TERRORISMO DESDE EL ESTADO

El virus como enemigo invisible nos obliga a todos, esto es, a los que no son políticos a seguir renunciando a la normalidad

Autoras: @J77Jimena y @betsiebook

¿Por qué pareciera que es «intocable» el Presidente cuando no le alcanza con infundir miedo, terror, sino que amenaza con apretar un «botón rojo»?

Empecemos por hacer una salvedad, no estamos hablando de terrorismo de Estado, ese fetiche los que añoran los 70 creyendo que si ellos hubieran estado ahí las cosas seguro eran diferentes, ni el que recuerdan con pasión aquellos que se escondieron bajo la cama pero hoy se presentan como los grandes revolucionarios y mártires de los derechos humanos.


El terror
Aquí hablamos de este terror que pretende infundir quien se encuentra hoy a cargo del poder ejecutivo, el Presidente de la Nación. En este contexto de pandemia, donde un virus cuya letalidad no llega al 2% de los casos, se nos machaca que ante el mínimo signo de libertad todos vamos a morir. Que quien insista con ver a sus amigos o a sus padres, a sus afectos o a sus parejas son poco menos que seres deshumanizados incapaces de comprender que su sola presencia es letal para terceras personas.

Este discurso que se viene reiterando cada vez con más fuerza cuanto más desgastado se acompaña con imágenes de archivo y campañas de divulgación de artistas demasiado bien pagados insistiendo con que debemos comprender que se trata de un virus mortal, mortal, mortal. Tan mortal que ya hay más de 200.000 personas recuperadas sólo en la Argentina y apenas 5000 muertos (si le hacemos caso a las estadísticas oficiales).

Llevamos 148 días de lo que los políticos llaman un «esfuerzo enorme» de la sociedad (ellos hasta ahora no han hecho ninguno, ni siquiera el «demagógico» gesto de bajarse el sueldo).

El propio discurso de la razón por la que debemos hacer sacrificios en este contexto ha ido cambiando. Inicialmente nos decían que los días de encierro tenían por finalidad «ganar tiempo» para preparar el sistema de salud. A esta altura de las cosas el tema no está resuelto. Y día por medio debemos escuchar a los doctores muerte diciendo que mañana el AMBA se queda sin camas de terapia intensiva. Sin embargo, si observamos la información que el propio estado emite, apenas unas pocas plazas están ocupadas por pacientes con C19.

Después pasamos al discurso de «cuidar la vida», porque «la vida» es más importante que la economía, que la salud mental, que la familia, que los afectos. En resumen «la vida» es más importante que la vida.


El virus como enemigo invisible nos obliga a todos, esto es, a los que no son políticos a seguir renunciando a la normalidad. Hay que adaptarse, sacrificarse, comprender que si haces una reunión con dos amigos más sos un terrorista bacteriológico pero si te juntas a cenar con cinco miembros de tu partido estás pensando en el bien de la comunidad.

«Veo un sistema de medios que permanentemente alienta la libertad y no está en discusión la libertad de la gente, todo el mundo es libre pero la primera condición para serlo es estar vivo», dijo el presidente en una de sus múltiples y cada vez menos útiles apariciones televisivas.

¿De qué medios habla cuando el 80% de ellos sólo repite que debemos quedarnos en casa, no como ellos que deben sacrificarse concurriendo a un estudio de televisión a conversar cuál adolescentes en el patio del colegio? De qué libertad habla cuando se machaca con que «la vacuna es la cuarentena» y que «quedarse en casa» es lo único que podemos hacer. Salvo que seas político o periodista.


¿De qué libertad habla cuando gobierna con facultades extraordinarias y una cuasi suma de poder público sin respetar la división de poderes y todo el tiempo avasallando derechos individuales?

¿De qué libertad habla cuando a pesar de tener prohibido legislar en material penal crea el delito de realizar reuniones sociales y familiares pretendiendo restringir y regulando conductas dentro del ámbito más privado de la intimidad, avasallando la autonomía de las personas y sus derechos personalísimos?

¿De qué libertad habla cuando interrumpe la debida observancia de la CN?

¿De qué libertad hablan todos los políticos cuando pretenden que es cuasi atentatorio de la democracia convocar y participar de una simple marcha para reclamar por nuestros derechos, por el respeto a las instituciones y por recuperar aquello que nos es arrebatado? Nuestro derecho a circular, a realizar nuestro plan de vida sin injerencia indebida del Estado todopoderoso.

Cada vez somos más los que estamos hartos de este terrorismo desde el Estado.

Porque no se engañen, eso es lo que estamos viviendo. Un Estado que pretende dominarnos y controlarnos a través del temor.

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Agradecemos la difusión del presente artículo:    

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