24
Para que jamás se sepa la verdad ... no vaya a ser que se filtre por las hendiduras.
Hoy, 24 de marzo, es feriado en Argentina.
Es un feriado raro. ¿A quién se le ocurre festejar un golpe de estado?
Un golpe de estado es un episodio luctuoso en un país. Nada que festejar ahí.
Hay tantas incongruencias hoy que son difíciles de desgranar. Trataré de ser metódica.
Un golpe de estado es algo malo, feo. Por lo tanto no hay nada que festejar y por lo contrario sí que lamentar. ¿Qué queda, festejar el atentado a la AMIA? Es un día de duelo, no de festejo. Lo que es tan obvio con la AMIA ¿por qué no lo es con el golpe de estado de 1976?
El golpe de estado fue el 23 de marzo de 1976, no el 24. ¿O qué otra cosa es secuestrar a la presidente constitucional electa por el voto popular si no es un golpe de estado? ¿Cuál será la definición del término “golpe de estado” para esta gente si semejante acción no los inmuta? El 24 es la fecha del primer comunicado del gobierno de facto. Pareciera que los progres se enteraron del cambio de régimen porque se les comunicó fehacientemente, caso contrario, seguían con sus vida como tal cosa. No fue así para la presidente de la Nación (presa), al igual que numerosos gobernadores, legisladores y otros funcionarios, los cuales estuvieron presos varios años y no se enteraron por la radio. ¿O será que no quieren darle crédito alguno a la presidente María Estela Martínez? Y en ese caso, ¿por qué? ¿Porque ordenó recuperar Tucumán; porque continuó con la persecución contra las organizaciones armadas?
Llaman la atención (o a mí me llama la atención) el lenguaje corporal, las declaraciones y los gestos que siempre acompañan esta fecha, ya sea por las autoridades como por los representantes de los reclamantes, autotitulados defensores de DDHH - lo que hemos puesto en discusión más de una vez. Se autoperciben defensores de DDHH y ya sabemos que la autopercepción se ha vuelto induscutible. No séra una cosa insignificante como la verdad lo que disuada esto. Si uno ve fotos o filmaciones de por ejemplo el presidente con madres o abuelas de Plaza de Mayo, se abrazan, sonríen, festejan. Son gestos más apropiados para la selección argentina de fútbol que logra pasar a semifinales, que para quién recuerda una fecha supuestamente dolorosa. Y creo tener la respuesta a esto. En primer lugar, festejan que ganaron. Lo que demuestra que todos los reclamos de “justicia”, “verdad”, etc. fue, verdaderamente, lawfare. No el primer caso en la Argentina y no ciertamente el último, pero sí el más masivamente aplicado. En segundo lugar, festejan que existen. No en el sentido en que están vivos (o en este caso, vivas), sino que tienen preeminencia política. Hay actos, hablan, les hacen reportajes, el presidente de la Nación las abraza, le dedican tiempo en la TV. Existen. Como una antigua diva de Hollywood a la que le dedican una vez al año minutos de televisión o le dan el Oscar a la trayectoria. Y acá pasamos al tercer punto de la razón del lenguaje corporal festivo: el dinero.
