurisdicción original. La lucha contra la droga en Puerta de Hierro se debe pelear en Yacuiba.

- Se deben crear programas de incentivos para que maestros, médicos, y otros profesionales se radiquen en estas áreas. Se deben fomentar las riquezas y las producciones regionales. Alberdi decía “gobernar es poblar”. Nuestra política en las fronteras no debe ser sólo de seguridad, debe ser demográfica.

- Por último, se debe comunicar la importancia para un país de sus fronteras. Nuestra gente, la que vive en las grandes urbes, debe conocer qué se hace allá a lo lejos y no sólo cuando cruza la frontera para ir de turista. Nuestra Nación se construye a partir de sus límites.

* * *
 

Agradecemos la difusión del presente artículo:

* * *

(*) Nota de RestaurAR: El plan trienal del gobierno electo 1973-1976, en su capítulo sobre población, plantea la necesidad de poblar las zonas de frontera y la necesidad de que sus habitantes, preferentemente, no sean extranjeros. http://www.ruinasdigitales.com/revistas/Plan%20Trienal.pdf Pág. 58:

"Política de población
De lo anterior resulta la necesidad de establecer una clara política de población, que corrija las deficiencias señaladas y contribuya al proceso de ocupación e integración del espacio nacional, como acciones que trascienden el horizonte temporal de este Plan, y que pueden sintetizarse:
- reducir la mortalidad.

- aumentar la natalidad.
- aumentar y orientar la inmigración.
- reducir la emigración.
- crear condiciones que contengan las migraciones internas que afectan a las provincia del Noroeste, Noreste, Centro y Cuyo.
- promover migraciones externas e internas hacia dichas provincias y las del sur de la República.
- poblar la zona de frontera, preferentemente con argentinos".
(**) Nota de RestaurAR: Sobre la importancia de los edificios y su mensaje desde el estado a la sociedad, recomendamos el libro "Una escuela dentro de una escuela", de Mónica María Maldonado.

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