EL MUNDO NECESITA MÁS MADRES
Madre e Hijo, Gustav Klimt, detalle. |
Una sociedad sin familias es una sociedad vulnerable. En fin, una sociedad más fácil de controlar.
El mundo de hoy le pide a la mujer que se “realice profesionalmente”. Me pregunto qué significa esta expresión para muchas mujeres. Indirectamente existe una exigencia a que la mujer debe destacar en su trabajo o estudios porque de lo contrario, es víctima de un sistema patriarcal.
Para ser socialmente aceptada la mujer debe estar “empoderada”. Se impone un perfil de mujer que se mantiene sola, dedica su vida a su carrera profesional y explota de lo que hoy tanto esta de moda: “amor propio”.
No se habla de esas mujeres que están incómodas con la idea. Las mujeres que no sueñan con ser empresarias o tener varias carreras de grado ¿por qué no hablar de estas mujeres? Las mujeres que tienen otros anhelos en la vida como el tener una familia y ocuparse de ella. Las que quieren cuidar de sus maridos y sus hijos y dedicar su vida a eso.
Personalmente, fui criada por una madre que entregó su vida entera a sus hijos y marido. Una madre que fue capaz de olvidarse de sí misma con alegría y dar gratuitamente a sus hijos una casa llena de contención, amor y, sobre todo, libertad. Como hija quiero transmitir lo que recibí. Creo que transmitir este modelo de madre es muchísimo más trascendente que ser exitosa laboralmente.
Lo que es interesante es que el modelo de sociedad actual ya está armado para que la mujer sí o sí tenga que trabajar, porque con el sueldo de uno ya no alcanza. Así, de a poco, van quedando hijos que se crían solos o parejas que directamente no tienen hijos. Una sociedad con menos familias. Y peor aún, menos madres.
Una sociedad sin familias es una sociedad vulnerable. Una sociedad alienada. Llena de gente sola y rota. En fin, una sociedad más fácil de controlar. Por eso quiero destacar la trascendencia de estas madres: una mujer que tiene una familia y dedica su vida a su cuidado crea una fuente de amor indestructible. El núcleo más pequeño de una sociedad depende de estas mujeres. Si el núcleo es fuerte, la sociedad se construye más libre y buena. Con gente más segura, despierta, no tan influenciable ni tan vulnerable. Gente que transmite la fuerza y el amor de sus madres a sus hijos.
Desgraciadamente, son pocas las mujeres que dedican su vida a su familia. Ya sea porque económicamente es imposible o porque les hicieron creer que ser ama de casa es poca cosa.
Esperemos que el mundo se plague de estas mujeres tan necesarias.