Dinero. Voy un paso atrás antes de hablar de dinero. ¿Qué esperaría uno de un gobierno - cualquiera - en un aniversario de un golpe de estado? En un país psicótico, neurótico y enfermo como el nuestro, cualquier cosa. ¿En otro país un poco más normal? Contrición, mesura, ánimo de cerrar heridas, voluntad de no repetir errores, sanar, curar, enmendar. Todo lo que necesita una sociedad para crecer. Nada de esto sucede. No está en el plan de los presidentes (tal vez excepto Menem, que sí estuvo preso a diferencia de todos los otros a los que no les tocaron ni una uña o en el caso de Kirchner que hizo un montón de plata en los años de plomo). ¿Y por qué? Porque detrás de este constante machaque de “desaparecidos”, “30.000”, “plan sistemático”, “robo de bebés”, “vuelos de la muerte”, etc., hay un dineroducto gigante y que hay muchas personas que no quieren que se seque. Y para que no se seque, el conflicto real o supuesto debe seguir en el escenario. Porque - saben bien - el día que se acabe el batifondo, los actos, los programas, las entrevistas en Canal Encuentro, las anécdotas verdaderas o inventadas, el dinero se va a reducir. Y ninguno de los beneficiarios quiere que suceda. De ahí la energía puesta a que el tema esté presente siempre. Y vean que hay un mar de diferencia entre un sindicato respetando la memoria de sus compañeros muertos o desaparecidos, siempre hecho con clase y congoja, a los actos de rock, baile y banderines de la izquierda. Y esto es la diferencia entre quienes sufrieron y quienes reciben la plata. ¿Cuál es el dinero? Primero fueron remesas desde el exterior (millonarias) para mantener viva la llama de las diferentes asociaciones creadas ad hoc. Plan que comenzó el presidente de EEUU Carter, pero eso es para otro día. Luego empezaron a recibir dinero del gobierno. Que se multiplicó. Ha dinero nacional, provincial y hasta municipal. Hay secretarías de DDHH con sueldos y estructura en casi todos los niveles. Luego estuvieron las indemnizaciones. Primero por fallecimiento, luego por cárcel y finalmente por exilio (incomprobable, prácticamente contra declaración jurada). Además están los juicios. Esto incluye fundaciones o asociaciones civiles constituidas como querellantes, que al final de los juicios por “lesa” cobran costas, indemnizaciones a las víctimas, pago de viáticos a los testigos, y pagos extras a los jueces (respecto al resto de los juicios). Todo confluye a que los juicios se extiendan días y días. Porque cada día es clink-caja. Así que creo que parte del festejo es las endorfinas de estar frente a las cámaras y la otra parte es las endorfinas que produce el saldo de la cuenta bancaria.
Pero creo que detrás de este culto a lo sucedido hay otra razón, más profunda. Llama la atención que los más extrovertidos sean los radicales, que no sufrieron bajas o fueron muy pocas y que sí fueron grandes colaboradores del régimen de facto al que aportaron ministros, funcionarios en todos los niveles y decenas de intendentes; o la izquierda, que casi no sufrió bajas. El Partido Comunista Argentino apoyó al gobierno de Videla desde el primer momento, y el resto de los partidos socialistas y trotskistas lo desaprobaron pero se escondieron y no tuvieron mayores inconvenientes. Las víctimas fueron sindicalistas, en particular de base, muchos funcionarios del gobierno depuesto, comenzando por la presidente María Estela Martínez, pero también por varios ministros como Vázquez o Cafiero, confinados por años y militantes de base en todo el país. También integrantes de organizaciones armadas sediciosas, pero eso es otro cantar, porque su supresión fue decidida por el General Perón en su discurso luego del copamiento del Regimiento de Azul. Lean lo que dijo. Así que los que sufrieron, prefieren dejar atrás lo sucedido y los que lo vieron por televisión, fingen haber sido protagonistas, con el fervor del converso. Ummm, raro.
Y este punto 6 en realidad es un 5 bis. Lean “Tema del Traidor y del Héroe”, de Jorge Luis Borges. Todos los “juicios de lesa” (excepto el primero de ellos), todos los reportajes de Canal Encuentro, todo lo publicado, es un cuidadoso guión, del cual sus protagonistas originales o advenedizos no están autorizados a apartarse. Todo es cuidado hasta el más mínimo detalle. ¿Por qué? Para que jamás se sepa la verdad. Qué nunca sepamos quién delató a quién, quién vendió a quién, quién era un infiltrado o un agente o un soplón, o siempre fue uno de los otros implantado. O que los Montoneros recibían armas de la Armada o del gobierno británico, por ejemplo. Por eso no se despegan del libreto, porque quieren tener el control absoluto sobre lo que se dice, no vaya a ser que la verdad se filtre por las hendiduras. Siempre me pregunté por qué el IRA está lleno de historias de traiciones, de peleas, de delaciones, de fuegos cruzados y nosotros no. Por qué la historia irlandesa suena tan real y la nuestra tan...guionada. La respuesta es clara: está guionada.
Así estamos, sin verdad y sin justicia.
Postadata: pido disculpas por la prosa rápida y desprolija. Ustedes merecen algo mejor.
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